Por temor a Schoklender, Capitanich vigila la estatización de la Universidad de las Madres

La envió a la comisión de su senador, que no tuvo quórum. Chaco recibía viviendas de la Fundación de Hebe.
Jorge Capitanich exigió hace un mes que el proyecto para estatizar la Universidad de Madres de Plaza de Mayo fuera encabezado por la Comisión de Educación, presidida por su coterráneo Eduardo Aguilar, el dirigente de su mayor confianza según quienes lo conocen.

El apuro no fue casual: cuando fue gobernador el ahora jefe de Gabinete fue de los más beneficiados con las viviendas que construía la Fundación de Madres de Plaza de Mayo con la coordinación de Sergio Shocklender, acusado de enriquecimiento ilícito por esas operatorias.

El proyecto ingresó en diciembre en el paquete de extraordinarias y había quedado con la comisión de derechos y garantías como cabecera. Pero cuando lo advirtió el jefe de Gabinete hizo gestiones urgentes para dejar todo en manos de Aguilar.

Lo que siguió alimentó todo tipo de especulaciones: el plenario de comisiones se quedó dos veces sin quórum, la última por la falta de siete senadores oficialistas, cuatro de la Comisión presidida por el ladero de Capitanich.

Aníbal Fernández logró reunir a la Comisión de Presupuesto y darle dictamen, pero ahora la de Educación y la de Garantías se reunirán mañana para hacer lo propio de una buena vez.

Si no lo logran será casi lo mismo: el reglamento permite emitir un dictamen en minoría si la comisión lo intenta tratar por tercera vez.

«Cuando decidieron pasarlo a la Comisión de Aguilar convocaron al plenario a los pocos días y se quedaron sin quórum. Lo querían aprobar rápido y no pudieron», interpretó un senador radical.

Aníbal fue el más interesado en que el proyecto se aprobara. Intentó incluirlo en diciembre en la última sesión del año, con la excusa de evitar una sesión en febrero que nunca llegó.

Y en el último plenario protestó delante de todos por la incapacidad de Aguilar para juntar quórum.

Los puntos oscuros

La decisión de estatizar la universidad de las Madres incomoda a Capitanich por ser junto al santiagueño Gerardo Zamora el gobernador que más viviendas recibió de la Fundación administrada por Schoklender.

Lo advirtió un reciente informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), que responsabilizó a los gobernadores por la ejecución de las obras.

En 2011, la Comisión de Vivienda de Diputados, presidida por el radical Hipólito Faustinelli, investigó el tema y detectó que Capitanich y Zamora habían liquidado los fondos mediante unidades ejecutoras, una maniobra legal que permite evitar la inspección de los Tribunales de Cuentas locales, que suelen tener representantes de la oposición.

“Toda esa información la tienen los jueces Norberto Oyarbide y Marcelo Martínez Giorgi. La principal irregularidad es que el financiamiento estaba destinado a casas particulares y se hicieron con el sistema M2 italiano, que es más barato”, recordó Faustinelli a LPO.

“Esto no significa que haya habido delito de los gobernadores, porque el dinero era girado desde el Ministerio de Planificación a la Fundación y de ahí a provincias y municipios. Lo que sí hizo Capitanich y nos reconoció es evitar controles de su Tribunal de Cuentas”, explicó.

La cuestión, en ese caso, sería saber donde fue a parar el presunto sobrante de dinero que tuvo la fundación y la Universidad pudo haber sido uno de esos destinos.

Patricia Alonso, la ex secretaria de la Fundación, declaró en su momento que una de las vías de financiamiento de la Universidad de las madres era “la venta de paneles” construidos en una fábrica propia. El propio Schoklender podría dar cuenta de eso si algún senador lo consulta.

Es por eso que la UCR quiere conocer sus balances y saber si efectivamente utilizó dinero de la Fundación que no pueda justificarse.

El radical Luis Naidenoff, presidente de la Comisión de Derechos y Garantías, ya le pidió a Capitanich los balances de la fundación. No se los dio.
lapoliticaonline.com

Capitanich salió en defensa de Abal Medina, Schoklender y Bonafini

Capitanich
Dijo que el ex jefe de Gabinete es una «persona honorable» y cuestionó el informe de la Auditoría General de la Nación que reveló un desvío de fondos por parte de la Fundación de Madres de Plaza de Mayo.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, defendió hoy a su antecesor Juan Manuel Abal Medina y al vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, al sostener que «son personas honorables» y «han actuado con buena fe y responsabilidad en sus funciones», por lo cual «clarificarán los interrogantes» de la Justicia.

También descalificó categóricamente el informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) que reveló un desvío de fondos millonario por parte de la Fundación Madres de Plaza de Mayo en la construcción de viviendas sociales y advirtió que ese organismo «es inconsistente» y «una herramienta de oposición política».

Capitanich se refirió a la citación a indagatoria para Abal Medina y Scoccimario que ordenó el juez federal Claudio Bonadio, bajo la acusación de presunta malversación de caudales públicos por la difusión de una propaganda en el ciclo «Fútbol para Todos» (FPT).

Por otra parte el jefe de Gabinete consideró «carente de rigurosidad» ese estudio de la AGN y denunció que el único objetivo que tiene «es atacar al Gobierno nacional».
Respecto de las graves irregularidades que el informe de la Auditoría detectó en el caso de Chaco, el funcionario nacional -gobernador de esa provincia en uso de licencia- aseguró que en su territorio los recursos enviados por el Estado han sido «bien empleados» y las viviendas que «se han construido» son de «muy buena calidad»».
perfil.com

New Judge for Schoklender brothers case

SchoklenderFederal Judge, Marcelo Martínez de Giorgi has been designated to investigate the Schoklender brothers in a diversion of funds case, after Magistrate Norberto Oyarbide was forced to resign from the investigation by a Federal Chamber decision.

Judicial sources informed that Martinez de Giorgi already has in his power part of the documentation of the case.

Last week, Judges Eduardo Farah and Jorge Ballestero cancelled Oyarbide’s responsibility in the case, after considering that he took general imputations and did not state precisely the accusations against both Pablo and Sergio Schoklender, as well as the other people indicted.

Martinez de Giorgi was carrying on another investigation, also related to public funds, that supposedly were received by the Madres de Plaza de Mayo Foundation, as part of the “Shared Dreams” project.

The Judge requested General Auditor Leandro Despouy to determine the value and amount of the social housing constructed by the Foundation with public funds.

Source: Buenos Aires Herald

Sueños Compartidos a «fojas cero»: según su abogado, Hebe está «afligida»

SchoklenderAdemás, dijo que apelarán la decisión de anular el procesamiento a los hermanos Schoklender.

El abogado de Madres de Plaza de Mayo, Eduardo Fachal, reveló que Hebe de Bonafini, titular de la Fundación, está «afligida» por el fallo que anuló los procesamientos de Sergio y Pablo Schoklender.
«Ella está mal. Nosotros nunca esperamos esta resolución», amplió el letrado en declaraciones radiales. Además, dijo que apelará la decisión de la Sala I de la Cámara Federal.
«Nosotros creemos que había pruebas suficientes como para mantener el procesamiento de los hermanos. Se dictaron cuatro procesamientos de personas que creemos que ocupaban puestos clave en la desviación de fondos», dijo Fachal.
El letrado también deslizó que podría haber intenciones políticas detrás del fallo. «Yo soy un técnico, pero me resulta muy extraño».
«A mí hay cosas que no me notificaron y recién presenté el escrito el jueves anterior al comienzo de la feria; la Cámara se expidió en cinco días hábiles y me parece que esta resolución ameritaba un análisis mayor», cerró.

Fuente: TN

Oyarbide ordenó un careo entre Schoklender y Hebe de Bonafini

El juez federal Norberto Oyarbide ordenó para el 21 de mayo la realización de un careo entre la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y el ex apoderado de la Fundación Sergio Schoklender, en la causa en la que se investiga el desvío de fondos millonarios destinados a la misión Sueños Compartidos.

Por otra parte, dos días después (el 23) habrá otro careo entre Schoklender y Felisa Miceli, ex ministra de Economía de Néstor Kirchner y directora del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de Políticas Públicas (CEMOP) de las Madres, recientemente condenada a 4 años de prisión por el caso de la bolsa con dinero hallada en su baño del ministerio, informó la agencia DyN en base a fuentes judiciales.

El ex apoderado fue beneficiado el 7 marzo con la excarcelación, pero sigue procesado como jefe de una asociación ilícita. Para Oyarbide, Schoklender era el líder de la banda. «Tenía el control absoluto del dinero que entraba a la Fundación y lo usaba sin control alguno», escribió el juez en el fallo donde procesó a un total de 44 personas.

Una semana antes habían sido liberados excarcelados Pablo Schoklender y el contador Alejandro Gotkin, acusados de ser organizadores de la asociación ilícita.

En su declaración como testigo ante Oyarbide, en febrero, la titular de Madres de Plaza de Mayo aseguró que los hermanos Schoklender fueron los únicos responsables del desvío de fondos. Dijo que “se afanaron todo” y que la “usaron” para firmar decenas de actas y contratos.

Fuente: Clarìn

¿QUE HIZO VERBITSKY DURANTE «LA DICTADURA»?

¿QUE HIZO HEBE? :  IMPROVISÓ UN BAÑO DETRÁS DEL ALTAR DE LA CATEDRAL …

Las preguntas pueden llegar al Infinito, sin embargo, publicamos solo  5 carpetas, de las 7 carpetas  de Horacio Verbitsky y su relación estrecha con la Fuerza Aérea , sindicado como «gost write»  de la Junta Militar. Y el poder que ostenta. Por Publicar esto documento Verbitsky convenció a Néstor Kirchner para que la Justicia me allanara con el objeto de ver que información tenía de él y del atentado de AMIA, pero eso es otro tema.

Lo que sigue son documentos exclusivos de Seprin,  que ningún medio se atreve a exponer,  como fue en el Caso HEBE-Schoklender, tuvieron que pasar 5 años para que los medios se dieran cuenta de los cheques sin fondos y las estafas. Es realmente injusto la falta de reconocimiento de otros medios de prensa. No obstante, solo el lector es Juez de estas verdades:

Estas son las carpetas de Verbitsky donde abundan documentos que lo comprometen con el Gobierno Militar.

 

 

LAS CARPETAS DE VERBITSKY

 

Siempre Criticó a la Empresa Mercedes Benz por haber presuntamente entregado a Gremialistas a los militares. Extraño por cierto tiene la obra social de esa empresa del «Personal Superior» y también tiene la obra social del Hospital Alemán, extraño para quien trabajo para el «Congreso Mundial Judío» según su Historia Laboral de ANSES.
Verbitsky para nada es Pobre, aun sin tener propiedades a su nombre , maneja una caja de 20 millones de pesos, y otro tanto su Hijo . Los dólares de Verbitsky y el CELS
VERBITSKY Y LOS MONTONEROS  Como sus camaradas lo denuncian por cobarde y entregado.  Metió Bombas que hizo detonar antes matando mas inocentes que los estimado en el ataque
VERBITSKY Y EL PROCESO MILITAR.Aquí no sólo se observa su participación en el Libro de la Fuerza aere, sino además que trabajo para la Fuerza Aérea y muestra documentos de la Dictadura donde «resuelven» pagarle 3 millones de pesos moneda nacional por sus servicios. Tenía una Oficina en Paraguay Y Florida. Nunca estuvo en la clandestinidad.

 

Verbitsky y su relacion con el Gobierno y el poder que profesa dentreo de la SIDE, Ministerio de seguridad, defensa- Y muestra que seria agente del Mi6. Nombro a su sobrina que es inglesa hija de un diplomático ingles , agente del mi6 . Obligando a la Presidenta a Sacar un decreto especial para nombrarla en una área sensible en Defensa y Luego en Seguridad.

 

 

 

 

¿QUE HIZO HEBE?

Entre los insultos, Hebe de Bonafini le tomo la Catedral a Bergoglio,  e improviso un baño detrás del Altar de la Catedral .

De los Archivos de Seprin:

 

 

 

30 Jan 2008-13:07
INCREÍBLE : BONAFINI USO EL ALTAR DE LA CATEDRAL COMO BAÑO
La Información la reproduce la propia Agencia TELAM y EFE.  

“Nos vamos a quedar aquí hasta que Macri devuelva el dinero que no le corresponde. Queremos que la gente sepa que las Madres estamos aquí. Nos clausuraron los baños de la catedral y tuvimos que improvisar uno, detrás del altar”, había señalado Hebe de Bonafini, titular de la organización y una de las ayunantes.

 

 BUENOS AIRES, 29 DE ENERO 2008. Un grupo de seis Madres de Plaza de Mayo, encabezado por su presidenta Hebe de Bonafini, habían iniciado hoy un ayuno dentro de la Catedral Metropolitana, en protesta por la falta de entrega de fondos estatales destinados a sus proyectos de viviendas populares en la capital argentina.

“Nos vamos a quedar aquí hasta que Macri devuelva el dinero que no le corresponde. Queremos que la gente sepa que las Madres estamos aquí. Nos clausuraron los baños de la catedral y tuvimos que improvisar uno, detrás del altar”, había señalado Hebe de Bonafini, titular de la organización y una de las ayunantes.

En su protesta Bonafini sostuvo que el gobierno de Macri retuvo 3,4 millones de pesos girados por el Ejecutivo nacional para el pago de salarios de más de 1300 trabajadores y la compra de materiales en diversas obras impulsadas por la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

Respuesta de Michetti la vicejefe de gobierno porteño, Gabriela Michetti, había asegurado hoy que “las Madres de Plaza de Mayo obtendrán los fondos del gobierno porteño una vez que hayan cumplido con los pasos legales correspondientes”. De esta forma, la vicejefe respondió a las demandas de la agrupación.

Michetti también había señalado que “el gobierno porteño no tiene nada en contra de la organización Madres, simplemente esta agrupación deberá cumplir con la instrumentación legal que se le exige a cualquier empresa constructora que trabaje con la Ciudad”.

Y agregó: “Ninguna empresa, organismo u ONG tendrá privilegios respecto de otras”.

Como consecuencia de la falta de fondos, quienes trabajan en los obradores de las villas 15, 19, 20, Barrios Obrero, Bermejo, Piletones y Núcleo Habitacional Transitorio, iniciaron un paro respaldado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo con su ayuno en la Catedral. Ahora, el Ejecutivo porteño se comprometió a liberar los fondos, según la Asociación.

Sobre el origen del conflicto, Bonafini había explicado que corresponde al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) liberar los 3,4 millones de pesos, aproximadamente un millón de dólares.

El presidente del Banco Ciudad, Carlos Machi, aseguró que los fondos están en esa institución, pero que necesita la firma del titular del IVC, Roberto Apelbaum.

Desde hace dos años, la Asociación Madres de Plaza de Mayo dirige proyectos de construcción de viviendas en los barrios más pobres de Buenos Aires, tras un acuerdo con el Gobierno argentino y el municipio porteño.

Agencias Télam, EFE y AP

El resultado Hebe se llevó los millones , no sin antes hacer sus necesidades detrás del Altar …

 

 

Fue la vicejefe de Gobierno porteña, Gabriela Michetti, quien se manifestó en contra de la increíble toma. «Debe cumplir con la instrumentación legal que se le exige a cualquier empresa», sostuvo.

Mientras tanto, Sergio Schocklender –delegado de Bonafini- era el encargado de llevar a cabo las negociaciones para «acelerar» el pago demorado de un plan de viviendas.

El propio Julio Macchi, titular del Banco Ciudad, se presentó en la sede de la principal catedral argentina para anunciar que el pago había sido efectuado. Sin embargo, la toma duró unas horas más.

 

NR: esto  es de no creer el nivel de impunidad y de insulto a las religiones. Además que tiene que ver la catedral con el gobierno de Macri. Porque no lo hace en la Mezquita o en una sinagoga… De hacerlo es un agravio insulto y discriminación , pero esto es un país de basuras y los gobernantes no son sino reflejo de esta.

 

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24 DE MARZO, LOS KIRCHNERISTAS DELATORES

arrivillaga

Lo que Cherassny no menciona en este inteligente análisis es que la joven Garre respondía al sector antiverticalista de la Cámara de Diputados de la Armada ,liderado por el diputado por Santa Fe , Osella Muñoz y Luís Rubeo y sus amigos que le facilitaron el ingreso de Juan Manuel Abel Medina a la embajada […]

 

 

Tras las detenciones de los Schoklender, Oyarbide llamó a declarar a Miceli


Sergio y Pablo volvieron a quedar detenidos por el caso de las irregularidades en la construcción de viviendas sociales. En tanto, que la ex ministra deberá declarar por la misma causa.
Pesos 200.000.000.- (…)
El juez federal Norberto Oyarbide reveló esta mañana que citó «a declaración indagatoria» a la ex ministra de Economía Felisa Miceli, en la causa por irregularidades en la construcción de viviendas a través de una fundación de las Madres de Plaza de Mayo, y sostuvo que «hay mucha prueba por producir» en el caso.

Además, indicó que Alejandra Bonafini, la hija de la titular de la organización, Hebe de Bonafini, «está con una falta de merito transitoria porque esto así lo he considerado», tras las detenciones de ayer de los hermanos Sergio y Pablo Schoklender y del contador Alejandro Gotkin.

«Ya dispuse la convocatoria a declaración indagatoria de la señora Felisa Miceli», quien según Sergio Schoklender manejaba las cuentas de la Fundación, «y varios testigos que solicitó Pablo Schoklender», reveló Oyarbide en declaraciones a la prensa afuera de su casa, en el barrio porteño de Recoleta.

El juez sostuvo que «el Banco Central de la República Argentina encontró en los balances estudios contables con irregularidades que superan los 25 millones de pesos; entre el año 2009 al 2011 nuevamente el BCRA estipula con toda claridad que los Schoklender manejaban 1.126 millones de pesos».

Puntualizó que cuenta con «1500 documentos donde se da cuenta con toda prolijidad el trabajo desarrollado por el juzgado» y remarcó la «colaboración extraordinaria» que dio el BCRA.

«También lo ha hecho la Auditoría General de la Nación, de modo absolutamente brillante, y por cierto también el departamento específico de la Policía Federal», expresó.

Respecto de Schoklender y Gotkin, Oyarbide aseguró que «ellos están detenidos, presentarán las (solicitudes de) excarcelaciones y decidirá la Cámara, que es mi superior, lo que corresponda».

Según señaló, reunió «elementos» que le dieron «la apoyatura legal pertinente para proceder» como lo hizo ayer, cuando procesó a los tres imputados y dispuso que volvieran a quedar detenidos por el escándalo.

A Sergio Schoklender se lo consideró jefe de una asociación ilícita que defraudó al Estado y lavó dinero, mientras que su hermano Pablo Schoklender y el contador Gotkin fueron procesados como organizadores de esa banda, según indicaron a DyN fuentes judiciales que tuvieron acceso a la resolución.

Mientras que Alejandra Bonafini -la hija de Hebe de Bonafini- recibió una «falta de mérito», el juez dispuso casi medio centenar de procesamientos, pero sólo tres incluyeron una prisión preventiva y millonarios embargos.

Oyarbide investiga el presunto desvío de 280 de unos 750 millones de pesos que la Fundación que pertenecía a la asociación de las Madres de Plaza de Mayo recibió del Ministerio de Planificación Federal para la construcción de viviendas sociales.

Esta mañana, precisó que «para el 30 de mayo de 2012, la Policía Federal Argentina advierte un déficit en la Fundación de 183 millones de pesos».

Además, indicó que «también se ha advertido una evasión impositiva de 146 millones de pesos».

«Es la Auditoría General de la Nación la que hace hincapié sobre la responsabilidad de determinados funcionarios públicos», explicó.

Oyarbide remarcó que «hay mucha prueba por producir» y «la causa continúa».
losandes.com.ar

Schoklender requests threats probe is handled by a City court

Former financial manager of the Mothers of Plaza de Mayo foundation Sergio Schoklender requested Judge Ariel Lijo to recuse himself to investigate the Hebe de Bonafini’s charges of threat and asked the case is handed by the City Judiciary.

Sources said that Schoklender’s lawyer Perla Martíniez de Buck requested Lijo to turn over the threats investigation to a City court.

Lijo, in turn, replaces Judge María Romilda Servini de Cubría.

Schoklender told reporters today that on Wednesday he will gather witnesses that will testify that they met for hours in the northern Greater Buenos Aires area of Pilar and not that he was anywhere near the Mothers of Plaza de Mayo’s Foundation headquarters in the City.

Following that report, Bonafini requested that Schoklender is banned of getting less than 500 metres awaw of the foundation.

Source: Buenos Aires Herald

Schoklender, contra La Cámpora: «Son ñoquis, lo único que hacen es participar de actos»

El ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo cargó contra la agrupación de jóvenes kirchneristas y dijo que acuden a convictos «para reclutar compañeros en las villas».

Luego del intercambio de acusaciones que mantuvo con Hebe de Bonafini, el ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, cargó esta mañana contra la agrupación juvenil La Cámpora al considerarlos «ñoquis» del Estado.

«Lo único que saben hacer es ser ñoquis, participar de los actos», dijo Schoklender, en declaraciones a radio Mitre.

Schoklender recordó que cuando salió de prisión tras pasar 52 días detenido presentó una denuncia penal ante el juez federal de Claudio Bonadío por las acciones irregulares de un grupo de militancia política de La Cámpora en cárceles bonaerenses.

El ex apoderado de la fundación Madres de Plaza de Mayo sostuvo que militantes de La Cámpora acuden a las cárceles para «reclutar pibes jóvenes detenidos con delitos comunes para que vayan reclutando compañeros en villas o asentamientos». Y agregó: «Esto es el caldo de algo muy complicado, no es incorporarlos para sumarlos a oportunidad laboral, sino para formar una fuerza de choque que no van a subsidiar con plancitos», advirtió.

Schoklender, quien estuvo detenido recientemente por la causa de defraudación en Madres en un penal de Ezeiza, explicó: «Conozco la forma de moverse dentro de la unidad, los que participan de este movimiento tienen una serie de privilegios que el resto de los presos no, deciden quienes pueden salir al patio o no, al gimnasio o participar de actividades».

El ex apoderado de Madres también reveló sus primeros contactos con la agrupación juvenil kirchnerista cuando estaba en la Fundación Sueños Compartidos. «Cuando recién se inicia La Cámpora los convocamos para que colaboraran con el área de educación de la fundación [Sueños Compartidos]», explicó el ex apoderado y luego aclaró que le relación no prosperó.

«A estos muchachos que ingresan en cualquier area del gobierno lo que menos les interesas es trabajar, solo cobrar sueldos y tener militantes rentados», lanzó.

Amenazas

La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, denunció el jueves ante la Justicia que Schoklender la amenazó e intimidó. Sin embargo, Schoklender negó esas denuncias y dijo que son parte de una estrategia para devolverlo a la cárcel.

Schoklender y Bonafini están enfrentados porque se acusan mutuamente de quedarse con dinero que el Estado les dio a las Madres de Plaza de Mayo para construir viviendas sociales. Schoklender estuvo detenido y fue indagado por ese delito. Acusó a Bonafini en su declaración, pero ella no está imputada.

En una causa que quedó radicada en el juzgado de María Servini de Cubría, Bonafini dijo que recibe llamadas luego de las 18 de una persona que le dijo: «Ya estoy en libertad y no descansarán». También dijo que Schoklender fue visto deambulando en las inmediaciones de la sede de Madres y que el martes pasado ingresó al bar de la cuadra con dos hombres y dijo en voz alta que buscaba instalarse en la zona.

Fuente: La Nación

Bonafini y Schoklender, los dos a Tribunales tras la denuncia por amenazas

La titular de las Madres ratificará la denuncia contra Sergio por una llamada donde le dijeron “ya estoy libre y no descansarán”. El ex apoderado de la Fundación se presentará también hoy y acusó: «Hebe debería estar en un psiquiátrico. Su denuncia es para meterme preso».

Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender podrían cruzarse hoy en Tribunales.

Tras la denuncia por amenazas radicada por la titular de Madres de Plaza de Mayo contra el ex apoderado de la entidad, Bonafini concurrirá a Comodoro Py para ratificar la denuncia y aportar los nombres de tres testigos contra Schoklender.

La titular de Madres ratificará la denuncia por haber recibido una llamada donde le dijeron “ya estoy libre y no descansarán”.

El ex apoderado de la Fundación dijo hoy que también se presentará hoy y acusó a Hebe de Bonafini.

En declaraciones al programa de radio “Exprimidores”, Schoklender dijo que “el martes estuve a 50 kilómetros de la Capital con dos periodistas y funcionarios del Gobierno nacional».

«Hebe debería estar en un psiquiátrico. Su denuncia es una excusa para intentar meterme preso», indicó el ex apoderado de la Fundación Madres.

Ayer, a través de dos de los abogados de la entidad defensora de los derechos humanos, Bonafini denunció por amenazas e intimidación a Sergio Schoklender, liberado el 6 de junio pasado tras 52 días en la cárcel, en el marco de la investigación por el desvío de fondos de los planes de vivienda que la organización realizaba con aportes del Estado.

La denuncia de Bonafini recayó en el juez federal Ariel Lijo, actualmente de turno por la feria, y en el fiscal Carlos Stornelli, quien pidió de inmediato que se inicie la investigación. Pero en los próximos días podría quedar en manos del juez de la causa, Norberto Oyarbide

Fuente: Clarín

Schoklender, libre: «Ahora hay malversación en Madres con el beneplácito de Oyarbide»

El ex apoderado de la Fundación fue excarcelado luego de pagar $ 40 mil de fiaza; acusó al Gobierno de inventar la causa en su conestido con ropa de gimnasia totalmente negra y con una bolsa de supermercado en la mano, el ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo Sergio Schoklender fue excarcelado luego de pagar 40.000 pesos de fianza. Cerca de las 20 de hoy, desde la puerta del penal de Ezeiza, el ex mano derecha de Hebe de Bonafini acusó al Gobierno y al juez federal Norberto Oyarbide por haber ordenado su captura y denunció que desde que dejó la organización, en mayo del año pasado, «vaciaron» 130.000.000 de pesos de la entidad de derechos humanos.

«Ahora hay malversación con el beneplácito de Oyarbide», disparó Schoklender a la prensa, a la salida del penal, donde estuvo alojado desde el 15 de mayo pasado. La misma suerte corrieron su hermano Pablo y el contador Sergio Gotkin, luego de que la sala I de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal redujera esta mañana el monto de la caución impuesta por el juez Oyarbide, que había determinado sumas de entre dos y cuatro millones de pesos.

Los tres detenidos están acusados de integrar una asociación ilícita que desvió cerca de 300 millones de pesos de los 780 que el Estado le entregaba a Madres para la construcción de viviendas sociales en varios puntos del país.
tra y criticó al juez federal»Se demostró que era mentira lo que denunciaban», aseguró Schoklender, que consideró que su liberar «era lo que correspondía», y graficó: «Fue un cachetazo a la cara de Oyarbide». El ex apoderado de Bonafini denunció que desde que se creó un fideicomiso, con la venia del intendente de Quilmes, Francisco «Barba» Gutierrez, «se vaciaron casi 130 millones de pesos, echaron más de 120 profesionales y 6000 trabajadores, paralizaron la totalidad de las obras y se está tratando de hacer un negociado con Venezuela».

Schoklender acusó por su desplazamiento de Madres al vicepresidente Amado Boudou, al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini; al secretario de Obras Públicas, José López, y su segundo, Abel Fatala. «Supusieron que sacándome iban a poder meter mano en una caja que nunca les había permitido tocar. Ahora tendrán que responder», disparó..

Fuente: La Nación

Schoklender: «Boudou ofreció financiar proyectos de Meldorek»

El ex apoderado de Madres involucró al vicepresidente; negó desde la cárcel haber integrado una asociación ilícita que desvió millonarios fondos públicos

Desde la cárcel, Sergio Schoklender desmintió todo. El ex apoderado de las Madres de Plaza de Mayo, investigado en la Justicia por encabezar una asociación ilícita que supuestamente desvió millones de pesos públicos, volvió a cargar las tintas contra Hebe de Bonafini y su hija, Alejandra.

«Acá se intentó tergiversar todo y reducir el tema de la participación de Alejandra a la venta de un departamentito, y en realidad su responsabilidad es muy grave», afirmó Schoklender desde el penal de Ezeiza, donde está alojado por decisión del juez federal Norberto Oyarbide.

En una entrevista televisiva, aseguró que fue la presidenta de la asociación de derechos humanos quien lo obligó a comprarle a Alejandra «un departamento de U$S 90.000, una casa de U$S 348.000, una camioneta, y computadoras».

Tanto Schoklender, como su hermano Pablo y Alejandra Bonafini están acusados de integrar la asociación ilícita -aunque la hija de Hebe no fue detenida- que desvió unos 280 millones de pesos de los más de 700 que el Estado le destinó al programa de viviendas sociales «Sueños Compartidos.

Schoklender y Bonafini hija se cruzaron muy duro la semana pasada cuando fueron citados a declarar en los tribunales de Comodoro Py.

«Jamás integré una asociación ilícita», aseguró anoche el ex apoderado de Madres en diálogo con América TV. Y agregó: «Con la construcción de viviendas nunca hubo desvío de fondos, el problema fue no haber pasado por ‘caja’, a través de [el secretario de Obras Públicas, José] López y [el subsecretario de Vivienda, Luis] Bontempo.

Schoklender acusó también a la titular de Madres de realizar movimientos por 1.500.000 dólares que, según expresó, «nunca los ingresó a la fundación».

A diferencia de su ex contador Alejandro Gotkin -también imputado en la causa-, que en su declaración indagatoria aseguró que Schoklender quiso venderle parte de las acciones de la constructora Meldorek al vicepresidente Amado Boudou, Schoklender dijo que fue al revés. «Boudou ofreció financiar proyectos de Meldorek», sostuvo.

Por último, consultado sobre su situación en la cárcel, aclaró: «No me voy a suicidar, tengo el cuero muy duro».

«Esto para mí no es un juego de chicos, pero no me asusta», agregó. «Doloroso es el silencio que intentan imponerme»…

Fuente: La Nación

Schoklender hearing postponed due to ‘fever’

The former financial manager of the Madres de Plaza de Mayo organization Sergio Schoklender asked to postpone his testifying before Federal Judge Norberto Oyarbide after he said he had a fever, judicial sources said.

The hearing will continue on a date that is yet to be determined by Oyarbide.

Accused of leading an embezzlement organization, Schoklender enter the courthouse a few minutes before 11 am in order to expand his statement in the case investigating the misusing of public funds that were destined to social housing programmes.

During his statement, Schoklender blamed the organization’s head, Hebe de Bonafini, assuring she was the one making all the decisions within it, adding that once the money entered to organization “it stopped being public.”

Judicial sources explained that it was him who handled the funds, but denied rerouting them for any other projects.

Schoklender has requested to testify before the judge on Wednesday, after having refused to do so two weeks ago

Schoklender was questioned by Oyarbide with his defence lawyer Perla Martínez de Buck present.

Schoklender is accused of having irregularly managed public funds meant for housing plans, money laundering and embezzlement while working for the organization led by Hebe de Bonafini.

Source: Buenos Aires Herald

SCHOKLENDER: CIERRAN LA FÁBRICA DE LAS MADRES Y ECHAN A TODO EL PERSONAL


DESVIO DE FONDOS EN LA CONSTRUCCION DE VIVENDAS
La fábrica producía en Barracas el sistema de construcción por paneles. Trabajaban 35 empleados y fueron despedidos.
Inaugurada en mayo de 2007 y con más de 100 empleados, supo ser el corazón del proyecto “Sueños Compartidos” de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Hoy, es un galpón vacío.
En las últimas tres semanas la fábrica de paneles para la construcción de viviendas, ubicada en Barracas, fue totalmente desmantelada. Durante el operativo, del que participaron empleados y técnicos de la empresa Cassaforma -dueña del sistema de construcción-, se llevaron todas las máquinas y los últimos 35 empleados que seguían trabajando para la Fundación quedaron en la calle.
“El 30 de abril nos enviaron telegramas. Desde ese día nadie nos da respuesta y hay compañeros a los que les deben dos meses de sueldo y el aguinaldo del año pasado”, se quejó ayer uno de los operarios despedidos. Actualmente el control de la fábrica estaba en manos del fideicomiso “Ni un paso atrás”, una estructura legal ideada para intentar salvar los bienes de la entidad.
Además de la deuda salarial, los ex empleados denuncian que el fideicomiso no pagaba la obra social, los aportes jubilatorios y la ART. Asimismo, habría una deuda millonaria con el dueño del predio donde estaba la planta, que reclama varias cuotas de alquiler por unos 80 mil pesos cada una.

larazon.com.ar

Oyarbide justifies time it took to arrest Schoklender brothers

Federal Judge Norberto Oyarbide.
Judge Norberto Oyarbide justified the year in which it took to arrest both Sergio and Pablo Schoklender, putting it down to the case being «complex.» The judge also pointed out that «the huge amount of people involved,» and the «diversity of the offenses» they were accused of also played a large part in the long build up to the arrests.
The judge defended the year-long pause that was taken before arresting the brothers, putting it down to “the complexity of the case, the huge amount of people involved and the diversity of the offenses.”
Oyarbide further detailed that he has “travelled across various provinces in order to put together all of the pieces of the case.”
The former financial manager for the Mothers of Plaza de Mayo Foundation, Sergio Schoklender, was arrested yesterday afternoon on charges of embezzlement and criminal conspiracy in the handling of funds intended for the construction of social housing.
The decision was taken and announced by Oyarbide at the end of yesterday’s hearing, which had originally been called to interrogate Schoklender regarding whether he embezzled more than 156 million dollars that the government gave the group to build housing for the poor.
The judge also ordered that Sergio’s younger brother Pablo be arrested, along with accountant Alejandro Gotkin, a former partner in the Schoklenders’ business Meldorek.
Gotkin was arrested during Sergio’s hearing, while Pablo turned himself in yesterday evening.
buenosairesherald.com

Schoklender arrested

Sergio Schoklender, the former financial manager of Human Rights organization Madres de Plaza de Mayo, was arrested today after he refused to give testimony before Federal Judge Norberto Oyarbide.

Schoklender is accused of having irregularly managed public funds meant for housing plans, money laundering and embezzlement while working for the organization led by Hebe de Bonafini.

Sergio’s younger brother Pablo Schoklender and Alejandro Gotkin, owner of construction company Meldorek, were also arrested accused of being part of an illicit association.

Source: Buenos Aires Herald

Uruguay: investigan por lavado de dinero a Schoklender

En el exhorto que mandó una magistrada especializada en crimen organizado, pide datos sobre el exapoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, su hermano Pablo y sus financistas en Argentina.

La justicia de Uruguay investiga al exapoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo Sergio Schoklender, a su hermano Pablo y a sus financistas en la Argentina por lavado de dinero.

Así surge de un pedido de colaboración que envió la magistrada Graciela Gatti de Montevideo a su colega Norberto Oyarbide.

En el exhorto que mandó la jueza especializada en crimen organizado, le pide a Oyarbide datos sobre los Schoklender, sobre la empresa Meldorek, de propiedad del hermano mayor, pero también sobre el financista Fernando Caparrós Gómez y su socio Daniel Laurenti.

Además la justicia uruguaya quiere información sobre la firma Monetización y sobre la empresa Tivenwest. Ambas firmas aparecen vinculadas a Caparrós Gómez y a Laurenti. Monetización además cambió cheques de Madres de Plaza de Mayo.

Ambos empresarios le vendieron a Schoklender la empresa Meldorek con dos aviones y escindieron una parte de la compañía para formar Gorlac, otra sociedad donde quedaron parte de los bienes de Caparrós Gómez, como una Ferrari, un yate y departamentos.

La justicia uruguaya también quiere informes de Gustavo Serventich, piloto de Schoklender y su socio en Meldorek. La justicia uruguaya ya había abierto una causa por blanqueo de fondos contra Tivenwest (Caparrós-Laurenti). La unidad uruguaya antilavado había comprobado que Tivenwest compró en 2003 el 99 por ciento del paquete de Meldorek en 3000 pesos.

Además estableció que el 19 de febrero de 2010 el apoderado de Tivenwest, Laurenti, concretó el traspaso de acciones de Meldorek a Schoklender a cambio de 1.170.000 dólares.

El dinero cobrado fue a parar a Monetización, también investigada por la justicia argentina, empresa donde Schoklender cambió cheques que las Madres habían recibido del Estado nacional para construir viviendas sociales y los convirtió en dinero en efectivo, según relata el exhorto diplomático.

Paralelamente, Oyarbide, que ya estaba al tanto de esta investigación por información del fiscal antilavado Raúl Pleé, le pidió a la jueza uruguaya Gatti copia de toda la causa contra Tivenwest por lavado de dinero.

Los investigadores argentinos sospechan que detrás de la uruguaya Tivenwest, constituida con acciones al portador, se esconde el más poderoso -económicamente hablando- de los investigados en el caso Schoklender: el financista Caparrós Gómez, presidente del Club Ferrari en la Argentina.
diariohoy.net

¿Alguien se acuerda de los estafados trabajadores de Madres de Plaza de Mayo?


SEIS MESES SIN RESPUESTAS.
En 365 días, la Argentina no cambió en demasía. La tensa calma social y mediática no presagia nada. Solo indica que la Argentina es el reino del revés. No hablamos de hechos, sino de sensaciones. No hablamos de proyectos sino de ambiciones personales. No hablamos del futuro sino del pasado. Mientras que el escándalo de la Fundación Madres de Plaza de Mayo quedó relegado a un segundo plano ante la pasividad judicial que se redujo a un pedido de indagatoria a 64 personas imposible de prosperar, miles de trabajadores despedidos aún se preguntan qué pasó. He aquí la historia de un reclamo que agitó el avispero seis meses atrás y podría resurgir en las próximas horas.

14 de julio de 2011. La Plaza está fría pero cuatro hombres calientan el clima rápidamente. Hace dos días, un corte en la Avenida General Paz, altura Castañares, durante más de ocho horas, provocó un caos de tránsito y mostró la cara de los que no tienen voz, aquellos que no les importa si su dinero se lo estafó Sergio Schoklender, su hermano, la hija de Hebe, la Madre, Mauricio Macri o algún siniestro y oscuro ministerio. Solo quieren lo que les corresponde.

-¿Quién los mandó?, preguntó la Madre, de forma inquisidora en “su” Plaza.
-El hambre, señora.
-Vayan a pedirle la guita a Schoklender, él los estafó.
-Acá dice Fundación Madres de Plaza de Mayo, dijo amenazante Luis Aranda a la Madre ante la mirada desencajada de su jefe de prensa, Gonzalo Seoane, quien trataba de calmar a los muchachos.
Los únicos cuatro hombres que marcaron un antes y un después en la historia de las tradicionales marchas de las Madres de Plaza de Mayo presididas por Hebe de Bonafini, fueron Mariano Gómez, Carlos Fernández, Gastón Salvatierra y el citado Luis Aranda.
Soportaron amenazas, un barrio —la villa 15— que les dio la espalda pues, les decían, si iban a la mismísima Plaza, iban a sufrir las consecuencias. Aguantaron los aprietes de los punteros locales que fueron freezados luego de que cuatro de sus subordinados se revelaran de esa manera ante las cámaras de los canales locales reproduciendo imágenes que recorrieron el mundo. Pero los días pasaron y el objetivo que fueron a buscar a esa bendita Plaza no lo encontraron: cobrar sueldos adeudados, liquidaciones mal hechas y los aportes jubilatorios que nunca se realizaron.
Los quisieron arreglar con unos pocos pesos, insistieron, a pesar de sus familias que les pedían que bajaran un cambio. Hace quince días presentaron el reclamo judicial correspondiente contra la Fundación Madres de Plaza de Mayo por daños y perjuicios, retención de haberes luego de dos conciliaciones que no prosperaron.
El jueves 29 de diciembre, los cuatro estafados ex trabajadores, deseaban ir a la Plaza nuevamente pero, ante los hechos de público conocimiento, sobre la salud de la Presidenta, prefirieron esperar que pase año nuevo. Los teléfonos celulares, que a mitad de julio cuando se presentaron en la Plaza, estaban calientes, hoy no suenan. El periodismo, excepto honradas excepciones como Tribuna, apagó su interés y se centró en los dichos del ex apoderado por su nuevo rol de denunciador crónico.
Lo cierto es que esa Fundación que supo albergar más de 5700 trabajadores, hoy está vacía y vaciada. Su planilla de empleados no alcanza los 400, las obras paradas y el chorro de fondos públicos se ha cortado dejando a miles de inocentes familias que fueron usadas y estafadas, a la deriva.
La noticia puede ahogarse ante la marea de información sobre la salud de la Presidenta, pero es saludable no olvidar estos hechos pues Tribuna de Periodistas anticipó la presentación de la quiebra de la Fundación, el proyecto del fideicomiso supuestamente salvador del intendente de Quilmes, los dichos de Abel Fatala sobre la vuelta al mundo de la construcción de las Madres, el anticipo del libro de Sergio Schoklender en entrevistas exclusivas y los vínculos de parte del sistema político con la construcción de viviendas en provincias del norte argentino.
Como diría el director de Tribuna, “no es poco”.

periodicotribuna.com.ar/Luis Gasulla

Kirchnerite lawmakers blast Schoklender

Kirchnerite lawmakers Agustín Rossi and Jorge Landau blasted former Mothers of Plaza de Mayo financial manager Sergio Schoklender and called him “a despicable being,” after he said that the Foundation used funds taken from robberies.

“I don’t believe one thing Schoklender says,” the head of the Kirchnerite caucus in the Lower House, Agustín Rossi said. “Each step he takes is related to this legal defence strategy.”

Thus, Rossi referred to the accusations involving Schoklender and alleged malfeasance and money laundering while he was the Mothers of Plaza de Mayo Foundation financial manager.

Likewise, Kirchnerite lawmaker Jorge Landau deemed Schoklender ‘a despicable person’ and said his comments aim to promote his book and to damage the Mothers of Plaza de Mayo. “I don’t believe one thing he says,” Landau stressed, just like Rossi said.

Source: Buenos Aires Herald

Impresionante ‘tiramerdi’ de Schoklender

Sergio Schoklender publicó un libro y lo publicita hablando por todos lados. ¿Puede hacerle daño al Ejecutivo Nacional y a Norberto Oyarbide o Cristina Fernández sigue blindada? (Aunque a Editorial Planeta lo que le importa es si Schoklender venderá mucho con este texto). Leamos:Sergio Schoklender escribió:

> (Oscar) «Parrilli tenía como caja principal todas las remodelaciones en la Casa de Gobierno. También recurría a obras como las que se hicieron para los festejos del Bicentenario. las contrataciones de cartelería, los stands y toda esa parafernalia enorme constituían partes de la caja. Yo me enteraba de las sumas escandalosas que exigía en coimas para el otorgamiento de cada una de las obras. Retornos del quince por ciento, veinte por ciento, treinta por ciento del presupuesto total. Era un sobreprecio que debía retornar automáticamente. Parrilli distribuía esos fondos y así mantenía la estructura de su área. Era su caja».

> «Durante la gestión de Daniel Filmus al frente del Ministerio de Educación, la caja grande se hizo con el cuento de la impresión y distribución gratuita de libros. En la UBA se licitaba un millón o dos millones de libros, pero en realidad se imprimían cien mil. Entonces el retorno estaba asegurado. La totalidad de las licitaciones está arreglada».

> «El Ministerio de Desarrollo Social tenía otra forma de manejarse. Cuando necesitaban hacer caja, pagar rentas de militantes o llevar gente para que aplaudiera a Alicia Kirchner en los actos, firmaban convenios. A nosotros nos obligaban a firmar convenios entre la Fundación y el Ministerio para la creación de programas de centenares de promotores que en teoría debían realizar algún programa social. Le transferían el dinero a la Fundación, que tenía que pagar la ‘beca’ a cada uno de los promotores».

> (Norberto Oyarbide) «Su problema no era la homosexualidad, claro, sino que la ejercía en prostíbulos masculinos, lo que lo llevó a ser socio extorsionado de los proxenetas. Ellos le proveían taxi boys y él les garantizaba que la policía no se metería con sus prostíbulos».

> «Aníbal (Fernández) junta carpetas con fotos de personalidades relevantes borrachos, drogados, en una fiesta con dos mujeres si la persona es heterosexual, con dos hombres si es homosexual y un través si es bisexual y así hasta el infinito».

> «La Cámpora no deja de ser un montón de yuppies que quieren tener su oficina, una secretaria con minifalda, auto con chofer y sueldos disparatados. Además de un séquito de asesores parásitos y militantes rentados».

> «Todos los entrevistadores tienen su precio, desde Mirtha Legrand hasta Eduardo Feinmann. El tributo que se les paga a los medios para que no les peguen a un político o para que hablen bien de él se maneja a través de las consultoras. Doris Capurro manejaba los fondos de los medios de un par de provincias».

Lo mejor sobre este tema es la entrevista de Martín Caparrós a Schoklender en su blog Pamplinas, del diario El País, de Madrid:

Entonces él dijo que quizá no tendría que haber dicho eso, y parecía que estaba diciendo la verdad. Yo lo creía; me sorprendió que él también creyera que no tendría que haber dicho eso. Fue un momento fuerte: como de quien, hablando, entiende algo. No es lo que suele pasar en una entrevista pero, para entonces, ya llevábamos más de dos horas de palabras, de miradas cruzadas, de cafés.

–No te preocupes. Yo sé que uno no siempre llega cuando quiere.

Me había dicho Sergio Schoklender cuando aceptó, en la puerta de su casa, mis disculpas por la demora. Yo me había perdido: su casa –o su es casa– está detrás del cementerio, en una calle que no conocía. A él tampoco, pero fuimos amables: nos dimos la mano y me invitó a pasar:

–Bienvenido a la casa de mi ex mujer.

La casa de su ex mujer, que construyeron juntos hace unos años, es, para empezar, un paredón sin historia en una calle legañosa de Chacarita y, detrás, tres pisos de un arquitectura moderna, a la moda, con ese aire brishoso, inquieto de tan quieto, que tienen los lugares más decorados que vividos.

–Ahora gracias al juez Oyarbide estoy viviendo otra vez con ella.

Dice Schoklender. El juez Oyarbide, el que atiende su causa, es una de sus bestias negras: ya tendrá tiempo de hablar, largamente, de él, de sus excesos, de los videos con que lo chantajean. Mientras tanto me explica que, como tiene todos sus bienes embargados, su ex mujer lo acogió por un tiempo en la casa, y que siempre tuvieron una buena relación y a veces se iban de vacaciones juntos y que tienen a Alejandro, su hijo de 12, que los une y que estaban distanciados porque él viajaba mucho y por esas cosas de la vida pero que ahora esas mismas cosas los reunieron y que por culpa de ese juez no tiene un centavo y corre la coneja y tuvo que vender, en estos días, su saxo y su moto.

–Moto y saxo tenor: la juventud, de algún modo.

Le digo y él me dice sí, la juventud, sonríe. Sergio Schoklender ya tiene 53 años, y ahora estamos en el tercer piso de la casa, el play room, a punto de sentarnos: las sillas son unos bancos como de bar muy altos; hay que sentarse encima y accionar una palanca para que los bancos bajen a la altura de sillas y nos permitan sentarnos junto a una mesa enorme, muy pulida. Sobre la mesa, solo su laptop y el brillo de una madera poco usada. Schoklender me pregunta si no quiero un café. Yo quiero y le pregunto cómo definiría su situación actual y me dice, con un tono muy suave, muerto en vida.

–¿Cómo?

–Muerto en vida.

Repite, e intenta una risita pero tose.

–Que ahora soy un muerto en vida. Digo, en este momento llevo ya seis meses imputado, inhibido, sin poder trabajar, con todos los bienes congelados, las empresas trabadas, las cuentas bancarias bloqueadas en una causa que ya es un disparate interminable que nadie lo puede desarmar. Armaron una hipermegacausa de 120 cuerpos, más 37 equipos informáticos que hay que bajar, 96 imputados, 140 empresas investigadas. Es una cosa que nadie puede sostener. Así que me vine a vivir con mi ex esposa, porque estoy en la calle. Ahora soy, cómo decirlo, un mantenido.

Su ex esposa, Viviana Sala es médica psiquiatra y Schoklender la conoció en la cárcel, cuando ella fue a hacerle unas pericias. Después se casaron, tuvieron un hijo, se divorciaron y conviven y él insiste en que ella es muy buena, rebosante de títulos, repleta de pacientes, “especialista en psicooncología, psicofarmacología, con maestrías que no se pueden ni nombrar”, y que ahora viven de lo que ella gana y que ella también está incluida en la causa de Oyarbide y que a ella también la amenazaban.

–Cuando empezó toda esta historia me volvieron loco. Era cosa de llamados telefónicos, coches parados en la puerta, en la esquina. De llamarme y decirme sabemos dónde estás, sabemos qué estás haciendo, tu hijo sale a tal hora del colegio y va a tal y tal lugar. Así todo el día.

–¿Y quién era?

–Gente de la SIDE, de los servicios de inteligencia y todo ese enredo que estaba alrededor de Aníbal Fernández.

Dice, y que desde que Fernández, el penúltimo jefe de gabinete, ahora en desgracia, empezó su caída, las amenazas se volvieron más raras: ahora se paró el tema, dice, pero nos hiceron la vida imposible durante un tiempo largo.

–¿Y cómo te afectan las amenazas?

–Bueno, te podés imaginar que estando con Hebe las amenazas eran lo habitual. Nunca les dimos mucha importancia. Después el hecho de exponerte en primera plana de todos los medios como el tipo que estafó a las Madres… no podía sonarme la nariz que el tipo que pasaba por la vereda me puteaba.

–¿Y tomaste alguna medida?

–Somos un poco más… mi hijo no va ni viene solo del colegio, estamos atentos ante cualquier cosa rara, pero tampoco nos enloquecemos. No podés vivir sino. Ni tengo plata para poner custodios ni los pondría. Ya de chico me tocó vivir eso, ahora no lo haría.
Schoklender habla seguro, como quien sabe qué decir: habla seguro pero fuma. Fuma sin parar, un negro tras otro, y las manos, por momentos, le tiemblan en el encendedor, el cigarrillo, y dice que en las últimas semanas incluso lo borraron de los medios, que durante un tiempo lo tenían todos los días en la tapa, que ni que fuera la guerra de las Malvinas, dice, y de pronto más nada:

–¿Y vos dónde pensás que vas a publicar esta entrevista? No va a ser tan fácil…

Schoklender trabaja mucho con la prensa. Cuando estalló su conflicto con las Madres eligió los medios con los que habló –empezó por Clarín, gran enemigo del gobierno– y lo que iba diciendo: regulando el tono del enfrentamiento. Y la sigue usando: hace unos días estuvo en un programa de televisión contando viejas historias de su juez, Norberto Oyarbide, con taxi boys, prostíbulos, sobornos: apretándolo, para decirlo amablemente.

–La realidad es que Oyarbide es la antítesis de lo que debería ser un juez en una república: un lacayo al servicio del Poder Ejecutivo, que le manda todas las causas que a le interesan.
Schoklender trabaja mucho con la prensa: después, durante las horas que dure esta entrevista, más de una vez me voy a preguntar por qué me habla: qué dice, a quién lo dice, por qué yo.

Sergio Schoklender no es muy alto ni muy gordo ni muy flaco, ojos chiquitos entornados, labios finos, una de esas barbas de cinco días que ya no son un azar del momento sino una forma laboriosa de detener el tiempo. Sergio Schoklender tiene una remera –de esas que mi tía Pechuche habría llamado chomba– azul con rayitas blancas y amarillas, un bluyín, anteojos de marco negro angosto y un reloj cuadrado, grande, que le ocupa demasiado de muñeca; las uñas, en cambio, están muy bien cuidadas, dedos cortos.

–¿Y cómo fue que decidiste escribir este libro?

Porque la excusa de todo esto es ésa: un libro. Está por salir un libro suyo, Sueños postergados, que debería contar la otra versión de los escándalos del invierno pasado. Por ese libro, supongo, Schoklender me recibe esta tarde; por ese libro diarios y revistas van a volver a ponerlo en sus portadas.

–¿La verdad? ¿La verdad absoluta?

–Si se puede elegir…

–La verdad es que me pagaban un anticipo que nos venía muy bien porque estábamos sin un peso. Esa es la pura verdad. Una cuestión puramente económica. No es el libro que hubiese querido. A ver, es un libro que responde a una coyuntura política muy particular, a un requerimiento de la editorial. El libro que yo hubiese querido es un libro de más anécdotas, más rico en análisis político, el momento que se está viviendo en el mundo. Pero este fue el libro que me permitieron escribir en muy poquito tiempo y que me permitió decir algunas cosas que creo que había que decirlas. Pero el motivo principal fue la plata.
Supongo que es su estilo: el que lo hace particular, interesante. Muy poca gente diría que escribe un libro –donde cuenta cuestiones más que delicadas– por la plata. Aunque muchos lo hacen, aunque muchos pudieran sospecharlo; se supone que nadie dice nada que lo desprestigie mientras pueda evitarlo. Así que dirían que necesitaban sacárselo de adentro, que el pueblo tenía que saberlo, que se lo debían a la memoria de los dinosaurios; no que lo hacen por la plata. Es un estilo: honestidad brutal, digamos. Pero, de algún modo, Sergio Schoklender lleva muchos años dando la impresión de que ya no tiene nada que perder.

El 31 de mayo de 1981, mañana destemplada, el portero de una casa del barrio Norte de Buenos Aires vio que del baúl de un coche grande, nuevo, estacionado, caía sangre. En esos días toda la Argentina chorreaba sangre –pero se mataba por ignorarlo. Ese chorro, en cambio, se convirtió en la noticia del año cuando la policía informó –en esos tiempos, la policía informaba– que los muertos eran Cristina Silva y Mauricio Schoklender, un matrimonio que vivía con lujos y custodios porque él, ingeniero, dirigía una de las empresas más prósperas de aquel país: Pittsburgh & Cardiff, dedicada, entre muchas otras cosas, a la importación y construcción de submarinos, fragatas, tanques y otras armas de guerra. La noticia era cruda; lo fue mucho más al día siguiente, cuando se empezó a oír que sus hijos eran los asesinos.

Años después, cuando la justicia se pronunció sobre el asunto, creyó saber que, aquella noche, todo empezó cuando los Schoklender llevaron a sus tres hijos –Sergio, Pablo, Valeria– a comer a un restorán nuevo de la costanera para festejar el cumpleaños 23 de Sergio. Y que comieron y bebieron y, de vuelta en su departamente de Belgrano, la señora Cristina quiso tener –otra vez– algún modo de sexo con su hijo menor y que los dos hermanos le partieron la cabeza con un palo y la estrangularon con una cuerda. Y que después se pasaron un par de horas discutiendo qué harían con el padre –que seguía durmiendo– y que por fin decidieron matarlo también y que le rompieron el cráneo a palazos y que llevaron los dos cuerpos al baúl del coche, salieron, dejaron el coche por ahí, huyeron cada cual por su lado. Y que Sergio Schoklender se fue a Mar del Plata, se registró con nombre falso en un hotel, se contrató una puta y al día siguiente o al otro, cuando sintió que el cerco se cerraba, se compró un caballo e intentó la penúltima fuga. Su cabalgata no llegó muy lejos. Cuatro años después lo condenaron a 21 años de cárcel; en su declaración se hizo cargo de todo y exculpó a su hermano. Los jueces al principio le creyeron; después, un tribunal de apelación condenó también a Pablo –que, para entonces, ya había huído a Bolivia. Sergio Schoklender es, en la Argentina, un personaje con una historia demasiado clara, alguien que, durante tantos años, pareció que no tenía nada que perder. Su historia me interesa, me llena de dudas, pero por ahora no le pregunto sobre eso. No sé cómo hacer para preguntarle sobre eso: uno no llega a una casa y le dice a un señor muy amable que te ofrece un café, que te prepara un café en una máquina muy cara, que te pregunta si querés azúcar o sacarina o leche o crema, cómo fue que se le ocurrió matar a su mamá. Así que, por ahora, trato de hablarle de otras cosas.

–¿Y cuáles eran esas cosas que te parecía que había que decir? ¿Qué es lo que te importaba decir en este libro?

–Básicamente que hay dos realidades totalmente distintas en cuanto al manejo del estado y la política. Por un lado, lo que te cuentan, lo que suponés que pasa y, por el otro, lo que realmente sucede. Y también quería contar qué era el programa Sueños Compartidos, que para mí es el programa más hermoso que pudo haber creado alguna vez este país. Y quería contar también, en medio de este dolor, lo que eran las Madres, lo bueno y lo malo, lo valioso de esa lucha y los errores cometidos. Eso quería, más o menos.
Yo le digo que bueno, que me cuente.

Aunque sigo pensando en su libro escrito por la plata: cuando alguien dice algo tan aparentemente franco, los demás tendemos a creer que el resto de lo que diga también será verdad. Y a veces lo es, pero no tiene por qué serlo.

–Sí, había un par de cosas que yo quería contar. Para empezar, cómo funciona el tema de las obras públicas. Es todo una ficción, puro relato.

Sergio Schoklender debe saberlo: durante varios años dirigió el programa Sueños Compartidos, a través del cual la Fundación Madres de Plaza de Mayo recibió mucho dinero del Estado para construir viviendas populares: entre 740 y 1200 millones, según quién te lo cuente. De ese programa, en última instancia, vino todo el conflicto.

–Primero, es una mentira que el Estado haga licitaciones. Toda esta cuestión de las licitaciones, concursos de precios, de calidad y de tiempo es una enorme mentira. Los contratos están asignados antes de que salga el pliego, y el pliego se arma de acuerdo al convenio que se haga con alguna empresa o pool de empresas constructoras amigas, donde entre el 15 y el 25 % de ese valor automáticamente tiene que ir como retorno para financiar la política. Porque la gran ficción es cómo se financia el Estado. Esto no es privativo en la Argentina, esto sucede en el mundo; tal vez acá se puso más en evidencia. A ver: acá antes la política se financiaba básicamente con los fondos reservados de la SIDE que eran incalculables –por eso eran reservados–, porque lo que no se blanquea nunca es que los funcionarios no viven del sueldo que figura en los papeles. No podrían hacerlo. Vos no podrías mantener una planta de profesionales de cierto nivel con el sueldo nominal del Estado. Entonces necesitás financiar ese sobresueldo que necesitás para mantener una planta estable en los ministerios.

–¿Y cómo se entregan esos sobresueldos?

–En efectivo, en mano a cada funcionario político a fin de mes.

–¿Y qué orden de dinero sería?

–Hoy ningún funcionario de primer nivel vive con menos de 20 mil dólares mensuales. Y sus sueldos nominales son de 20 mil pesos. Vos no tenés un ingeniero de primera línea para la subsecretaría de Obras Públicas de la Nación con un sueldo de 20 mil pesos. Por más que le pongas coche, chofer, teléfono celular y demás, digamos, ¿cómo los retenés? Si la actividad privada les generaría muchísimo más… El otro tema es que se necesita dinero para financiar actos, campañas políticas. Lo cual es entendible, si no los únicos que podrían hacer política serían los que tienen plata.

–Si la política se hace con plata, sí. Pero se podría hacer de maneras donde la plata no importe tanto. Siempre se pudo…

–Se necesita plata para hacer un escenario, para llenar la plaza, para cartelería, afiches, micros, gente. Eso se hace con plata.

–Hay situaciones en que las plazas se llenan sin micros ni sanguchitos…

–Sí, pero en general son situaciones de protesta o de reclamo. Para que te vayan a aplaudir y agiten tu banderita, en general necesitás poner unos mangos. Entonces ya tenés dos cuestiones: la plata para mantener una planta permanente y la necesidad de financiar esta forma de hacer política. Y después tenés las ambiciones personales de un sinnúmero de funcionarios o de gente que cree que además de ganar bien, su paso por el gobierno tiene que salvar a varias generaciones de sus descendientes. Entonces, ¿cuál era la gran discusión que yo tenía con el gobierno? Si vos tenés partidas de megaobra pública –los túneles, las represas, las hidrovías, todas esas obras gigantescas– no te metas con la leche del comedor para los chicos, no me chorees del presupuesto para villas y asentamientos. No la saqués del último escalón, sacala de donde sobra. Porque claro, la Argentina se sigue manejando a través de la Jefatura de Gabinete que te reasigna el presupuesto como quiere. Entonces de la noche a la mañana las partidas que se asignaron para educación o para vivienda o para salud van a parar a otro lado. Pero a su vez en cada ministerio tiene esa misma facultad interna, entonces ellos pueden mover esas partidas libremente. Yo de pronto me encontraba con que una partida que nosotros necesitábamos para seguir construyendo en alguno de los barrios, desaparecía. ¿Cómo que desapareció? Sí, porque Cristina resolvió lanzar el plan netbook. Pero negro, sacá la plata de de otro lado… Hay cosas que me parecen muy bien, y el Estado tiene que hacerlas y hay plata para hacerlas, o por lo menos hubo, en estos años de bonanza ilimitada. Pero no me chorees del último escalón.

–¿Lo que vos decís, entonces, es roben pero razonablemente? O sea, saquen de los lugares donde más sobra y no donde más hace falta

–Suponer que esto se va a terminar simplemente porque no es ético es…
Dice Schoklender y, en medio de la catarata, para a pensar una palabra: me parece que quiere ser amable, pese a todo.

–¿Es qué, cuál es el adjetivo?

–Una pelotudez o una ingenuidad. Yo no soy ingenuo; ésa era la realidad con la que tenía que convivir. Yo les acepto que paguen una planta permanente con sobresueldo que no figura en ningún lado, les acepto que necesiten plata para hacer política de esta manera, les acepto que haya funcionarios o un entorno que tenga que enriquecerse y garantizarle el bienestar a varias generaciones. Bárbaro. Pero muchachos, hay plata que no se puede tocar, donde la inmoralidad ya es superlativa. Ahí lo que me encontré es que no hay ningún límite. Te doy un ejemplo: nosotros construíamos hospitales en 90 días, en el Chaco, en el Impenetrable, en Santiago. Hospitales de primera línea, totalmente equipados; hospitales de 1800 metros, grandes, hechos con la gente del pueblo, sumándolos al proyecto, capacitándolos, por un tercio de lo que el Estado licitaba los hospitales pelados, sin equipamiento, en cualquier parte del país.

Schoklender estuvo ahí: debe saber.

Porque en algún momento, a principios de los años noventas, la vida de Sergio Schoklender tuvo otro vuelco bruto. Había entrado en la cárcel en 1981: tiempos muy duros pero, dice, tan formativos. Más tarde, cuando le pregunte quién era él antes de la cárcel, me contará que un chico rico de Belgrano que leía poemas y balances, que un pichón de gerente, que un rebelde, que un insatisfecho, pero que nada de eso importa demasiado: que él empezó a ser alguien en la cárcel.

–Yo empecé a ser alguien en la cárcel.

Repetirá, la voz suave, educada, pero las manos con temblor y el soplo de tabaco. Entonces le preguntaré cómo fue la llegada de un chico rico de Belgrano a la cárcel más bruta de un país muy bruto; le preguntaré, en realidad, si su miedo principal no era cómo hacer para que no se lo cogieran, y él me dirá que no: que cuando entró lo encerraron en una celda de aislamiento y lo dejaron meses a disposición de unos señores de inteligencia del Ejército que lo interrogaban –que lo mataban a golpes– para que les contara qué negocios tenía la empresa de su padre con la Marina y su ínclito jefe, el almirante Eduardo Emilio Massera. Y que en esos días le pegaron tanto, lo maltrataban tanto, y que él de puro animal se resistía:

–Lo más trágico es que me interrogaban por cosas que no tenía ni idea, era la pura desesperación del Ejército por saber los negocios que había hecho la gente de la Armada con mi familia. Los primeros días me venían a buscar y yo lloraba, gritaba, me escondía en un rincón; los tipos me agarraban, me llevaban, y cuando me devolvían me tiraban a la celda de castigo estaba reventado, me despertaba horas después. Pero a los 15 o 10 días ya venían y me peleaba contra los guardias. Alguna mano ponía, porque sabía que me iban a poner. Y para sacarme de la celda tenían que venir en serio, eh… Me acuerdo que lo más doloroso, lo más duro era la espera, cuando pensás cuándo te van a venir a buscar: ésa es aterradora.

Pero ahora sabe, dirá, que esas torturas lo salvaron: cuando lo bajaron al pabellón general ya se había ganado una fama de ser un tipo duro.

–Con todas esas palizas, a los tres meses yo ya era un perro de pelea. Y cuando me bajan al pabellón me tiran en el peor, pensando que yo tenía que jugar el papel de víctima, lo lógico para uno que venía de ser acusado de parricidio, encima a esa edad y sin experiencia. Y al día siguiente, cuando se abren las rejas y yo pienso acá a pelear, pasa uno y me deja un pulóver, pasa otro y me deja un jabón, me había hecho un nombre. Y fue así. En los años que estuve, nunca puse las manos atrás, ni la cabeza gacha: ni por puta se me hubiese ocurrido. A la mañana sonaba el silbato en el pabellón y tenías que levantarte, armar la cama, ordenar todo y poner la mano afuera de la reja para el recuento. Yo estaba acostado. ¿Qué hace ahí? ¡Andá a la concha de tu madre, estoy durmiendo!, le decía. Entraba la requisa, quilombo, palo, quejas, expedientes. Yo batí el record de días castigado. Hasta que llegó un momento en que uno decía che, Schoklender no se quiere levantar. Y bué, déjalo, le decían. Llegó un momento en que era inmanejable. Y llegué a manejar media cárcel de Caseros y media cárcel de Devoto. Hasta los guardias laburaban para mí. Monté una imprenta enorme en la cárcel, donde hacíamos apuntes para la universidad y los guardias traían los carros llenos de papel, laburaban los presos comunes, los policías, los menores. Y armamos un centro de investigación informática. Y desesamblé el formateo de disquete de Microsoft, el lenguaje binario y lo transformé en lenguaje de computación y publiqué todo el programa, fui uno de los primeros hackers, la Asociación de Programadores Libres.
En la cárcel, también, Schoklender se recibió de abogado y de psicólogo, dejó sociología a falta de dos o tres materias, terminó un diploma en teología, y conoció a unos presos chilenos, militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que le hicieron entender algo de lo que le pasaba:

–Ahí es donde empiezo hacer un click, en medio de toda esta locura que estaba viviendo, en medio de esa represión. Ahí empecé a entender que todo eso no tenía que ver que el guardia fuera malo sino con un sistema que reproduce este tipo de consecuencia. Que el hecho de que la inmensa mayoría de los que estaban en la cárcel fueran pobres y analfabetos no era porque los pobres y analfabetos fueran malos. Yo siempre leí muchísimo de chico, me apasionaba la lectura; ahí empecé con la lectura política.

–¿Qué leías?

–Por supuesto todo Marx y Engels, todo Mao, el libro verde de Kadafi, todo material político. Ya era la democracia entre comillas y circulaba todo. Antes, me acuerdo, en el pabellón, si queríamos escribir algo, lo escribíamos en formato de poesía. Si te los guardias te lo veían decías esto es poesía, y ellos ah, poesía, no pasa nada.

Dice, y habla de García Lorca, de cómo lo leyó y releyó y sigue releyendo. Y le pregunto qué era lo que más extrañaba cuando estaba en la cárcel y él dice que la soledad: baja la voz, baja los ojos y dice que lo que más extrañaba era la soledad y yo le digo que claro, que debe ser dura la soledad, tanto tiempo en la cárcel y él que no, que la soledad era lo que extrañaba, lo que le faltaba, decidir estar solo y poder estar solo, dice, y yo que pongo cara de que entiendo y le digo que entiendo, sí, claro, te entiendo, pero entiendo sobre todo que hay cosas que uno no entiende si no te las dice alguien que las ha visto desde el otro lado. Y que muy de vez en cuando uno se topa con alguien que ha estado tan del otro lado como él.

–La cárcel no es el encierro. La cárcel es la convivencia forzada con gente que vos no elegís. Ése es el verdadero encierro, la verdadera pérdida de la libertad. La pérdida de libertad física, ambulatoria, pesa, duele, pero lo peor es no poder sentarte a escribir o leer tranquilo, pensar, hacer música, tener tu espacio de intimidad, de reflexión. Eso es lo que te parte: no poder estar solo. Y tener que vivir alerta porque siempre hay otros, un entorno muy agresivo, aunque yo ya no necesitaba pelear porque ya los paraba con la mirada. Ésa era la verdadera cárcel.

Sergio Schoklender se había acostumbrado a la prisión: era su vida. Le quedaban unos diez años de condena y no pensaba hacer nada para acortarlos: “la posibilidad de la libertad era algo que había guardado en un cajón y cerrado con llave”, dice en su libro, y me dice que lo dice porque no quería cumplir con ninguna de las condiciones que el servicio penitenciario trataba de imponerle para rebajarle la pena: que no quería someterse, y si el precio eran años de cárcel, estaba dispuesto a pagarlo.

–La idea era hacerme bajar la cabeza, y yo no quería bajar la cabeza; entonces no te vas a poder ir más, me decían. Bueno, entonces no me voy más. Para mí la pelea era pelear donde estaba.

Hasta que, un día, llegó a visitarlo una señora.

–Alguna vez dijiste que cuando conociste a Hebe de Bonafini fue una fascinación inmediata…

Es difícil exagerar la importancia de las Madres de Plaza de Mayo en el imaginario argentino. Durante muchos años fueron las heroínas intachables, las mujeres perfectas, el símbolo de todo lo que los demás tendríamos que haber hecho pero no, lo que tendríamos que haber sido y nunca fuimos. Eso, las Madres, y Hebe Pastor de Bonafini es la Madre por antonomasia.

–Imaginate lo que fue tenerla ahí, que ella me quisiera conocer, me diera bola.
Me dice ahora Schoklender, fuma y fuma, y me ofrece otro café. El play room es luminoso, grande, bien dotado: un flipper de verdad, una rockola, el futbolín, los cuadros pop en las paredes. Debe ser para el hijo, pero las máquinas de diversión son fantasmas del padre, de un señor que nació en los cincuentas –y no de un chico del 2000.

–¿Y qué le habrá atraído a ella de vos?

–Creo que la rebeldía. Encontrarse con un tipo que no se doblegaba ante nada. Todo el tiempo puteando, peleando todo el tiempo. Y en esa época políticamente yo era un cuadro político revolucionario formado, faltaba el fusil y estaba todo.

Bonafini lo visitaba dos veces por semana, le llevaba sus platos a la cárcel; hacia 1993 lo convenció de que podía tener una vida afuera –y Sergio Schoklender pidió los beneficios que le correspondían: primero empezó a salir durante el día y por fin, en 1995, tras más de 14 años de cárcel, con dos tercios cumplidos, volvió a la libertad. Entre los informes que lo ayudaron a salir estaba el de la doctora Viviana Sala; tiempo después se casarían.

–¿Y en esos primeros encuentros con Hebe alguna vez hablaron del parricidio?

Le pregunto, ahora, tono grave: si él, preso por matar a sus padres, habló de su delito con esa mujer que el mundo conoce por su búsqueda de los asesinos de sus hijos. Schoklender baja la voz, baja la cabeza: estoy pasándome algún límite.

–No.

Dice, y no dice nada más. Hay un silencio. Yo le digo que él sabrá mejor que nadie que resultaba muy extraño ese encuentro entre alguien que peleó por sus hijos con alguien que mató a los padres, y él repite como si no me hubiera oído:

–No, nunca. Nunca fue un tema que habláramos. Jamás me lo preguntó.

–¿Y vos qué pensás?

–Nada, no tenía que ver con eso. Tenía que ver con que se encontraba con alguien en quien podía confiar. Que ponía todo lo que tenía al servicio de ella, que le explicaba las cosas, que trataba de darle coherencia a un discurso muy lleno de baches. Y así ayudé a construir un mito, a sostener un mito. Y bueno, después los mitos se te caen encima. Los ídolos tienen pies de barro y siempre se caen; el problema es cuando se te caen encima.

Dice, amargo. Pero, para eso, entonces, todavía le faltaban quince años.

Cuando salió de la cárcel, Sergio Schoklender se transformó en el ladero más persistente, más inesperado, más criticado, más fiel de Hebe Pastor de Bonafini. Su actuación con las Madres de Plaza de Mayo produjo ciertos conflictos –discusiones, gente que se fue– pero también, dice, muchos beneficios.

–En el libro escribís que el proyecto que llevaban adelante con las Madres “era revolucionario. Nuestro objetivo era la revolución, la única salida lógica era la lucha armada”, decís. “En la universidad guardábamos de todo”.

–Ah, de todo. Sí, era impresionante. Teníamos de todo.

–¿Qué es de todo?

–Armas de todo tipo, pistolas, ametralladoras, granadas, plástico, lo que pidas. Visto ahora es un delirio; visto en plena época del menemismo era la única salida lógica: había que generar una resistencia. Ubicate en pleno menemismo, con toda la impunidad que tenían. Me acuerdo del lugar donde teníamos guardadas las cosas, que era un pozo en el sótano de la universidad: la ubicación precisa la conocíamos dos o tres compañeros y Hebe, y nadie más.

–¿Y si alguien le preguntara a Hebe si eso es cierto, ella diría que sí o que no?

–Nooo. Ella de eso no se va a hacer cargo ni abajo del agua… Y fue un problema enorme que, cuando se arma esta alianza con el kirchnerismo, hubo que sacar todo.

Dice, y recuerda el momento en que Hugo Chávez fue a ver a Bonafini a la sede de las Madres y le dijo que el comandante Fidel le pedía que apoyara a este presidente nuevo, casi desconocido, de quien ella había dicho, poco antes, que era “la misma mierda que todos los demás”. Y cómo ella lo escuchó y le ordenó que pidiera una audiencia en la Rosada y cómo quedó prendada por la acogida de Néstor y Cristina, y cómo todo cambió tanto desde entonces. Todo, tanto.

–Y sí, hubo que desarmar una estructura en la que habíamos estado trabajando, en la que muchos compañeros habían puesto muchas expectativas.

A partir de ese momento, las Madres de Plaza de Mayo –y, sobre todo, Hebe de Bonafini– empezaron a tener un lugar destacado en la liturgia oficial: no había acto o acontecimiento importante que no la tuviera como invitada de honor. Las Madres fueron una instancia de legitimación que el gobierno nunca desdeñaba.

–¿Pero había un plan militar? ¿Cuál era?

–La idea era mandar compañeros a formarse con las Farc en Colombia, con los zapatistas en Chiapas, y que después esos compañeros pudieran venir con alguna formación y comenzar un trabajo, digamos, foquista en algún lugar. Ese era el único modelo posible, no veíamos otra salida. Era impensable que el país se iba a recuperar en ocho años, quién se podía imaginar eso.

Yo le digo que no lo sabía, que nunca lo habría imaginado. Y que siempre me intrigó –y lo he escrito varias veces– que ningún deudo de las víctimas de la dictadura haya intentado la venganza: que la Argentina estaba llena de asesinos sueltos y que finalmente no habría sido tan difícil atacar a alguno, y que por eso me había sorprendido menos cuando leí que él, Sergio Schoklender, había planeado el secuestro de Massera.

–En 1999, 2000, teníamos todo preparado para ir a secuestrarlo: le habíamos hecho inteligencia, sabíamos cómo se movía, por dónde, teníamos todo preparado. Mi fantasía era hacer algo muy parecido a lo que después fue esa película, El secreto de sus ojos, ¿no? Lo agarrábamos y se perdía, nunca más. Yo quería que el enemigo recibiera el mensaje de lo que significaba la desaparición, que supiera cuál era la sensación de estar desaparecido, que nadie sepa si alguien está o no está, si vive, si está muerto. Decirles esto es lo que hicieron. Y encima a Massera, que era tan emblemático. Pero ahí Hebe se opuso, y al final se demostró que tenía razón, la historia le dio la razón. Después las leyes de impunidad se derogaron, un montón de milicos están presos y procesados. Pero en esos años era impensable que eso sucediera en la Argentina. Y ese viraje fue gracias a Néstor. Visto desde ahora me pregunto si, en el caso de que algunos de estos grupos delirantes, incluso el nuestro, que no pasó de ser un embrión, hubieran llegado a hacer algo, si eso no habría debilitado la posibilidad de un cambio institucional tan profundo como el que hubo.
Dice, reflexivo, y le digo que más me sorprendió que, en su libro, cuente cómo, en los años noventas, cuando se quedaban sin plata para pagar el funcionamiento de las Madres, “salían a recaudar”:

–Sí, cuando teníamos que salir a recaudar, salíamos a recaudar como en los viejos tiempos.
Dice, marcando las palabras, con un amago de sonrisa.

–¿Qué querés decir? ¿Cómo eran los viejos tiempos?

–Y, choreo. En negocios, en supermercados más bien. Tratábamos de que fuesen lugares que representaran más la concentración oligárquica, no la farmacia de la esquina.

–Pero nunca firmaron sus acciones.

–No, no. No, porque era temprano.

–¿Temprano?

–Sí, era temprano para que saliera a la luz una organización que no tenía un referente político todavía.

–A mí me impresionó leer que habías escrito eso. ¿Te imaginás los títulos de mañana o pasado: “Las Madres de Plaza de Mayo se financiaban con plata de asaltos a mano armada”?

–Pero es verdad.

Dice Sergio Schoklender, como si eso fuera todo y, por un momento, tiene una rara candidez en la mirada.

–Es verdad. Hebe lo dijo una vez en la Plaza, hace unos meses, cuando estaban los trabajadores que le reclamaban los sueldos les dijo vayan a reclamarle a Shocklender que se robó todo. Después a la semana siguiente, cuando volvieron a reclamar, les dijo yo no voy a salir a robar como Shocklender para pagarles el sueldo.

–Pero todos entendimos que lo que estaba diciendo era que le habías robado a ella, no que habías robado para ella…

–No, no, dijo yo no voy a salir a robar como Schoklender para pagarles el sueldo. Está bastante claro.

–¿Vos decís que estaba hablando de esas acciones?

–A ver… Con ella era: Hebe conseguimos la plata; bueno, yo no pregunto, no me digas nada. Pero habíamos hablado y acordado explícitamente que si algún día me pasaba algo, ella no tenía que saber nada y se tenía que despegar.

–¿Y por qué salís a decirlo ahora?

–Porque creo que es justo. Primero porque estoy pagando el haber sostenido un mito y estoy tratando de reparar algunas cosas. Porque creo que hubo muchos compañeros que se jugaron durante años para sostener esta estructura que ahora la hizo mierda, la destruyó, no quedó nada. Nos jugamos muchos por las Madres y por Hebe, pusimos el pecho en serio, no a medias.

Sergio Schoklender piensa, busca las razones –que debería haber definido de antemano. Yo le pregunto si, al decir esto, no se está autoinculpando: si no puede aparecer un juez que diga bueno, este señor dice que salió a robar, voy a investigarlo. Él me mira como si no lo hubiera imaginado y me dice que no, apenas displicente, casi cool:

–Naaa. Primero tendría que encontrar un hecho concreto… y además ya está prescripto.
–Quizá. A mí me pareció raro, como que te ponías en un lugar de mucha exposición, de cierta fragilidad al decir eso.

Entonces me mira con curiosidad, como quien ve de pronto algo, arquea las cejas, pita, sopla:

–Bueno, hay un montón de cosas que puse en el libro y después a la noche pensando me decía uy, esto mejor no lo hubiese dicho… Pero ya está, está ahí, y forma parte de la verdad y forma parte de mi vida, casi 16 años entregados ahí.

Y es entonces cuando me dice que sí, que quizá no tendría que haber dicho eso y se queda pensando y parece que está diciendo la verdad. Todo es posible.

Hace dos años, Miguel Russo le preguntó a Hebe Pastor de Bonafini “cuál era la persona más maravillosa que había conocido representando a las Madres por el mundo”. Y ella le contestó que “Evo Morales, impresionante, nadie sabe lo que es capaz de hacer. Y después, al lado de nosotros, Sergio Schoklender, un tipo entregado cien por cien a la tarea. El día, para él, tiene 30 horas, y todas laborables. Alguien que nunca quiere nada para él.” Alguien que nunca quiere nada para él, decía, subrayaba. Y contaba que, después de conocerlo en la cárcel “empecé a quererlo como un hijo, lo traje a vivir acá, a mi casa. Y es una máquina de trabajar, a la que se suma una inteligencia sin igual. Él hizo el proyecto Sueños compartidos que el gobierno tomó como propio. Estamos a punto de firmar el convenio con todas las provincias, porque nosotros no tenemos plata, entonces el gobierno tomó el proyecto pero nosotros lo que le pedimos es que sea como queremos nosotros, con escuelas, con comedores, con jardines maternales pero con gas, luz, agua y cloacas, porque no se puede construir un barrio para que esté como antes. Ya lo estamos haciendo en Tartagal. Y eso es toda una idea de Sergio”, decía, en marzo de 2009, Hebe de Bonafini.
Y, en esos días, Jorge Fontevecchia le preguntaba a Schoklender cómo definiría su relación con ella: “Es como una madre para mí: me cocina, me reta si no como, si le desordeno, si no me cuido”, dijo él. “Y además es una relación muy particular porque, junto con todo el afecto, te baja línea política desde que te despertás hasta que te acostás”.

Pero en mayo de 2011 la relación se rompió –con el ruido apropiado. Al principio, las dos partes trataron de presentarlo como una separación amistosa, de mutuo acuerdo: Schoklender decía que “renunciaba para tener más tiempo para sus proyectos personales” y Bonafini que él “estaba de viaje”. En pocos días, las acusaciones mutuas fueron escalando, y las denuncias de periodistas y diputados sobre desvíos y corrupciones y lavado de dinero; eran, además, tiempos electorales, y el gobierno empezó a preocuparse. Cierta prensa decía que el programa Sueños Compartidos había sido una estafa, una forma de desviar dineros públicos, y apuntaba a Schoklender pero también a Hebe de Bonafini. Entonces Bonafini dijo que eso era cosa de Meldorek, una empresa que ella no conocía –dijo, hasta que aparecieron fotos y videos de ella inaugurando cosas con carteles que decían Meldorek. Meldorek era, en efecto, la empresa que construía las casas para la Fundación Madres de Plaza de Mayo, y Schoklender era o es uno de sus dueños. Su capital pasó, en 2006, de 12.000 pesos a dos millones. Al principio, Schoklender dijo que la empresa no era suya; después aceptó que era uno de sus dueños.

Todo se emporcaba, y se cruzaron acusaciones de dineros sucios: que Schoklender robaba, que las Madres tenían cuentas sin declarar afuera. Ella dijo que “Sergio Schoklender es un traidor y un ladrón y un pobre tipo” y, cuando un periodista le preguntó si se iban a defender en la justicia, lo miró cual busto enfurecido y le dijo que no tenían nada de qué defenderse: “¿De qué nos van a acusar? ¿De haber dado la sangre de nuestros hijos para hacer esta patria maravillosa que tenemos?”, dijo, usando una vez más la historia y la sangre para desviar las discusiones del presente.

Él, mientras tanto, dijo que “Hebe dejó de defender principios para pasar a defender a un partido” y rechazó las acusaciones de enriquecimiento y dijo que nunca se llevó ni un peso. Y lo repite ahora:

–Yo no me llevé ni un peso. Pero sí hubo plata que se usó para gastos de la Fundación, ordenados por las Madres. Es el sistema que te decía, de cómo funciona la política. Yo, aparte de construir, con esa plata tenía que mantener a las Madres, los actos partidarios, los afiches, los caprichos de Hebe, los caprichos de su hija, las casa de su hija, los centros culturales, la radio, la universidad de las Madres, los viajes, los choferes, la camioneta… Tenía que hacer milagros.

Tiempo después, ahora, Schoklender dirá que la pelea vino porque estaban dejando de renovar los contratos y había 6500 familias que se iban quedando sin trabajo.

–Y yo lo planteo, insisto, pero veo que no pasa nada, todo se demora. Entonces Hebe me dice que si no se renovaban los contratos era porque Cristina no quería.

Dice, entorna los ojitos. Schoklender tiene los ojos achinados, los entorna como si ver fuera un trabajo duro. Y dice que “todo empezó a arruinarse con la muerte de Néstor”.

–Acá hubo un antes y un después con Néstor. Néstor era el tipo que siempre tenía una puerta de atrás por dónde entrar en cada ministerio. Es decir, de pronto estaba el ministro, pero él designaba un subsecretario para tal área que le respondía totalmente, que le servía para controlar el asunto. Entonces nosotros le mandábamos a decir mirá, nos están cagando, no nos firman, no nos redeterminan los precios, tenemos que echar gente, y él levantaba un teléfono y al día siguiente aparecían los nuevos contratos firmados. Mi relación no era directamente con él, mi relación era a través de Zanini. Pero cualquier cosa que yo le hacía llegar, él automáticamente la recibía y lo resolvía. No porque me quisiera, sino porque realmente creía en el proyecto. Por eso cuando Cristina comienza a gobernar, se nos corta un interlocutor. Y cuando Néstor muere, Cristina pasó tres meses sin saber dónde mierda estaba parada. Lo único que tenía eran unas breves apariciones públicas para ver cómo le recortaban el paso a Aníbal y a Alicia, que habían hecho una alianza muy fuerte. Y con unas depresiones muy grandes, que no sabían cómo levantarla, días enteros llorando.

Curiosamente reaccionaba más por la bronca, cuando le decían mirá que fulano está haciendo tal cosa, ahí juntaba fuerzas y salía adelante. Su pequeño entorno de interlocutores eran Zanini, Parrili, de Vido, Nilda Garré, pero en todos los ministerios las segundas líneas de Néstor no le respondían ni al ministro ni a ella. Y en esa situación se producen los mayores descalabros. No nos pagaban, nos encontramos con todo tipo de obstáculos. Envidias, peleas de poder, gente que sentía que nuestra forma de trabajar los dejaba en descubierto…

Dice Schoklender, y que por eso decidieron cargárselo: porque con su trabajo dejaba en evidencia los márgenes enormes que muchos sacan, y la mala calidad de las rutas o las escuelas o las casas que construyen, y que por eso y porque no pagaba los retornos acostumbrados se empezó a poner en contra a mucha gente.

–Es que nuestras obras eran de primera calidad y costaban la mitad; con eso les estaba tocando el culo a muchos. Y no pagaba sobreprecios, no pagaba coimas. Ahora me dicen que yo tendría que ser más realista y algo tendría que haber repartido. ¡Pero qué iba a repartir si todo lo que sobraba tenía que sostener todo el resto!

Y que, para colmo, dice, organizaban pobres, dice:

–Cuando nosotros trabajábamos en los barrios más marginales, veías esa transformación del hombre y esa mujer que venía del sometimiento, de la prostitución, del analfabetismo, de la explotación y el abandono y vos no los extraditabas detrás del paisaje, sino que los ayudabas a seguir creciendo, y transformabas su realidad cotidiana. Y, después hacerlos volver para atrás es muy difícil. Yo no apostaba a esos trabajadores, yo apostaba a los hijos de estos trabajadores que habían podido ver a sus padres con otra realidad y que iban a ser capaces de pensar qué modelo de transformación era necesario para que esto continuara. Y Néstor valoró este proyecto, lo reconoció, entendía el impacto que iba a tener. A Néstor no lo asustaba que fuesen 10 mil, 20 mil trabajadores organizados. A Cristina sí, y ni hablar al entorno de la dirigencia kirchnerista. Y ese crecimiento político y ese nivel de organización asustó a muchos, y yo no tenía miedo de decirle a nadie lo que hubiera que decirle y de pelear por el proyecto con quien fuera. Así que alguna gente se dejó convencer de que sin mí todo iba ser igual pero mejor, y se vino la noche.

–¿Y por qué decís que a Cristina la asustaron esos trabajadores organizados?

–Porque Cristina se maneja con otros parámetros. Yo creo que la primera vez que Cristina vio un pobre fue con las obras de la Fundación. La primera vez que la abrazaron los trabajadores fue cuando fue a las villas con Hebe a inaugurar una obra. Me acuerdo que el entorno, la seguridad, los secretarios estaban aterrados, y ella se animó, así, tímidamente, y vos la veías que era la primera vez que estaba rodeada de esa intimidad de gente transpirada, con cascos, ropa de trabajo, hombres y mujeres que la abrazaban y le traían un regalito, y vos la veías que no era lo suyo.

Y que por todo eso, dice, y las peleas y las envidias y las apetencias de poder, terminaron por cargárselo. Es una historia. Hay otras: cada cual cuenta una.

Así que en pocos días Sergio Schoklender se peleó con su madre adoptiva y con su hermano de sangre, Pablo –que colaboraba con él en la Fundación–, y quedó en el centro de un proceso judicial. Y quedó, sobre todo, un poco solo.

-De alguna manera me lo tengo merecido, siento, ¿no?

–¿Qué?

–Este cachetazo que ella me da. Mi esposa, mi ex esposa, siempre me decía Sergio, Hebe se lo hace a todos, algún día te lo va a hacer a vos. Ella peleaba mucho para que nuestro hijo, Alejandro, no se acercara tanto a ella, porque algún día lo iba a repudiar, me decía, iba a ser muy doloroso para él. Y yo le decía es imposible, es su nieto, lo adora, la abuela soñada de cualquier nieto. Y era abue y se llamaban, hablaban, por lo menos una vez por mes él se quedaba en la casa de ella. Y de la noche a la mañana fue el repudio más absoluto, el desconocimiento, un momento tan doloroso: quince años de mi vida puestos ahí a pleno. Fueron quince años de mi vida que si hacía falta pagar la luz salíamos con un fierro en la cintura a buscar plata para sostener lo que las Madres necesitaban. Y de la noche a la mañana, un cachetazo en la cara, diciéndome…

Dice, y se calla. Dice diciéndome y no quiere decir traidor, ladrón, pobre tipo. Dice diciéndome y se calla.

–Pero esta misma situación yo antes la viví y se la toleré y me callé frente a infinidad de compañeros que pasaron por la vida de Hebe y que después por algún problema de protagonismo o de cartel o de capricho o de que en una marcha le habían hecho una nota a él y no a ella terminaron radiados y repudiados, después de dejar años de su vida ahí. Y frente a muchas de estas situaciones, yo tampoco fui capaz de levantar la voz y poner un límite firme. Y hoy me pasa lo que les pasó a tantos.

Schoklender mira el cigarrillo, la mano que le tiembla, y dice que de la noche a la mañana recibió ese cachetazo que le hizo entender que él no era, como creía, distinto: cualquier psicólogo hablaría de la herida narcisística y de ciertos mecanismos de defensa. Yo no, pero sí de que es duro cuando te pasan esas cosas que uno cree que sólo les pasan a los otros –morirse, por ejemplo.

–Sí, uno siempre piensa que es distinto y, de pronto, te ves en ese lugar donde habías visto pasar a tantos en la vida de Hebe, y ves que sos uno más de todos esos…
Dice, melancólico. Siempre es duro ser uno más.

De todos esos.

Le ofrezco un puro: me traje un par de puros, pensando que si la charla se hacía larga le iba a ofrecer uno: siempre es bueno compartir algún humo. Schoklender lo mira con interés, como pensando en algo que quizá no me cuente. En el piso de abajo su hijo juega a la play; Schoklender está preocupado porque tendría que ocuparse de que estudiara matemáticas –y su mujer ex mujer le puede reprochar que no lo haga. Suena el teléfono, habla con alguien que le pide algo, le dice que sí pero no todavía; cuando cuelga le pregunto por qué cree que ella –con decir ella alcanza– hace las cosas que él dice que hace.

–Ella logró llegar a un lugar de reconocimiento de la dirigencia política, y a caminar por lugares por donde jamás se hubiese imaginado. Que entre a la Casa de Gobierno y que Néstor, Cristina, los ministros la inviten personalmente a todos los actos públicos… Me acuerdo cuando vino el de los Emiratos Árabes yo le decía Hebe, mirá que éste es un esclavista, es un hijo de puta. No, no, Cristina me invitó, yo tengo que ir, decía. Ella siempre fue muy susceptible a la adulación. Así fue como se rodeó de toda una banda de parásitos aduladores, así fue expulsando a todas las Madres capaces de cuestionarle algo y terminó monopolizando la imagen de la Madres de Plaza de Mayo, así fue incapaz de sostener a HIJOS dentro de Madres, a ex Detenidos, a Familiares, o a Abuelas, o de valorar otras formas de lucha. Terminó rodeada de obsecuentes, y pasó de ser la mujer que viajaba todos los días en colectivo hasta la Plata a ser la mujer que si no viaja en primera, no te viaja. Hebe terminó tercer grado nada más, y pasó a ser una mujer que leía tres libros por día, se nutría. En una formación donde yo colaboré un poco, pero una formación muy despareja, donde te decía estos negros de mierda que se vayan a mendigar a otra parte; uy, que no te escuchen. O armarse una ensalada entre lo que era la defensa del pueblo palestino y la defensa de Hezbollah o Al Qaeda o el antisemitismo y, entonces terminaba hablando del judío de mierda.

–“Hebe era una mujer muy primitiva, de muy poca educación. Tenía muchas flaquezas humanas y yo era una máquina de tapar sus baches: había decidido sostener esa imagen falsa”, decís en el libro.

–Cuando me voy encontrando con esta realidad de ella, ya era mucho lo que había hecho. Habíamos organizado una biblioteca, la universidad, el centro cultural, la radio, un montón de cosas que me parecían valiosas. Me acuerdo que con Viviana vivíamos en un departamento atrás de esta casa, y lo hipotecamos para poder pagarles los viajes a declarar en la Audiencia Nacional con Garzón. Porque Hebe a eso no le daba bola a eso, porque no lo entendía, no lo sabía. Pero vos fíjate que de ahí salieron cosas como la detención de Pinochet. Y después lanzamos el proyecto de la construcción…

Sueños Compartidos empezó en 2006: un programa de construcción de viviendas populares con un par de características distintivas. Por un lado, la decisión de contratar a pobladores pobres de las zonas donde trabajaban:

–No sabés lo que fue para mí la satisfacción de ver a esas 6.500 familias rescatadas de la marginalidad más absoluta. Vos pensá que para el 90% de esos trabajadores era el primer trabajo formal que habían tenido en su vida, gente totalmente indocumentada, que por primera vez pasó a ser ciudadana cuando le tramitamos su DNI, después el cuit, después un recibo de sueldo, que los sacamos de la calle, de cartonear o de andar juntando basura o de andar vendiendo droga o estar en la prostitución o de ser carne de estas organizaciones sociales entre comillas, de vivir del plancito, en los micros para los actos, como único trabajo. Que les dimos dignidad, les dimos alfabetización, un oficio… Y de la noche a la mañana, ¡pum!, toda esa gente que trabajaba con nosotros se quedó colgada de la brocha, pataleando en el aire. Esa gente no tiene red. Nosotros sí, nosotros vamos a sobrevivir, de alguna manera vamos a seguir. Pero ellos …

Por otro lado, dice después, está el sistema de construcción, su gran orgullo, que les permite trabajar rápido y bien, construir casas mejores y mucho más baratas.

–Y bueno, el precio para seguir adelante era sostener ese mito. Si vos querés, era tratar de darle un sentido más actual y más coherente a la lucha por los derechos humanos. Tratar de utilizar la potencia que tenía el símbolo para construir algo, no para destruir todo el tiempo. Y el precio era sostenerla a Hebe. Y qué sé yo, hicimos mucho. ¿Está bien, está mal? No sé. Hemos hecho cosas increíbles, he compartido con ella vivencias increíbles. Pero por otro lado, ¿cuánto de eso era verdad? No sé. Ahora no lo sé.

Cuando estalló el escándalo la estrategia del gobierno fue la más simple: correrse de un escenario incómodo y presentar todo el asunto como la lógica traición del parricida. Para eso tenían que olvidarse de que el parricida había sido, durante años, un invitado permanente. Y el parricida puteaba pero, en esa discusión, ¿a quién le creerían más personas, a la Gran Madre o al Asesino de la Suya?

–Es muy menor, pero me llamó la atención que en tu libro dijeras que los 30.000 desaparecidos en realidad fueron 15.000, porque…

Le digo, y me interrumpe, atropellado:

–Eso es lo que me contaba ella, no lo dije yo. Ella me lo contaba como secreto, no sé, estábamos reunidas con otras madres y entonces como la Conadep dijo 15.000 yo salí a decir que eran 30.000, dijo, y 30.000, y 30.000, y quedó 30.000. Da lo mismo que sean 30.000 o uno, es obvio que uno solo es demasiado. Pero ella terminaba siendo la primera que había ido a la plaza, la que sabía esto y lo otro, la que te marcaba las fechas, la cantidad de los desaparecidos, quiénes eran buenos y quiénes eran malos, quiénes eran traidores y quiénes no… Siempre primereando, se enfermaba si veía que le ocupaban el escenario. La postulación de Estela de Carlotto para premio Nobel la puso verde, no sabés cómo estaba…

Sergio Schoklender sabe que no le resulta fácil que le crean. O, mejor dicho: fácil que no le crean. No se engaña: sabe quién es –para millones de argentinos. Es rara esa combinación de hombre duro, pesado, que puede jactarse de sus peleas en la cárcel o un asalto pero que sabe, al mismo tiempo, que tiene límites fuertes, una debilidad muy clara. Aún en sus mejores momentos, cuando Hebe de Bonafini lo impulsaba a tener más protagonismo en los actos de las Madres, él se negaba:

–Yo siempre jugué de monje negro, porque entendía que no sumaba, que ella sola ya se ocupaba de hacer vulnerables a las Madres. Hebe podría haber sido prenda de unión de la dirigencia política argentina en determinado momento, o por lo menos de todos los sectores progresistas. Bajo el pañuelo de las Madres, ella podría haber hecho la gran convocatoria. Y en cambio fue la gran convocatoria de sí misma.

Tenía razón: su mujer ex mujer sube a preguntarle por qué no se ocupó de que su hijo estudiara matemáticas en lugar de jugar con la play; Schoklender le contesta tímido, le pide disculpas. Después prepara más café, seguimos, en el humo de los puros:

–A mí ya de por sí me pegaban por el tema de parricida, de asesino. Si encima yo aparecía como la voz de las Madres, les iban a pegar más. De hecho hubo madres que se fueron porque estaba yo, es una realidad. Si ya con los exabruptos de Hebe alcanzaba para que le pegaran a las Madres. ¿Cuántas veces las Madres se han comido críticas por eso? Si encima la cara visible era Sergio Shocklender… bueno, era pesado. Tampoco era un lugar que me gustara. Jamás tuve esas aspiraciones. A mi dejame con las experimentaciones, laburo con los barrios, las villas, organizar. Yo creo que puedo generar las condiciones para que otros sean los protagonistas a futuro. Soy un idealista en ese sentido, creo que podemos construir un mundo distinto para dejarle a mi hijo, una herencia, un proyecto. Pero con lo otro no me siento cómodo.

Yo tampoco: le tengo que preguntar, de algún modo, por el asesinato de sus padres. Ya es hora. Pero no sé cómo: me da pudor, no veo por qué tendría derecho –yo, cualquiera– a preguntar cosas como ésa. Y sin embargo no puedo no hacerlo. Intento, por el momento, formas muy laterales:

–¿Y cómo es cargar con esa historia? La sensación de que todos tus compatriotas te piensan primero como un tipo que mató a los padres, digo, más allá de que lo que haya pasado…

–Pesado, muy pesado. En alguna época yo vivía tratando de convencer a todo el mundo de que era bueno. Hasta que dije bué, más vale hago lo que se me ocurre, y a otra cosa. Pero es pesado, en cualquier momento te podías encontrar con alguien que te podía rajar una puteada…

–Pero, digo, más allá de la cuestión pública, de estar delante de gente que te puede decir esto o lo otro, ¿para vos, frente a vos mismo, cómo es cargar con todo eso?

Su voz se va haciendo cada vez más oscura, grave, baja. Una mano en la frente, la otra en el cigarro, y dice que es pesado, pesado, y va a seguir siendo pesado hasta el último día de su vida –y creo que lo dice en serio. Que habla en serio.

–Muy duro. No desaparece, ni va a desaparecer nunca. Siempre hay una cosa reparadora en uno, de querer dejar algo mejor para el futuro, ayudar, hacer el bien, sentir que tenés una deuda con la humanidad, con la vida, que no se va a ir nunca. Pero bueno, qué sé yo…
Dice, y espanta con la mano. Debe ser espantoso tener que volver –no tener más remedio que volver– una y otra vez a esas mismas dos horas, a un momento que, desde hace 30 años, te marca la vida: que, por más que hagas, sigue siendo lo que te define. Yo sigo dando vueltas:

–Estuve leyendo sobre la muerte de tu padres. Hay cosas muy raras. ¿Es verdad que quisiste huir a caballo?

Schoklender me mira seco, para dejar las cosas claras. Me pregunto si así miraba en Devoto, en Caseros:

–De toda esa historia, toda esa parte, yo no hablo.

Y después, para suavizar el corte brusco: que no habla porque es muy doloroso. Se oye, al fondo, el ruido de unos pasos subiendo la escalera.

Su mujer ex mujer llega entre dos pacientes, hablamos de pavadas. Sergio Schoklender disfruta el puro, lo chupetea, lo mira; después ella se va. En su libro, él dice que “todo entrevistador tiene su precio”; yo le pregunto cuándo me va a pagar el mío. Se ríe: reírse suele ser una salida. Pero Schoklender cree saber que los medios argentinos “viven de la extorsión y de la compra de los espacios por parte de la dirigencia política”.

–Todos tienen que aportar para que no hablen mal de ellos. Si vos sos gobernador o intendente de una ciudad grande y no aportaste tu cuota mensual, mañana salen artículos pegándote o, mejor dicho: mostrando la realidad de tu provincia, escrachándote a los cuatro vientos. Solo para que no te mencionen, tenés que pagar. Y eso lo aprendí tarde, eh. Yo cuando empecé en esto era el tipo más ingenuo del planeta, no conocía nada. Yo me acuerdo de estar con alguna consultora, por ahí Doris Capurro, que está como una gran asesora de Cristina, y escuchar que la llaman por teléfono y cómo, ¿todavía no te llegó lo de este mes? Ah, esperá que ya lo llamo, y llamar al gobernador tal para decirle que no había mandado la cuota para el medio tal del aporte mensual de publicidad oficial… Eso es para que no hablen mal. Si vos además querés que hablen bien, y empezar a existir en el imaginario popular, ya es otro precio distinto. Dos líneas en un diario, donde se mezcla la necesidad de este modo de hacer política con el narcisismo que todos tienen, son precios altos. Esas dos líneas son carísimas. Y así es, en general, el tipo de periodistas y de prensa que tenemos.

–Sin embargo, cuando las Madres hicieron aquel “juicio ético a los periodistas” dijiste que no estabas muy de acuerdo.

–Yo no estaba de acuerdo en esas movidas de Hebe. Eran medidas consensuadas con Mariotto para pegarle a tal grupo, al grupo Clarín, a fulano o mengano, y aprovecharlo como una tribuna para salir en defensa de la ley de Medios y en contra de fulano de tal, y no una reivindicación de otro modo de hacer periodismo y de hacer justicia. Y esta cosa indiscriminada de Hebe de son todos una mierda, no sumaba nada. Pero era su manera, ella siempre redoblaba la apuesta. Por supuesto desde el gobierno la alentaban, le daban manija. Cuando la llamaban y le decían Néstor y Cristina te vieron, se emocionaron, se les caían las lágrimas con lo que decías, te podés imaginar que ella se hinchaba como un pato. Y al día siguiente, quién carajo le pone el bozal…. Seguía diciendo boludeces.

–Decías que Néstor era el que alineaba los medios.

–Néstor era el que los llamaba y les decía déjate de joder con este tema porque te corto las patas, te saco la pauta oficial y además te volteo tres empresas.

–¿A Clarín?

–A Clarín, a La Nación, a Haddad, todos los medios. En el caso de Cristina es distinto. Porque Néstor te utilizaba la caja más el poder político. Cristina delegó todo eso en Abal Medina, y él maneja con pauta: te retraso los pagos, te libero los pagos. Pero no es lo mismo Abal Medina que Néstor, claro. Hoy verlo como jefe de gabinete es un escenario trágico, al 2015, porque no veo recambio. Te pueden construir un candidato mediáticamente todavía, pero no hay una generación política y una organización. No hay debate de ideas. No hay un proyecto de país.

–Bueno, hay una generación que se plantea como el recambio para 2015. Los muchachos de la Cámpora…

Le digo, porque en su libro dice que son “montón de yuppies que quieren tener su oficina, una secretaria con minifalda, auto con chofer y sueldos disparatados”. Schoklender se exalta y dice que son pendejos que no tienen la más puta idea de nada. Violeta, la perra, quiere que le tiren la pelota, ladra, salta.

–Son pendejos que no tienen la más puta idea de nada, que no tienen historia de militancia. Son pendejos que lo único que les interesa es garantizarse un sueldo, tener un pequeño séquito y se matan por tener más puestos para repartir y tener gente a su cargo. Esa es la política que nos están dejando para el 2015. El problema no es el hoy, el problema es que no hay una construcción política y una apuesta a largo plazo en este país. Son tantas las miserias que no hay políticas a largo plazo. No hay un plan estratégico, no hay un plan quinquenal; te la dibujan, pero la realidad es que sobrevivimos porque somos un país increíblemente rico, 40 millones de gatos locos y porque veníamos de una devaluación salvaje. Pero no hay un proyecto de país que nos convoque y que nos una a todos, no hay una propuesta. Nunca Cristina –ni Néstor– se levantaron a decir esto es lo que queremos en educación, en salud, en vivienda, esta es la propuesta, tenemos que generar un consenso en esta dirección.

Pero Néstor, dice, fue un tipo con unos huevos como ninguno, capaz de enfrentarse a los grandes grupos, el tipo al que le debemos no estar en el ALCA, el que le dio impulso a la alianza con Brasil, que le dio dignidad a la política internacional argentina, que le hizo frente al Fondo Monetario Internacional.

–No, los méritos de Néstor son incontables, con todos sus defectos como ser humano y de su modo de hacer política.

Y que Néstor, otra vez, tenía unos huevos así de grandes y pudo hacer tanto aunque, por supuesto, insiste, él también estaba metido en todo este kilombo.

–¿Qué querés decir, metido en todo este kilombo?

–A Néstor no se le escapaba nada. Néstor estaba al tanto de todo. Él arranca de menos diez, sin un caudal político propio, sin recursos, sin estructura. Vos en cada lugar donde ibas te encontrabas con funcionarios que habían estado con Menem, o Duhalde y ahora son kirchneristas. Es el caso como el Vasco, el intendente de Exaltación de la Cruz. Yo le pregunté un día pero vos Vasco al final con quién estas. Y el tipo decía yo soy peronista, yo estuve con Menem, con Duhalde y con Néstor; yo soy peronista, decía.

–¿Vos decís que el sistema de corrupción estaba manejado por Kirchner también?

–Néstor les requería a todos ellos caja, no para el lucro personal sino para el mantenimiento de toda esta estructura y de las organizaciones sociales. Estas organizaciones que fueron punta de lanza, los de D’Elia, los Pérsico, hasta Castells. Todos recibían, todos pasan por caja. No digo que se hayan enriquecido a modo personal, pero toda esta estructura clientelar que arman necesitaban financiarla. Y para eso Néstor les pedía a todos, por supuesto, y si yo te pido a vos que separés tanta guita, después no te puedo tocar el culo porque también separaste para vos. Y por supuesto, yo como Presidente de la Nación puedo mostrar públicamente que estoy repeleado con los grupos económicos, pero los grupos económicos son parte de la vida cotidiana del país, entonces no me puedo pelear tanto. Me acuerdo que cuando recién asume Macri en Buenos Aires cancela todos los pagos a la Fundación y nosotros teníamos el 90 por ciento de las obras acá en la ciudad. Entonces le hacemos un escrache en la casa del Presidente del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Después de ahí vamos a escrachar a Petrini, un vendedor de jugadores de Boca que Macri lo había puesto de Director del Instituto de la Vivienda. Íbamos custodiados con policías en moto, con micros que nos habían puesto ellos.

–¿Ellos quiénes?

–El Gobierno Nacional. Y de ahí íbamos a hacerle un tercer escrache a la puerta del country donde vive Nicolás Caputo, dueño de la empresa constructora más grande del país. Y entonces se ve que el comisario a cargo del operativo avisó, porque me llama López, José, el secretario de Obras Públicas, y me dice Sergio, no, con Nicky no, por favor, ¿cómo van a ir a lo de Nicky? Con Nicky somos amigos, estamos haciendo algunas cosas juntos. Claro, con Caputo tenían sus negocios. Arriba, digamos, son todos socios. Néstor podía pelearse, pero no podía pelearse tanto con algunos sectores.

Para pelearse siempre tuvo, sabemos, a Guillermo Moreno. El secretario de Comercio cumple una función que existe en todas las estructuras: ser el malo que concentra los odios –para que los demás circulen más livianos. En medio de tanto denuesto contra el secretario, me había sorprendido ver, en el libro de Schoklender, su defensa.

–Decís que “Moreno es el único incorruptible, intachable, duro y loco como una cabra pero incorruptible”.

–Yo me sorprendí con eso. Moreno es un bicho raro. Es un cuadro peronista, un viejo cuadro peronista de derecha. A Hebe siempre la miraba frunciendo la nariz. Y es el tipo que sigue viviendo en el departamento que compró a través del Instituto de Vivienda de la Ciudad hace no sé cuántos años. Es el tipo que el día que se vota la 125 estaba furioso y se para arriba del escritorio diciendo acá hay que salir a cagarlos a tiros. Si vos no tuvieras un tipo como él, ¿cómo hacés para enfrentar a los grandes grupos económicos? ¿O vos te creés que hay que ir por las buenas, negociando, amable? Es el tipo que no lo he visto –y he estado muy adentro– recibir ni una sola coima, jamás lo he visto liberar un pedido de aduana porque había guita. Lamentablemente lo he visto liberar pedidos de aduana o tomar resoluciones porque Néstor le decía que lo hiciera. Realmente era el cuadro, consciente de la verticalidad del movimiento, subordinado totamente a las órdenes primero de Néstor y después de Cristina, pero leal y duro como una piedra. Y de los tipos más interesantes para escucharlos hablar.

–¿Por qué?

–Es un tipo de una formación increíble, te da un gran panorama del movimiento económico y social, pero lo que pasa es que tiene prohibido hablar.

–¿Y por qué tiene prohibido hablar?

–Porque en algún punto todos son amigos.

–¿Todos quiénes?

–La dirigencia política y los grandes grupos económicos son la misma ensalada, no es que estén en dos puntas opuestas. Yo siempre recuerdo esa anécdota, que me contaron los tipos que estaban ahí, en una reunión con todos los ministros y subsecretarios, y entonces Moreno se para y dice: Muchachos, para estar en el gobierno hay que ser un corrupto hijo de puta o hay que ser un militante o hay que ser un inútil que no consigue otro trabajo. Yo soy un militante, dice, y mira a todo el resto y nadie abre la boca. Un tipo con la autoridad moral para decirle a sus pares yo no choreo, ni para la corona; acato órdenes, de última, en determinados momentos.

Se ve que, de algún modo raro –o no tan raro– lo admira. O, incluso, lo envidia: es alguien que ha encontrado su lugar, su diferencia.

Llevamos horas. Es el cuarto café, afuera empieza a oscurecer, la perra llora y Schoklender le grita, su voz una violencia inesperada. Le pregunto si todavía cree que el ataque a las Torres Gemelas no era un acto de terrorismo y me dice que sí, que sigue creyendo que fue un acto de guerra que se guía por la misma lógica de escalada armada que los americanos llevaron a sus países, pero que nada está más alejado de sus propias ideas que los grupos de fanáticos religiosos de cualquier religión, y yo le digo que es curioso que su imagen pública está muy identificada con lo judío y que él en cambio se siente mucho más católico y estudió teología y tiene parientes curas y monjas y me dice que sí, pero que esa imagen judía, en esta sociedad bastante antisemita, ayuda a su condena.

–Absolutamente. Me pegan por ser judío, me pegan por estar con las Madres, me pegan por ser de izquierda, me pegan por ser parricida. Es pesado.

Dice que es pesado: otra vez la voz baja, la cara resignada. Otra vez, el karma de cargar con la fama –o, dicho de otro modo, con la historia. Yo le pregunto cómo querría, entonces, definirse.

–Como un rebelde librepensador.

Dice, casi solemne: como un rebelde librepensador, repite, pero el efecto se pierde un poco porque aparece su mujer ex mujer, que acaba de confiscar la play station y se queja y se ríe de tener un mantenido charloteando en el play room. Schoklender también se había definido así: parece que en eso están de acuerdo.

–Qué se yo. Yo diría que soy un tipo que tiene principios y los defiende, que trato de ser honesto conmigo mismo todo el tiempo. Que dejé de aparentar, o de querer aparentar. Es decir, me di cuenta de que era imposible: que por más que lo intentara iba a seguir siendo malo, judío, judío, terrorista, zurdo…

–¿Parricida?

–Parricida, y ahora ladrón, estafador y qué sé yo. Pero la vida es tan larga, da tantas vueltas.
Dice, como quien acaba de descubrir algo. Yo me dejo tentar: he dicho en tantas clases que la entrevista es ese género inverosímil en el que uno se siente con el derecho de preguntar a un desconocido lo que no le preguntaría a su mejor amigo, y siempre puse el mismo ejemplo: que uno pueda preguntarle a ese desconocido, por ejemplo, si le teme a la muerte. Soy débil, tan firmemente vacilante:

–¿Te da miedo la muerte?

Schoklender me mira con un atisbo de sorpresa, se rehace: sí, claro, dice, se limpia los anteojos, suspiro lleno de humo.

–Sí, claro, cómo no me va a dar. No por un castigo del más allá, ¿no? Por el tiempo. Siempre viví la vida como que no me alcanza el tiempo para todo lo que quiero hacer. Y me asusta no poder concretar algunas cosas que tengo como sueños. Lo más pesado desde que empezó el kilombo, todos estos años…

Estos años son meses, seis o siete; se lo digo y se ríe pero amargo.

–Sí, lo más pesado estos meses es tener que estar sin construir, sin hacer. Estar caminando en Tribunales, boludeando, jugando el simulacro de proceso judicial disparatado. Eso me agota.

Ya vamos terminando, pero se me ocurre decirle que, ahora, a esa lista de sus reputaciones se agregó la de bonvivant, el tipo que vive como un duque con la plata afanada al Estado. Era un comentario; fue el gatillo de media hora de explicaciones detalladas: que su empresa, Meldorek, tenía dos aviones para recorrer las 42 obras que mantenían en todo el país porque los transportes entre las distintas provincias son muy difíciles, que él sólo lo usó dos veces para vuelos personales, una vez a Ushuaia y otra a Bariloche con su familia y que igual fue cargado de material para una obra, que nunca fue a Punta del Este, que el avión a veces se alquilaba para ayudar a pagarlo, que nunca nunca nunca tuvo un Porsche o una Ferrari, que nunca nunca nunca se subió siquiera a un Porsche o a una Ferrari, que la casa donde estamos fue hipotecada para pagar viajes de las Madres, que sí compraron unos lotes en un country para dárselos como compensación a los ingenieros y arquitectos que trabajaban para Meldorek por mucho menos que lo que suele cobrarase en esos casos, que él mismo podría haber cobrado muy legítimamente un 5 o 6 % de los 1.200 millones que el Estado les dio para sus construcciones por dirección general del proyecto y que no tiene un mango, que la casa de 19 cuartos en José C. Paz. La casa de 19 cuartos en José C. Paz es una historia larga y me la cuenta con detalle: que estaba arruinadísma y que que nunca la usaron sino que la compraron para algo que no hicieron y que después firmaron un acuerdo con la provincia de Buenos Aires por un centro de rehabilitación de adictos que tampoco hicieron y así de seguido. Yo entiendo que esto debe ser muy importante pero no consigo que me interese tanto. Sí me interesa, y se lo digo, que por más que diga lo que diga hay millones y millones de argentinos que lo tienen por culpable. Que no sé si lo es o no lo es, pero que qué se hace frente a eso: un juicio módicamente inapelable.

–No sé, no hay forma. Hay momentos en que parece imposible. Podés ir, contar, mostrar, y no hay manera. Cuando algo se instala no lo levantás más.

Me digo que no me tendría que dar pena. Que él odiaría, supongo, dar ninguna pena, y que probablemente tampoco la merezca. Pero me lo repito.

–¿Y entonces, cómo te ves dentro de cinco, diez años?

–Desarrollando tecnología, montando fábricas, produciendo casas, convocando trabajadores y demostrando que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Lo dice como si lo creyera, de corrido, enfático.

–¿Y te parece que tenés resto como para reconstruir eso?

–Mil veces. Lo que tengo es el apoyo de la gente. No el apoyo de la sociedad, ni de los medios, ni de la clase política. Pero sí tengo el apoyo de la gente en los barrios. La gente ha querido hacer movilizaciones para apoyarme, pero yo las he prohibido porque no quiero joderles las pocas posibilidades de trabajo que les puedan quedar. Pero yo vuelvo a los barrios y empiezo a generar trabajo, y las tecnologías y las patentes son mías y están a disposición de todos. Me veo como que esto va a durar un tiempo, que me va a servir a mí para reflexionar y mejorar la tecnología y desarrollar nuevas cosas, y después me pondré a trabajar y a seguir construyendo. Lo que no saben, es que igual lo voy a hacer. Tardará seis meses, un año. Yo soy un apasionado de la tecnología, de la investigación de nuevas tecnologías, y la empresa que armé es una empresa de nuevos sistemas de construcciones de varias ramas. Y todo esto es una etapa más, qué se yo, yo he pasado tantas etapas locas en mi vida.

Hace un par de horas me dijo que era un muerto en vida; ahora desborda de futuros. Estoy por decírselo, pero pienso que no vale la pena. Ahí debe haber un formato, un patrón.

–¿A veces pensás que rara es mi vida?

–Bueno, ahora, cuando me hacés recorrerla. Entonces sí me pongo a pensar y me digo qué cosa loca, qué contrastes. La cantidad de cosas que he vivido: de estar en la cárcel a la selva de Chiapas con Marcos a los campamentos del Movimiento sin Tierra a las marchas sobre Brasilia a Belgrado cuando caían las bombas o un ministerio o la Casa de Gobierno en un acto público o en el Impenetrable trabajando con la gente, y de pronto ser execrado y maldecido en todos los medios y de pronto trabajar como abogado una época y ahora tener que volver a agarrar los libros a ver cómo era esto… Cuántas cosas, ¿no? Todo es por algo. Todo te enseña algo. La historia se cuenta al final. A veces en el momento uno no le encuentra lógica, pero cuando pasa el tiempo uno se dice esa experiencia me sirvió. No todo suma, hay cosas que restan, que restaron, te podés imaginar que vivimos días de mucha angustia, de mucho dolor, de muchas decepciones. Pero tratamos con Viviana de siempre manejarlo con un poco de ironía, de alegría. La gente cree que el tiempo es una cosa lineal y que pasó… Pero el espacio y el tiempo son otra cosa. Yo sigo pensando qué voy a hacer cuando sea grande.

Dice, y se ríe: yo sigo pensando qué voy a hacer cuando sea grande. Tiene la risa chiquita, como contenida, y lo repite: qué voy a hacer cuando sea grande. Yo pienso en decirle que lo raro es que lo que iba a hacer cuando fuera grande lo hizo siendo muy chiquito, pero me parece que no debo. Me negocio:

–¿Y a veces pensás pucha, la verdad que para ser un tipo inteligente he hecho muchas cagadas?

Sergio Schoklender respira hondo, pita. Me mira como quien busca, pita de nuevo, me dice, tono confesional, que no.

–¿Vos sabés que no me siento que haya hecho muchas cagadas? En general estoy bastante orgulloso de todo lo que hice.

Dice, subraya el bastante, y me dice que nos levantemos. Al lado del play room está su estudio: escritorio de vidrio, silla de cuero negro, unos estantes, computadora, fotos en las paredes. Me las muestra: son sus logros.

–Esto lo hice yo, esto lo construí yo con tres locos amigos…

Dice, y me muestra un monumento a los desaparecidos y me muestra unas fotos en sus construcciones y una foto con el saxo y una foto con su mujer ex mujer y su hijo y los diplomas universitarios enmarcados y otras fotos y repite que no, que él está bastante orgulloso de todo lo que hizo. Y que ahora lo putearán cuando salga el libro y le tirarán con algún otro escándalo pero que, al final, todo pasa.

–De últimas, al final, todo pasa, sabés. Todo pasa.

Dice, y no le creo.
Fuente: Urgente 24

Oyarbide levantó el secreto de sumario en la causa contra Schoklender

El juez federal resolvió después de más de seis meses de investigación levantar el secreto de sumario en el expediente que sigue contra el ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo por supuestas irregularidades en la construcción de viviendas.
Fuentes judiciales confirmaron a Infobae.com que tras las sucesivas prórrogas en el secreto de sumario y después de más de seis meses del comienzo de la investigación, el magistrado decidió poner fin a la medida, por lo que las partes ya pueden acceder al expediente de más de 100 cuerpos (2.000 fojas, aproximadamente).

En la causa se investiga si Sergio Schoklender y otros imputados desviaron fondos públicos que estaban destinados a la construcción de viviendas sociales del plan «Sueños Compartidos», de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

Días atrás, el magistrado rechazó un planteo de Schoklender, quien pretendía apartarlo del caso para unificar la pesquisa en otro juzgado, el de su colega Marcelo Martínez De Giorgi, quien investiga un caso paralelo.

Oyarbide rechazó el planteo en base a un dictamen entregado por el fiscal del caso, Jorge Di Lello, quien había sostenido que debía seguir al frente del caso porque se trata -por el momento- de «objetos procesales» diferentes.

Por su parte, la Fiscalía trabaja en un extenso escrito de más de 200 páginas donde se pedirá a Oyarbide la citación a declaración indagatoria de decenas de imputados, entre quienes estarían los hermanos Schoklender, los ex socios de ambos y otros sospechados en las maniobras investigadas.

Según las fuentes, en uno de los depósitos sospechosos de aproximadamente cinco millones de pesos, se detectó que habría sido hecho por un empleado que apenas percibía una suma de 1.500 pesos mensuales, pero se desconoce el origen y el destino dado a esa suma de dinero.

Los voceros consultados indicaron que en la causa, son una incógnita los libros contables de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que se sospecha, habrían sido ocultados por alguno de los imputados, ya que no fueron encontrados en los allanamientos en la Fundación.

Una de las pruebas fundamentales de la causa es un certificado de obra realizada en el barrio Los Piletones, en la zona Sur de la Capital Federal, por orden de la Fundación, y que da cuenta que apenas se habría ejecutado el 52 por ciento de los 29.700 pesos que recibió del Estado para tales viviendas, indicaron las fuentes consultadas.
infobae.com

El regreso del escándalo Schoklender-Madres: la Justicia pone la lupa sobre incongruencias


OYARBIDE: “NO COINCIDEN LOS INFORMES QUE ENVIARON MADRES Y PLANIFICACIÓN”
Si algo le faltaba al kirchnerismo en estas aciagas horas de dólares que fugan y subsidios que huyen, era el regreso del escándalo Schoklender-Madres de Plaza de Mayo. Es que, en las últimas horas, el juez federal Norberto Oyarbide advirtió que «no coinciden» los informes que le remitieron la Fundación Madres de Plaza de Mayo y el Ministerio de Planificación respecto de la construcción de viviendas que llevaba a cabo la entidad.

Oyarbide lleva adelante la causa principal contra el ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo Sergio Schoklender por presuntas irregularidades en el manejo de fondos públicos que debían ser destinados a la edificación de viviendas.
«Estoy manejando toda la información que me enviaron Planificación y los propios responsables de Madres. Lo llamativo es que en algunos puntos no coinciden», advirtió el magistrado en declaraciones al diario Ámbito Financiero.
El juez federal se pronunció así luego de una inspección que encabezó en Tigre, adonde concurrió junto con «ingenieros, arquitectos y técnicos para evaluar en qué punto están las obras, su desarrollo en función del dinero entregado y de qué manera fueron retomadas», según explicó.
«La causa parece estar en un letargo, pero nada de eso; hay un movimiento increíble. Se trata de muchas personas y muchas sociedades, y también parece haber mucha habilidad operativa», remarcó Oyarbide.
Si bien se prevé que tome declaración indagatoria a Schoklender en diciembre, el juez aclaró: «Hasta tanto no tenga una valoración completa de los informes que estoy recibiendo, no voy a realizar ninguna convocatoria».
¿Habrá Justicia finalmente? La respuesta solo la tiene el juez más cuestionado de la Argentina.

Fuente: periodicotribuna.com/José María González

Schoklender asks for Oyarbide’s removal from Mothers’ case

The former financial manager of the Mothers of the Plaza de Mayo, Sergio Schoklender requested today that Judge Norberto Oyarbide be removed from the investigation into the human right’s group for suspected money laundering and fraud, and for the case to be passed on to another judge.

Schoklender pointed out that Judge Martínez de Giorgi investigates “identical cases” to Oyarbide, and for being the judge who looked at the case when it was first reported; he should be the one to take responsibility of the entire investigation.

Source: Buenos Aires Herald

“Schoklender habló para no caer solo”, dicen en el Peronismo Federal

El diputado del Peronismo Federal Gustavo Ferrari advirtió hoy que el testimonio que brindó Sergio Schoklender en la Cámara Baja sobre el escándalo que involucra a las Madres de Plaza de Mayo «merece ser analizado con pinzas» y evaluó que el ex apoderado de la fundación «habló para no caer solo».

Ferrari aseguró que «se vieron contradicciones» entre los testimonios de Abel Fatala y Luis Bontempo y lo que dijo Schoklender, al recordar las declaraciones de los secretarios de Obras Públicas y de Desarrollo Urbano, respectivamente, cuando fueron al Congreso hace unos meses.

En declaraciones a Radio 10, el diputado puso de relieve que ayer no se habló «con un espectador, alguien a quien le contaron lo que sucedía», sino que Schoklender «estaba sentado a la mesa del poder».

Ferrari destacó que el ex apoderado de las Madres de Plaza de Plaza de Mayo «se sentaba» con la presidenta Cristina Kirchner y con el ex presidente Néstor Kirchner, por lo que lo consideró «partícipe en esa época» y dijo que «no era loco ni fabulador».

De todos modos, el diputado del Peronismo Federa remarcó que a Schoklender «le cabe el beneficio de la duda» y que su testimonio «merece ser analizado con pinzas».

«Es importante que lo que dijo ayer sea complementado con la voz oficial», enfatizó Ferrari.

En ese sentido, el diputado ratificó que la versión taquigráfica del encuentro de ayer se enviará al juez a cargo de la causa, Norberto Oyarbide, y al Tribunal Superior de la Ciudad, y que planean citar a Hebe de Bonafini, presidenta de la Madres, y a Fatala y a Bontempo.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/

Schoklender accuses SIDE of pressuring him to remain silent

Mothers of Plaza de Mayo former financial manager Sergio Schoklender was questioned for more than two hours by opposition lawmaker, where he presented documents over the denouncement made during this week. By the end of the encounter, Radical Party lawmakers asked to summon the head of the Foundation, Hebe de Bonafini.

Sources said that Schoklender told opposition lawmakers that an “official of the SIDE Secretary of Intelligence” told him to “stop talking” about the charges made over the use of the Foundation’s funds to finance the Kirchnerite campaign.

According to the opposition lawmakers that were part of the encounter with Schoklender at Congress, SIDE officials had called the ex financial manager on behalf of Cabinet Chief Aníbal Fernández to tell him to stay calm, that the investigation was not going to be investigated until the October 23 election.

“The SIDE is working in the investigation in order to keep it calm before the elections,” lawmaker Graciela Camaño said during a press conference after the meeting over the money laundering and embezzlement charges against Schoklender for mismanagement of funds granted to the ‘Sueños Compartidos’ social housing programme.

Mothers of Plaza de Mayo former financial manager attended Congress after being summoned by opposition deputies of the Constitutional Affairs, and Housing committees.

The lawmakers of the main opposition blocs attended to the encounter, but the members of the pro-government Frente para la Victoria were not part of it.

According to the Radical Party’s lawmaker Ricardo Gil Lavedra, Schoklender presented copies of contracts and property titles. Besides, he also handed documents to the lawmakers that have already been delivered to Federal Judge Norberto Oyarbide, where it states that the pre-campaigns of Amado Boudou and Abel Fatala were allegedly financed with funds of the Mothers of Plaza de Mayo.

After the questioning, the lawmakers said they will summon Hebe de Bonafini in order to present her explanations over the case.

“We are going to invite the head of the foundations to testify at Congress,” the head of the committee, Hipólito Faustinelli, said during a press conference.

Source: Buenos Aires Herald

Schoklender ‘planned everything with much anticipation,’ Mothers of Plaza de Mayo lawyer

The lawyer of Mothers of Plaza de Mayo, Eduardo Fachal, deemed that the evidence handed by Sergio Schoklender to judge Norberto Otarbide aren’t relevant to the case and said the Foundation’s former financial manager planned everything with much anticipation.

“A person who wants to commit a fraud first wins the confidence of the people surrounding him. I think this was planned with a lot of anticipation.”

“I have seen part of the boxes that were opened in Oyarbide’s court and there are no documents or material that are relevant to the case.”

“I saw subway tickets, bus tickets, annulled invoices. If that’s the evidence Schoklender contributed, I really don’t know what’s the basis of his comments,” Fachal stated.

While addressing reporters on Monday night, Fachal indicated that the account denounced by Schoklender and reportedly belonging to Bonafini was closed in 2006, despite that the former financial manager assured that it remains open.

“I talked to Hebe, and I was showed a letter written to the Asturias bank, whose account was closed in 2006 with a 1800 € balance. And I don’t understand why Schoklender instead of making media denouncements, doesn’t focus in defending himself in the case,” Fachal added.

Likewise Fachal dismissed the alleged financing of the Kirchnerite campaign with Mother of Plaza de Mayo funds denounced by Schoklender. “The only thing we know is that the printer was managed by Pablo Schoklender, and that the trucks were under Meldoreks’s name, which is a business that belongs to Schoklender,” he said.

Source: Buenos Aires Herald

Oyarbide mantiene el secreto en la causa de Schoklender

El juez decidió prorrogar hoy la medida, que impuso a principios de junio. Esto impide a las partes consultar el expediente. El jueves, el ex apoderado de las Madres declarará en el Congreso.
El juez Norberto Oyarbide volvió a implantar hoy el secreto del sumario en la causa judicial en la que se investiga a Sergio y Pablo Schoklender y sus allegados por administración fraudulenta, defraudación contra la administración pública y lavado de dinero. Esa medida impide a las partes consultar el expediente.

En tanto, el fiscal Jorge Di Lello, que prepara la indagatorias, le pidió al juzgado que le remita la documentación vinculada a las denuncias mediáticas de Schoklender sobre supuestos aportes a las campañas electorales del ministro de Economía Amado Boudou y del subsecretario de Obras Públicas Abel Fatala. El ex apoderado habló de facturas por 1.500.000 de pesos. Esa documentación estaría en al caja fuerte del juzgado de Oyarbide.

En tanto, desde la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados confirmaron la presencia el jueves, alrededor de las 11, del ex apoderado de la Fundación. Los principales bloques de la oposición quieren escuchar las denuncias de presuntas irregularidades en el manejo de fondos públicos de la entidad. La reunión, igualmente, será a puertas cerradas.

Los representantes del bloque del Frente para la Victoria no concurrirán a la reunión con el argumento de que las supuestas irregularidades en el manejo de fondos se están dirimiendo en la Justicia y el oficialismo no está dispuesto a «prestar el escenario» para una exposición mediática de la oposición.

Por otra parte, el bloque socialista debatirá en las próximas horas si concurrirá o no a la reunión, donde también estarán los integrantes de la comisión de Vivienda.

En tanto, el diputado nacional Martín Sabbatella, acusó hoy a la oposición de intentar «montar un show mediático» a través del ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo Sergio Schoklender. «La oposición está perdida, sin saber qué hacer ni adónde ir. Quieren montar otro show mediático. Es absurdo que la Cámara de Diputados se convierta en un Tribunal», dijo Sabbatella.
Fuente: clarin.com

El Schoklender-gate tapó el caso Candela


El caso Candela ha desnudado, una vez más, el lado más abyecto de algunas personas y funcionarios inescrupulosos.
En un asunto tan sensible a los sentimientos de toda una sociedad, que se mantuvo en vilo desde que se tomó conocimiento de la desaparición de la niña de once años, hasta el momento de su absurda muerte, cabía suponer que no se mostraría tamaña desfachatez y burla como para pergeñar una inconsistente y bizarra trama en procura de “esclarecer” el monstruoso suceso.

Sin embargo, nuestras fuerzas de seguridad, con la complicidad de algunos miembros del poder judicial, no tuvieron el menor empacho en montar una escena para engañarnos.
Así, de la noche a la mañana, aparecieron cinco supuestos responsables, raudamente detenidos, a los cuales se les sumó el sexto “perejil” al cual se le endilgó el asesinato de la niña.
Así de simple.
Obviamente esto mechado con estudios de ADN con resultados en tiempo récord realizados sobre utensilios mágicamente aparecidos en el lugar del supuesto cautiverio de la niña.
La pieza clave de este rompecabezas, que acomodó distintas e inconexas piezas sueltas superando la velocidad de la luz, es un supuesto testigo de identidad reservada. Y esto es lo que colma el vaso y amerita una sesuda digresión: ¿tanto nos subestiman como para creer que tragaríamos este sapo?
Después de 38 años de ejercicio ininterrumpido de la abogacía por parte de quien escribe estas líneas, de los cuales los últimos 25 fueron realizados en el ámbito penal, no puedo más que sospechar de los expedientes judiciales donde interviene el factor político y donde se usa y abusa de espurios mecanismos, tales como hallazgos providenciales, testimonios anónimos o resoluciones inmediatas.
A excepción de los casos de flagrancia, la pesquisa requiere paciencia e idoneidad en quienes participan de la investigación y juzgamiento de las personas involucradas. Garantizando el debido proceso, se impone extremo cuidado en la recolección y evaluación de los medios de prueba cuando de adjudicar responsabilidad criminal se trata.
La ligereza y procacidad con que se trató el caso Candela, con la participación estelar de la presidenta de la nación y su claque de chupamedias que se regodeaban con tan hipócrita publicidad, sumado el agregado de bienintencionados artistas y líderes sociales, refleja el verdadero sentimiento de nuestra clase dirigente que no trepida en seguir despreciándonos.
Lo peor es que ni siquiera les importa que sea tan evidente, conocedores de nuestra falta de memoria y de coraje, envalentonados con el éxito de sus fraudulentas maniobras electorales.
Todo es válido para distraer la atención de la fuga de capitales, la emisión incontrolada de moneda, los dibujos del Indec y los índices de inflación, y particularmente de la tragicomedia interpretada por Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender. Aunque todos sepamos, desde ya, que nunca se sabrá quién mató a Candela ni a dónde fueron a parar los millonarios fondos públicos distraídos al amparo de la singular política de Derechos Humanos manipulada por el kirchnerismo cleptómano.
Como ciudadano siento vergüenza ajena y rezo por el alma de Candela, víctima de esta sociedad filicida que supimos conseguir.

Fuente: periodicotribuna.com.ar/Enrique Piragini

SCHOKLENDER COMIENZA A HABLAR

Denuncian financiamiento de las Madres a campañas K

09/09/11 Lo hizo Schoklender en una presentación ante la Justicia. Dijo que la Fundación aportó a campañas de la Presidenta, de Boudou y del número dos de Obras Públicas. Y habló de facturas por $ 1,5 millón.
PorLUCIANA GEUNA

Despojado de la calma que había mostrado hasta ahora, sin abogados, y decidido a alterar los tiempos de la justicia, Sergio Schoklender presentó un escrito en la Fiscalía Antilavado y en el juzgado de Norberto Oyarbide asegurando que tenía documentación respaldatoria para sostener revelaciones escandalosas: facturas de gastos de campaña por más de $ 1.500.000 de la presidenta Cristina Kirchner, el ministro de Economía, Amado Boudou y el subsecretario de obras públicas de la Nación, Abel Fatala, pagados por la Fundación.
También dijo tener pruebas de la existencia de una cuenta en el exterior de dos millones de euros a nombre de Hebe de Bonafini y Mercedes de Meronio, presidenta y vice de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, y un listado de funcionarios de alto rango que viajaron en su avión privado entre otras afirmaciones políticamente sensibles.
Aunque la causa sigue bajo secreto de sumario, fuentes judiciales confirmaron la recepción del escrito con documentación anexa que se está ****izando. Fue el martes y la presentación hizo que Oyarbide ordenara un exh**** a España –donde estaría la cuenta– para confirmar los datos.
En paralelo, voceros de la Asociación dijeron a Clarín que la cuenta efectivamente existió en la Caja de Asturias pero que se trataba de una caja de ahorros donde municipios de ese Estado ibérico depositaron donaciones para la Asociación.
El contenido completo de las denuncias que Schoklender hizo ante el juzgado son una réplica exacta de un mail anónimo que circuló la semana pasada por las redacciones de los diarios. En su presentación, el ex apoderado de la Fundación consignó esos datos como propios y los expuso con el argumento supuesto de ser “de interés para la causa”.
Señaló también que existen contratos originales firmados por la empresa Meldorek –la constructora de Schoklender que manejaba las obras de las Madres– con los gobernadores de Chaco, Jorge Capitanich; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de Buenos Aires, Daniel Scioli y el intendente de Tigre, Sergio Massa. En diálogo con Clarín, voceros de Massa, Scioli y Capitanich desmintieron esa versión.
Schoklender sostuvo además que en los aviones de Meldorek habrían viajado Capitanich, el sindicalista Pablo Moyano, y funcionarios como Abel Fatala y la ministro de Producción, Débora Giorgi. Entonces, las obras de las Madres que comandaba el ex apoderado se mostraban como un orgullo de gestión.
Hasta mayo, cuando dejó su puesto de mandamás de la Fundación en medio de un escándalo por la administración de los planes de viviendas sociales, Schoklender tutelaba personalmente estas obras que recibieron más de 700 millones de pesos del Estado nacional a través de los convenios con provincias y municipios. Desde el ministerio de Planificación, uno de los funcionarios a cargo de estos planes era justamente Fatala a quien Schoklender señala ahora como beneficiario del financiamiento de una campaña que lanzó en enero pasado para posicionarse como posible candidato a jefe de Gobierno porteño, postulación que finalmente nunca sucedió.
El ex apoderado asegura que hay facturas que muestran cómo la Fundación –que vivía de los fondos del Estado nacional– le pagó una campaña de afiches.
Una acusación similar lanzó contra Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Amado Boudou, que también estuvo en carrera para la Ciudad hasta que la Presidenta eligió a Filmus y le guardó a él un destino más auspicioso como candidato a vicepresidente.
Desde que se abrió este caso, Schoklender era un asiduo y silencioso visitante de los Tribunales que funcionan en Comodoro Py 2002. En las pocas oportunidades en que dijo algo a los periodistas, afirmaba que “este era el momento de hablar en la justicia no en los medios”. Algo alteró su decisión porque el martes a la mañana perdió la calma frente a dos cronistas –y a un tercero más tarde– a los que les aseguró que iba a “hablar de todo y de todos”.
Como anticipo, no dijo pocas cosas: “Todo anduvo bien hasta que murió Néstor”; “el que avisa no es traidor”; y “querían que pasaran los días hasta después de las elecciones. Ahora van a tener que escucharme”. También sostuvo que había acordado con Boudou y Giorgi un crédito por diez millones de pesos para Meldorek –su empresa investigada– con el objeto construir plantas de producción de un sistema de viviendas.
Entonces no se sabía que su furia había llegado al expediente: en dos escritos acompañados por documentación aún desconocida, apuntó al centro del kirchnerismo y a quien era su protectora, Hebe de Bonafini. En el medio se quedó sin abogados, alejados por el cambio de estrategia.
Ahora dice que asumirá él mismo su defensa. Su primer acto fue el martes cuando estampó la firma en la presentación y debajo escribió: “Dr. Sergio Schoklender”

Y esto no es nada esperemos un poquito mas ya se ve la punta de la palangana roñosa donde toda la kk se lavó los pies .

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Nota: Cuando Allanaron las Madres, lo unico que se buscó fue ocultar los afiches de Filmus que se hicieron en la Imprenta de las Madres… Asi también se hicieron muchos libros , inclusive para Zaffaroni, pero tambien otros jueces..

La UIF pide ser querellante en la causa Schoklender

La Unidad de Información Financiera (UIF) pidió ser parte de la querella en la causa contra Sergio y Pablo Schoklender, ex apoderados de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, por presunta asociación ilícita y fraude al Estado en el manejo de los fondos públicos para la construcción de viviendas sociales a través del programa “Sueños Compartidos”. Sin embargo, el titular de la UIF, José Sbatella, es investigado por haber demorado un año en hacer la denuncia contra Schoklender.

En una causa paralela al expediente principal que lleva el juez Norberto Oyarbide, el magistrado Sergio Torres, con impulso del fiscal Guillermo Marijuán, investiga una denuncia en la que se acusa a Sbatella por la demora en llevar a la Justicia las denuncias que un año antes habían hecho ante la UIF dos diputadas de la Coalición Cívica, Elsa Quiróz y Maricel Etchecoin. Quiróz ya declaró ante el juez y ratificó todo lo que había dicho, inclusive que su denuncia había sido “cajoneada” y que hubo “complicidad” de la UIF con Schoklender y la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

Pese a esta investigación paralela, Oyarbide analiza el pedido de la UIF para ser querellante. Fuentes judiciales estimaron que formalmente no habría ningún impedimento para que el juez acceda al pedido, porque, explican, en esa investigación que lleva Torres, está denunciado personalmente Sbatella y no la UIF como institución.

Fuente: La Razón