Quince precandidatos presidenciales, quince realidades muy disímiles

Sólo tres internas «verdaderas» entre precandidatos se dirimen este domingo. ¿A qué apunta cada uno? ¿Cuáles son sus expectativas y qué desafíos enfrentan?. A pesar de todas las especulaciones previas, este domingo las urnas pondrán fin a ellas y darán su veredicto.

Más de 32 millones de argentinos están habilitados para participar de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se celebran este domingo para definir, entre otros cargos, los nombres de los candidatos que competirán por la Presidencia el próximo 25 de octubre.

Quince precandidatos presidenciales se anotaron en la carrera, aunque se prevé que menos de la mitad lleguen a las generales de octubre. En ese camino todos llegan a las PASO de este domingo con realidades y objetivos muy diferentes.

Daniel Scioli. El precandidato del Frente para la Victoria llega a las PASO como el gran favorito. Convertido en el abanderado del oficialismo luego de que Florencio Randazzo declinara su precandidatura presidencial ante el evidente respaldo presidencial al actual gobernador bonaerense, Scioli enfrenta el desafío de lograr un respaldo lo suficientemente contundente para lograr un triunfo en primera vuelta en octubre próximo.

Para ello deberá superar el 45% de los votos o bien alcanzar el umbral del 40% y mantener una ventaja de diez puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado. Para ello Scioli ha apostado a amalgamar las distintas corrientes que comulgan dentro de la ancha avenida del kirchnerismo. Resistido inicialmente por los «kirchneristas duros», la incorporación de Carlos Zannini como compañero de fórmula le garantizó el respaldo de todo el abanico oficialista.

Scioli centró su campaña en un discurso orientado a destacar los logros alcanzados durante los 12 años de gobiernos kirchneristas y en la necesidad de profundizar ese camino.

Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió: Convertido en principal referente de la oposición, el líder del PRO aparece como el gran favorito para acompañar a Scioli en un eventual balotaje. Para eso Macri deberá primero dirimir la candidatura del Frente Cambiemos con Sanz y Carrió.

La alianza con la UCR y la Coalición Cívico le permitió a Macri romper el carácter meramente vecinalista del PRO. Sin embargo el acuerdo a nivel nacional no le ha reportado hasta el momento ningún triunfo propio y apenas pudo revalidar su preeminencia en la ciudad de Buenos Aires en unos comicios que casi se le escapan de no haber sido por el contundente respaldo en las comunas más ricas de la Ciudad.

Consciente de la necesidad de ampliar su base de apoyo, Macri dio un brusco giro en su discurso en las últimas semanas con el objetivo de captar el «voto moderado», el voto de aquellos que no creen que todo lo realizado por el kirchenrismo, tal como sostuvo siempre el macrismo, fue un error. Semejante cambio le valió no pocas críticas y el líder del PRO se pasó las últimas semanas explicando ese giro que realizando propuestas de campaña.

Macri eligió además rivalizar directamente con la presidenta Cristina Kirchner que su principal rival en la carrera a la presidencia, e ignoró completamente a Sergio Massa, el único que podría quitarle su lugar en un eventual balotaje.

El líder del PRO deberá enfrentar tras las PASO el duro desafío de retener los votos de Sanz y Carrió que, a pesar del acuerdo electoral, lejos están de trasladarse de manera automática a Macri. Por caso está Martín Lousteau, una de las principales figuras de este espacio que adelantó que votará por Sanz en las PASO y, en caso de que el líder radical no acceda a las elecciones generales, se inclinará por la precandidata del Frente Progresistas, Margarita Stolbizer en octubre.

Sergio Massa y José Manuel de la Sota. El líder del Frente Renovador aparece en los sondeos de intención de voto como el favorito para imponerse en la interna de Unidos por una Nueva Alternativa (UNA). Devaluada desde su explosión en las Legislativas de 2013, la figura de Massa recuperó sin embargo terreno en las últimas semanas más por los errores de su principal contendiente, Macri, que por mérito propio. La decisión de Macri de matizar su férreo discurso antikirchnerista dio letra al massismo.

El propio Massa había intentado inicialmente un «camino intermedio» entre el kirchnerismo duro y el furioso antikirchnerismo. El cambio de discurso de Macri, aseguran en su entorno, le dieron la razón. Su principal rival es Macri. Sabe que para poder meterse en un eventual balotaje debe vencer al líder del PRO porque Scioli ya está ahí. Y por eso sus cañones apuntaron directamente a Macri.

Su gran desafío es no quedar muy lejos de Macri en las PASO de modo de no sufrir aquello mismo que lo benefició en 2013 cuando el «voto útil» abandonó a un devaluado Francisco De Narváez en las PASO de las Legislativas de ese año para ir a engrosar las filas del principal referente de la oposición en provincia de Buenos Aires.

Margarita Stolbizer. La precandidata de los despojos de lo que alguna vez fue UNEN enfrenta el desafío de mantener a flote un espacio que apuesta a presentarse como la única opción «verdaderamente progresista» en el país. De hecho el frente que la postula se llama «Progresistas» e hizo de la identificación de Scioli y Massa como referentes de un mismo espacio y de Macri como expresión de la derecha nacional, el eje central de su discurso para diferenciarse.

Stolbizer apuesta también a crecer entre las PASO y las generales en virtud de una transferencia de votos de Sanz y Carrió, ex aliados en UNEN, que no acompañarían a Macri en octubre.

Aunque una figura en ascenso, Stolbizer está lejos de la pelea grande pero tiene de todos modos un lugar asegurado en las generales de octubre. El gran desafío de este espacio es no perder peso parlamentario.

Jorge Altamira y Nicolás del Caño
: Los dos precandidatos del Frente de Izquierda y los Trabajadores enfrentan el desafío de profundizar el crecimiento que este espacio experimentó en los últimos años a nivel nacional. La decisión del PTS de disputarle al PO la candidatura presidencial abrió una cuña en el frente. EL PTS había inicialmente propuesto una fórmula de unidad, sin embargo chocó con la férrea resolución del PO de llevar una vez más a su líder político como candidato a la presidencia.

Con un pie asegurado en las generales de octubre, el FIT enfrenta el desafío de profundizar su creciente presencia en el Congreso de la Nación y Legislaturas provinciales.

Adolfo Rodríguez Saá: El ex presidente interino irá una vez más por la presidencia de la Nación con la misma propuesta de sus campañas anteriores: extender a todo el país el «modelo San Luis». Dejado de lado en el armado del frente UNA, Rodríguez Saá está muy relegado en las encuestas aunque tiene un pie en las generales de octubre merced de su fuerte respaldo en San Luis. A pesar de ello el umbral del 1,5% de los votos es una vara que no tiene asegurada poder superar.

Hugo Bodart, Víctor de Gennaro, Manuela Castañeira, Mauricio Yattah, Raúl Albarracín: Estos cinco precandidatos presidenciales, todos al frente de las boletas de fuerzas diferentes, enfrentan este domingo el desafío de superar el umbral del 1,5% de los votos para acceder a las elecciones generales del próximo 25 de octubre.

El Gobierno prevé una polarización e intenta evitar una segunda vuelta

Por Mariano Obarrio | LA NACION

 

En los ultimos días, la presidenta Cristina Kirchner eliminó a varios precandidatos en la pelea interna del Frente para la Victoria para forzar una polarización con Daniel Scioli y Florencio Randazzo que ayude a acumular cerca del 40% de los votos en las primarias del 9 de agosto próximo y a superar el 45% en la primera vuelta del 25 de octubre. Quiere evitar un ballottage posterior.

La jefa del Estado teme que si hay ballottage, gane el precandidato de Pro, Mauricio Macri, que aglutinaría el «voto útil» opositor, con la antinomia «kirchnerismo o cambio».

Además, Cristina Kirchner necesita muchos votos el 25 de octubre: en esa elección -y no en el ballottage- se eligen gobernadores, intendentes, diputados y senadores. Del número de esa representación depende su poder político en el futuro.

Con el sistema de doble vuelta argentino, un candidato presidencial que supera el 45% queda consagrado como presidente, sin segunda vuelta. La otra alternativa es que supere el 40% y saque una diferencia de más de 10 puntos sobre su segundo.

«Hoy, 40 puntos para Scioli en octubre no es suficiente. Macri estará cerca de esos 40 y a menos de 10 puntos. Habría ballottage. Hay que sacar 45», advierten en Balcarce 50.

«Cristina se ocupó de fabricar una polarización entre Randazzo y Scioli, y autorizó al ministro del Interior y Transporte a embestir contra el gobernador bonaerense», confió a LA NACION una alta fuente del oficialismo. La semana última Cristina hizo renunciar a varios precandidatos presidenciales que atomizaban la pelea: Sergio Urribarri, Agustín Rossi y Jorge Taiana. Sus votos, aunque sean pocos, irían a Randazzo.

Otro escenario desató la euforia en la Casa Rosada: varios dirigentes del viejo peronismo abandonaron al candidato presidencial del Frente Renovador, Sergio Massa. Algunos regresaron al oficialismo o lo negocian: Martín Insaurralde, Darío Giustozzi, Sandro Guzmán, Baldomero Álvarez y Mario Das Neves. Y otros buscaron otro destino: Juan José Álvarez, Jesús Cariglino o Gustavo Posse, entre varios.

Esa constatación le abrió al kirchnerismo la esperanza de recuperar votos peronistas para Scioli.

Hoy, las encuestas de Scioli dicen que tiene 36 puntos; Macri, 30, y Massa, 22. El macrismo acusa una diferencia apenas menor.

«Muchos están volviendo al PJ porque dicen que no quieren ser funcionales a una derrota del peronismo», reveló Scioli en encuentros informales entre dirigentes.

Ante el descenso de Massa en las encuestas, Cristina y Scioli coinciden en la estrategia de agudizar la confrontación con Macri. «Nuestro rival será el jefe de gobierno porteño para que Massa se diluya y su voto se traslade a Scioli o a Macri. Si ambos crecen, en las PASO Scioli se arrimaría al 40%. Luego, Massa perdería mucho «voto útil» y ya en la primera vuelta podría perder más adhesiones aún. Y Scioli podría superar así el 45%», confió a LA NACION un ministro del Poder Ejecutivo. «Es la única esperanza de ganar: liquidar el pleito en primera vuelta; un ballottage sería peligroso contra Macri: nos puede volcar el «voto útil» opositor y anti-K», señaló.

«Hay que ver hasta qué piso llega Massa. A fin de mes sabremos cuánto voto pierde y hacia quién va», dijo ayer a LA NACION una fuente del PJ. Scioli considera que esos sufragios se reparten así: 70% para él; 30% para Macri. El macrismo considera que se reparten en forma más pareja (ver página 12).

Randazzo radicalizó su discurso contra Scioli porque su meta es acumular en el kirchnerismo puro. Para Cristina, es útil sumar por izquierda con Randazzo y que Scioli atraiga a la franja peronista tradicional. De hecho, Randazzo consiguió ayer el apoyo de Carta Abierta, los intelectuales K más ideologizados, que habían fijado posición en contra de Scioli (ver página 12).

En el sciolismo existe otra interpretación. «Scioli creció mucho y ella quiere sacarle un pedazo para que no llegue tan fortalecido», dijo un operador. «La radicalización de Randazzo, con posturas tan ideologizadas, no resulta creíble. A «el Flaco» lo conocemos y no piensa de ese modo», agregan cerca de Scioli, que no les contestará a sus críticas.

¿Cómo incidiría una candidatura de Cristina? Es el gran interrogante en el kirchnerismo. No dio señales de si irá como candidata a parlamentaria del Mercosur o a diputada nacional. En el PJ debaten sobre si podría postularse a ambos cargos: el artículo 22 de la ley 26.571 se lo impide. Y el Parlasur no tiene todavía peso político regional: durante este año aún no sesionó ni una sola vez.

Scioli considera que Cristina sumaría apoyo. Pero en el PJ temen que ella reste votos en centros urbanos y en distritos del centro del país: Córdoba, ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza. Allí la popularidad de ella está más desgastada..

Comenzaron las PASO en Santa Fe con demoras y fuerte operativo de seguridad

ELECCIONES 2015

El macrismo juega su primera batalla fuerte en la provincia con Del Sel. Mientras que el Frente Progresista enfrentará dos opciones: Lifschitz y Barletta.

Rosario. Enviado especial

Santa Fe, uno de los distritos más importantes en cantidad de electores, se apresta este domingo a continuar con el abultado calendario 2015 y en medio de un operativo de seguridad especial dispuesto en las escuelas se largaron las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias.

Los santafesinos elegirán hoy quiénes serán sus candidatos a gobernador, entre dos fuerzas que ya picaron en punta: el socialismo, que lleva a como prencandidatos a Miguel Lifschitz y el radical Mario Barletta; y el PRO con Miguel Del Sel a la cabeza. Pero además, se elegirán 19 senadores departamentales, 50 diputados provinciales, 43 intendentes, 184 concejales y 1.226 representantes comunales.

En el inicio de los comicios hubo algunas demoras, debido a la ausencia de las autoridades de mesa, que con el transcurso de las horas se fue solucionando.

El gobernador Antonio Bonfatti, que además es candidato a diputado nacional por el Frente Progresista Cívico y Social, fue uno de los primeros líderes en concurrir a votar y aseguró que esperaba unas«elecciones tranquilas, como es tradición en la provincia». Y a modo de balance sostuvo que dejaba «una provincia ordenada en muchos aspectos».

La mirada de los presidenciables estará puesta hoy en las elecciones primarias de Santa Fe, el tercer distrito electoral del país con más de 2,5 millones de electores y un jugoso 8,4% del padrón nacional. Aquí, el Frente Progresista Cívico y Social, la alianza de socialistas y radicales que gobierna la provincia desde hace ocho años, intentará que otro socialista, el ex intendente rosarino Miguel Lifschitz, ocupe el sillón de la Casa Gris que ganó Hermes Binner en 2007 y luego retuvo su delfín, el gobernador saliente Antonio Bonfatti. Lifschitz competirá en interna contra el radical Mario Barletta, y enfrente tienen al humorista Miguel Torres del Sel, del PRO, que va por su revancha tras haber quedado a tres puntos de Bonfatti hace cuatro años. Los primeros datos se esperan para las 21, y para las 23, que haya tendencia sobre los resultados.

De los presidenciales, Mauricio Macri es quien más se juega aquí con Del Sel, que a diferencia del duelo Lifschitz-Barletta (que tiene al primero de amplio favorito), compite solo por su espacio y podría ser el más votado individualmente. Macri necesita un triunfo del ex Midachi para generar el efecto de “nacionalización” de la “ola amarilla”, que espera lo empuje hacia la Casa Rosada.

Pero también Margarita Stolbizer, precandidata de la centroizquierda que ocupó ese lugar cuando Binner se bajó de la compulsa, buscará capitalizar un eventual triunfo del Frente Progresista, cuya suma de votos podría superar con holgura la de Del Sel. Macristas y socialistas discuten qué pasará con los votos radicales de Barletta -si vence Lifschitz- en la general. Los primeros dicen que muchos se irán con Del Sel, pero los segundos replican que eso nunca pasó y que la mayoría de delegados radicales santafesinos votó en contra en la Convención radical que decidió acordar con Macri.

Mirando a octubre, Daniel Scioli también hizo una apuesta fuerte a una recuperación del peronismo, que gobernó 24 años la provincia hasta perderla a manos del Frente Progresista en 2007. Scioli estuvo aquí en respaldo del precandidato K, el diputado nacional Omar Perotti, que va en fórmula con el secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos. Las encuestas lo muestran lejos de la pelea de fondo Lifschitz-Del Sel pero afirman que se fueron recuperando y su objetivo es evitar una polarización temprana, que termine por replicar la monumental transferencia de votos a Del Sel en 2011, a costa del peronismo.

El massismo es el otro espacio que dirime entre dos precandidatos, el ex titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, y el diputado Oscar “Cachi” Martínez.

A Macri lo espera esta noche Del Sel en el búnker principal de Unión PRO que con toda intención se prefirió trasladar a esta ciudad, bastión electoral del socialismo. Mirando al 14 de junio, a la inversa Lifschitz, muy identificado con Rosario, viajará a la capital a recibir los primeros resultados. Allí estará Barletta. A Lifschitz lo acompaña el saliente Bonfatti para diputado y a Barletta, el senador nacional socialista Rubén Giustiniani, en idéntica categoría. Rosario tendrá su propio duelo por la intendencia, entre la actual alcalde, la socialista Mónica Fein, que enfrenta en la interna a Pablo Javkin, de la lista de Barletta. Por el PRO se presenta la modelo Anita Martínez.

La campaña tuvo poco clima y el problema de la seguridad terminó siendo uno de sus ejes. Las discusiones siguieron hasta el viernes con la polémica por el acuerdo judicial que permitió a los integrantes de la banda Los Monos abreviar sus condenas. Ayer en un día caluroso la gente aprovechó para hacer compras y pasearse por la peatonal Córdoba y lo único que recordaba que hoy se vota eran las gigantografías que se sembraron por toda la ciudad con los rostros de los precandidatos.

Ya con la veda, en esta ciudad Lifschitz mantuvo una reunión muy temprano con la cúpula socialista y al mediodía se dejó ver de recorrida por una feria alimentaria. Del Sel, al parecer hombre de múltiples cábalas, ayer “se guardó” y hoy -parte de sus ritos- tras votar a las 11 jugará con amigos un partido de fútbol y luego comerá asado, en el barrio privado santafesino donde vive.

Santa Fe votará entre más de 17 mil precandidatos, sus candidatos a gobernador y vice, senadores y diputados provinciales, intendentes y concejales. Será con boleta única como ocurre desde 2011 (cada categoría tendrá un color diferente), y en primarias que no son novedad aquí ya que fueron implementadas en 2005 en lugar de la ley de lemas.

 

 

CLARIN