«Mirá lo que me hicieron», dijo antes de morir acuchillado por ladrones

Claudio Leandro Guerrero Flores, de 37 años, se despertó alertado por un fuerte ruido y se encontró con ladrones adentro de su casa. Los enfrentó y recibió tres puntazos en el cuello. Falleció delante de su mujer y su hijo de 3 años.

Un hombre fue asesinado esta madrugada de tres cuchilladas en el cuello en su casa del partido bonaerense de Ituzaingó, en circunstancias que eran investigadas por la Policía.

El hecho fue cometido en las primeras horas de hoy en una casa de la calle Holanda al 2400, al oeste del Conurbano, donde vivía Claudio Leandro Guerrero Flores, técnico en refrigeración de 37 años, junto a su esposa, de 36, y su hijo de 3 años.

«Mirá lo que me hicieron», dijo la víctima antes de desplomarse frente a su mujer en su habitación, según contó ella luego a la Policía. Los investigadores constataron que había manchas de sangre en una silla del comedor y que la reja de una ventana estaba violentada.

En un primer momento no se pudo apreciar el faltante de algún objeto de valor de la casa. Las primeras pericias determinaron que la víctima presentaba tres heridas cortopunzantes en el cuello, aseguraron las fuentes a DyN.

Los investigadores, que no descartaron ninguna hipótesis de lo ocurrido, instruyeron las primeras actuaciones por «homicidio». El caso está a cargo de la UFI N° 1 y la DDI de Ituzaingó.

Fuente: Clarín

Antes de morir, escribió con sangre las iniciales de su asesina

Un jubilado de 76 años fue encontrado asesinado en su casa de Berazategui hace tres años. Antes de morir, dejó escritas unas letras que desvelaron a su asesina: Fabiana Peralta.

Una mujer fue detenida ayer por el homicidio de un jubilado asesinado a golpes y estrangulado hace tres años en su casa de Berazategui. El dato clave para atrapar a la asesina fue el hallazgo en los pies de la cama donde asesinaron al anciano de unas iniciales -«F» y «P»- escritas con sangre.

Las letras en sangre responden al nombre de Fabiana Peralta, de 46 años, quien, según sospechan los investigadores, se dedicaba a estafar a personas mayores a las que abordaba en bancos cuando realizaban trámites.

El 21 de diciembre de 2011, la hija del José Rodriguez, de 76 años, encontró a éste asesinado sobre su cama, con una corbata alrededor de su cuello, la boca tapada y fuertes golpes en la cabeza, dijeron los informantes.

«Los golpes fueron contundentes y lo remataron con el estrangulamiento», recordó un vocero judicial con acceso al expediente, que precisó que el jubilado era una persona de una gran contextura física. Los investigadores precisaron que Rodríguez era viudo, vivía solo y percibía una jubilación de unos 6.000 pesos que había cobrado el día antes de ser asesinado.

UNA INVESTIGACIÓN REVELADORA

Tras el hallazgo del cadáver, los peritos de la Policía Científica determinaron que los ingresos a la casa no habían sido violentados, por lo que la principal hipótesis apuntó a que la víctima conocía a su asesino y lo dejó pasar.

Los pesquisas advirtieron cierto desorden en el interior del inmueble, como si el homicida hubiese buscado dinero guardado en lugares puntuales, y que faltaban las llaves del mismo, que se cree se las llevó el asesino.

Los primeros testimonios recabados por los pesquisas apuntaron a que una mujer, con la que mantenía una relación sentimental, había estado con Rodríguez en su casa la noche anterior al crimen, por lo que se convirtió en la principal sospechosa.

Entonces el peritaje despejó todas las dudas. Se cotejó la redacción de la víctima en unos documentos por una operación inmobiliaria realizada poco antes del crimen y se determinó que esas iniciales ensangrentadas habían sido escritas por el propio Rodríguez antes de morir.

ASESINA SIN ANTECEDENTES

La acusada dijo ser ama de casa, que vive con su madre y su hijo y que no tiene antecedentes penales, aunque se negó a declarar ante la fiscal de la causa.

La mujer había conocido a la víctima en la cola del banco y después estableció una relación sentimental con ella», señaló un informante.
Si bien Peralta no fue acusada aún de las estafas, ya que es una investigación paralela que recién comienza, los pesquisas creen que este modus operandi lo llevó a cabo durante «varios años» y tuvo «varias víctimas».

Fuente: TN

Público de rally salva de morir en espectacular accidente VIDEO

Un grupo de espectadores se salvó de ser aplastados por un auto que salió volando en la Jolly Rally Valle d»Aosta, al norte de Italia, luego de esquivar, por apenas unos centímetros, a la muerte.

Uno de los autos que participaba en la competencia se despistó y dio varias vueltas. Estuvo a punto de aplastar a quienes estaban mirando la carrera, pero ellos se retiraron a tiempo y el auto no los alcanzó.

Los pilotos perdieron el control del coche amarillo en una de las curvas y se estrellaron muy cerca de los aficionados. Afortunadamente, nadie resultó herido de gravedad.

Esta impresionante escena pudo ser registrada y fue subida a la web de videos YouTube, donde ya cuenta con más de 1 millón de reproducciones.

Fuente: RPP

Morir a los 90 años producto de un infarto tras un asalto

Una anciana murió de un infarto luego de que un grupo de delincuentes la asaltó en su vivienda en la localidad bonaerense de Remedios de Escalada, partido de Lanús, informaron fuentes policiales.

El hecho ocurrió alrededor de las 10, en una casa situada en el cruce de Coronel Lugones y Dr. Luis Maspero, en la zona sur del Gran Buenos Aires. Fuentes policiales informaron que todo comenzó cuando la víctima, identificada como Aída Susana Moggia (90), se encontraba junto a la mujer que la cuidaba, Cirila Retamozo, de 75 años.

En ese momento, tres asaltantes saltaron al patio del inmueble, pero la cuidadora advirtió la situación, por lo que intentó cerrar la puerta que da al fondo. Sin embargo, los delincuentes forzaron ese ingreso y la mujer se golpeó la cadera con la mesada de la cocina.

Según las fuentes, los ladrones amenazaron a las mujeres con un cuchillo y les sustrajeron unos 2.000 pesos. Los delincuentes escaparon a la carrera luego de que Moggia comenzó a gritar, por lo que los vecinos llamaron al número de emergencias 911.

De acuerdo a los voceros, un comerciante del barrio corrió a uno de los asaltantes y lo redujo hasta que un patrullero llegó al lugar. Además, el personal policial aprehendió a otro sospechoso que portaba el cuchillo y recuperó el dinero sustraído, agregaron las fuentes.

En tanto, la mayor de las víctimas, que sufría de problemas cardíacos, se descompensó a raíz del momento que vivió y sufrió un infarto que le ocasionó la muerte. El hecho es investigado por la fiscalía en turno del Departamento Judicial Lomas de Zamora.

Fuente: Diario Hoy

Morir en el trabajo…

Matan de un balazo en el abdomen al cajero de un supermercado de Grand Bourg.

La víctima quedó en medio de un tiroteo entre delincuentes que habían entrado a robar y un policía de la Federal que estaba en el local. Uno de los sujetos resultó herido y fue trasladado a un hospital.

El cajero de un supermercado coreano fue asesinado de un balazo en el abdomen, al quedar en medio de un tiroteo entre una pareja de delincuentes que había asaltado el local y un efectivo de la Policía Federal (PFA) que se encontraba como cliente, en la localidad bonaerense de Gran Bourg, informaron hoy fuentes policiales.

El hecho ocurrió a las 22,30 de anoche, cuando un hombre y una mujer ingresaron armados al supermercado ubicado en la avenida Perón y Maipú de esa localidad del partido de Malvinas Argentinas, en tanto otro cómplice se quedó «de campana» en la puerta del comercio.

Los delincuentes se dirigieron a la caja de atención al público donde amenazaron al empleado y le exigieron la entrega del dinero, en el momento en que se encontraba atendiendo a un cliente, quien se identificó como efectivo de la PFA y sacó su arma reglamentaria.

Los delincuentes se resistieron al arresto, por lo que se produjo un tiroteo en el cual el empleado del supermercado (19), también de origen coreano, resultó herido de un balazo en el abdomen, disparado por el delincuente, quien recibió también un tiro en el cuerpo disparado por el policía.

Ambos heridos fueron trasladados al Hospital de Trauma y Emergencia de Gran Bourg, donde el joven coreano murió horas después a causa de las heridas sufridas, mientras que el delincuente (42) permaneció internado con custodia policial.

De acuerdo al informe, efectivos de la seccional local llegaron al lugar minutos después de ocurrido el tiroteo y, a unos 200 metros del supermercado, detuvieron al ladrón que se encontraba de apoyo al homicida, en tanto la mujer asaltante que había ingresado al comercio logró fugarse.

Fuentes policiales destacaron que el efectivo de la PFA que participó del tiroteo resultó ileso, y en poder del delincuente herido se secuestró un revólver calibre 32.
online-911.com

Una mujer denunció que dejaron morir a su mascota cuando la embarcó en un vuelo

perroHabía despachado a su perro en un avión de Aerolíneas Argentinas; «Lo dejaron al sol», aseguró

«Murió de calor antes de embarcarse». Esa fue la razón que adujo el veterinario que lo revisó minutos después de que se confirmara que había fallecido. Se trata de un perro de raza pug que tenía previsto viajar con destino a Río Gallegos.

«Lo despaché a la 1.30, cuando el vuelo salía a las 3, y lo dejaron al sol», denunció indignada su dueña, de nombre Constanza. La mujer reclamó que las compañías aéreas «no se fijan cómo viajan las mascotas». El vuelo, de Aerolíneas Argentinas, salió desde Aeroparque.

Según comentó Constanza en diálogo con TN, el especialista que lo revisó precisó que el animal sufrió «un colapso de los pulmones y tuvo una hemorragia nasal».

Ya pasaron dos días de lo ocurrido y reclaman ahora una respuesta por parte de la empresa. «Aún no tuvimos ninguna», advirtió la dueña. LA NACION se comunicó con voceros de la compañía, pero hasta el momento no dieron su versión sobre lo ocurrido..

Fuente: La Nación

MORIR PORQUE SÍ

Angeles
LA DÉCADA CAMBIADA PARA ANGELES y TODAS LAS MUERTES Y DESAPARICIONES EN DEMOCRACIA…

«Podría tratarse de un delito raro, de algo que no debería someterse al análisis ordinario de la inseguridad, pero lamentablemente, nos toca vivir bajo un gobierno que también es parte de la ola de inseguridad. Y nadie le puede exigir a quienes violan sistemáticamente la ley que hagan algo para que esa misma ley se respete».

Probablemente no se trate de un hecho delictivo habitual. Una chica murió. La hija de alguien fue asesinada. La sobrina de un fulano fue matada. A una amiga de un flaco le robaron la vida. A la compañera de varios pibes le cortaron el camino. Una mujer que podría haber llegado a mucho o a poco, pero que nunca lo sabremos porque alguien le quitó esa oportunidad de ser dueña de los destinos de su propia vida.

Es posible que no sea un caso más de inseguridad, sino que se trate de una cuestión extraordinaria en ese mundo al que tanto nos malacostumbramos. Pero funciona como caso testigo ante esta cotidianidad de hechos que nos sedan de a poquito hasta que algo nos sacude la modorra. Hace unos años, un ratero, punga o descuidista era motivo más que suficiente para la indignación colectiva. Tiempo después, el robo de automóviles, sus estéreos y los saqueos de viviendas temporalmente deshabitadas, sembraron estupor en la sociedad. Más adelante, las noticias sobre robos en banda y con armas se hicieron parte del desayuno como el pan con manteca. Más cerquita, acá a la vuelta en el tiempo, empezaron a aflorar los secuestros extorsivos. Todos y cada uno de estos delitos fueron incorporándose a la vida del ciudadano común como una factibilidad del día a día, como algo que puede pasar por el mero hecho de vivir en sociedad. Nos acostumbramos y, de esa realidad en la que un sencillo robo podía salir en la tapa del diario, llegamos a esta situación en la que en la cola del supermercado podemos escuchar que a Juan lo bajaron del auto en un semáforo, que a Gustavo se lo llevaron a pasear por los cajeros automáticos, que a Fernando le entraron a robar al negocio dieciséis veces en dos meses, que al hijo de tu amiga lo cagaron a trompadas para sacarle el celular que le compraste para que esté más seguro, que al viejo de tu compañero del trabajo lo pasaron al más allá de un corchazo por resistirse a que le entren a la casa, que a la octogenaria madre de tu amigo le entraron a robar la jubilación pedorra que cobra por toda una vida de laburo y, por si no alcanzara, la ataron y molieron a golpes.

Puede ser que no se trate de un caso más de inseguridad, de esos que no se pueden prevenir porque no podemos pretender que haya un policía por cada ciudadano. Sin embargo pega. Y pega por todos esos casos que sí podrían prevenirse y por los que se hace poco y nada al respecto. Jode porque sólo hay tres formas de ver un policía: en el lugar del hecho, tarde y con el delito consumado, en la Comisaría al hacer la denuncia, o de a miles para custodiar que los integrantes de la patria del aguante no arruinen sus ya penosas vidas en un partido de fútbol que sirve sólo de excusa para ver cuál hinchada la tiene más larga. Jode por cuestiones tan elementales que ni siquiera caben en el axioma clasemediero y conformista de “los derechos humanos son sólo para los delincuentes”, cuando a la inmensa mayoría ni nos calienta qué le puede pasar al que nos hace algo, sino que, sencillamente, no queremos que nos hagan nada. Jode, y mucho, porque cada vez que alguien se queja, tiene que pedir disculpas por haber dicho lo que sintió, como si los sentimientos no controlaran nuestras acciones, como si fuéramos robots autómatas salidos de la línea de montaje de Fabricaciones Progresistas, programados para cantarle a la vida, a la integración y a la igualdad mientras nos fajan por un par de monedas. Jode, y demasiado, porque tenemos que meternos la lengua donde no pega el sol y sentir culpa, penosa y pedorra culpa, por haber reaccionado con violencia verbal ante el ataque de la violencia física y psicológica de quien entra de prepo en nuestras vidas para quitarnos lo poco o mucho que llevamos encima. Jode, y vaya que jode, porque nos llevaron a la ridiculez extremadamente pelotuda de tener que agradecer porque “nos trataron bien, al menos no nos mataron”, cuando nos sacaron los que nos costó laburo conseguir y, por si fuera poco, nos mandaron al psiquiatra para poder dormir por las noches.

En una de esas, no sea tan sólo un caso para sumar a la sensación de inseguridad. Puede que no, pero pasa que eso que comenzó como una ola de delitos se convirtió en una pileta olímpica con trampolín, donde el Estado es el bañero gordo que se pone a tomar sol y a mirar culos con carpa mientras nos ahogamos. Casos como el de una sencilla adolescente que fue violada y asesinada, impactan, y lo hacen más allá de la indignación simple: es la paranoia perpetua de vivir con miedo desde el mismísimo momento en que empezás a querer a alguien, sean tus viejos, tus hijos, tus amigos o tu mujer. Es el cagazo tremendo, pero no a que te dejen, sino a que te los arranquen de la vida. Es el terror de saber que la persona que amás puede desaparecer, antes por acción del Estado, hoy por la inacción del mismo.

Por ahí sea cierto que no se trate de un caso de inseguridad más, pero es una muestra en oferta en la vidriera de lo que nos altera la normalidad de nuestras vidas, de una sociedad diezmada en sus valores más fundamentales de respeto por la vida, de respeto por la propiedad privada del producto del esfuerzo personal, de respeto por el otro, de respeto, de respeto, de respeto.

Quizás no sea un hecho más de delincuencia, uno más del montón, pero sabemos que a una chica la sacaron del curso habitual de su día, de esa rutina que sus padres tenían por normal. Y sabemos que la violaron, que la mataron y que, finalmente, la trataron como lo que consideran que es cualquier otro ser humano: un cacho de carne desechable. La tiraron a la basura, la descartaron cuando ya no les sirvió, y es precisamente ese uno de los temas por los cuales el caso también me impacta a mí, en lo personal. Y es que no somos otra cosa que un cacho de carne, una góndola portadora de lo que el eventual delincuente desea y no sabe/no le interesa aprender a conseguir de un modo legal, sea un par de zapatillas, un celular o efectivo. Somos entes sin nombres que nunca tuvieron infancia, que no tienen padres, que no tienen hermanos, que no tienen hijos, que no tienen proyectos, que no tienen sueños, que no tienen otra cosa para darle a la sociedad que ser proveedores descartables y sumisos de lo que el otro quiere ya, porque le pintó, porque le gustó, porque se le cantó que así tenía que ser.

Puede ser que no se trate de un hecho delictivo más, pero sucede que nos exigen paciencia, que nos piden comprensión para el más necesitado, que nos intiman a que nosotros, pobres boludos laburantes, nos hagamos cargo por nuestros medios de lo que nosotros no generamos. Como si fuéramos nosotros los que quisimos que saquearan el país una y otra vez, como si fuéramos nosotros los que impulsamos leyes pedorras que atan de manos a la justicia, como si fuéramos nosotros los que pedimos que vaciaran las calles de uniformados de la Policía Federal, como si fuéramos nosotros los que le damos cientos de millones de dólares a una asociación de fútbol que no hace absolutamente nada para evitar que ingresen barrabravas a un estadio, como si fuéramos nosotros los que hicimos todo lo necesario para esconder la pobreza de villas que crecen a pasos agigantados, como si fuéramos nosotros los que barremos bajo la alfombra a las familias enteras que viven en la calle sin que nadie las notifique de que ellas son las campeonas de esta década ganada. En sus casillas de la villa o en sus habitaciones de casas tomadas, los que no tienen nuestro poder adquisitivo miran por la tele las mismas publicidades que nosotros y desean lo mismo que nosotros, pero nadie se ha calentado en explicarles cómo conseguirlo y, los que lo entienden, no tienen acceso a esas oportunidades.

Puede que sea un hecho excepcional, y hasta es probable que se trate de un violeta de clase alta, con mucama, cinco rubiecitos y coche importado en la puerta del chalet, dado que el perfil del violador no reconoce poder adquisitivo ni nivel educativo, pero a quién puede importarle si el delito se consumó igual, si el Estado no nos cuidó del otro al que ahora llama Patria, si una piba con uniforme escolar puede desaparecer de la calle a plena luz del día sin que nadie vea nada, si en zona de ingreso y egreso de escolares no hay más presencia policial. ¿Acaso deberíamos analizar el contexto social en el que se desarrolló el delito? ¿Con qué fin, sólo para pedir disculpas al victimario convertido en víctima? Durante años nos taladraron la cabeza con que la delincuencia es producto de la falta de inclusión, de la carencia de oportunidades, de la marginalización, de la pauperización de la sociedad. Y durante otros años nos llenaron los gobelinos con afirmaciones que nos dicen que la pobreza casi no existe, que la inclusión es una realidad por obra y gracia de la oratoria de la Presi, que las oportunidades ahora son para todos, porque sí, porque así lo dice algún spot de Canal 7. Sería interesante ver qué opinan de los hechos de los últimos tiempos, si es que los fundamentos progres de la delincuencia eran truchos o si lo trucho es El Modelo. No sé, quizás los grosos de la vida podrían armar un debate para definir si es importante que hayan violado, matado y arrojado a la basura a una mocosa, o vale más reconocer que éstas son cosas que utilizan las corporaciones multimediáticas para opacar que Néstor nos devolvió la dignidad de cagarnos muriendo de un corchazo en manos de un fumapaco, pero con ideales y la reinstauración de la discusión política. Y todavía hay gente que se ofende porque puteamos a quienes dirigen los destinos del país desde hace más de una década. ¿A quién deberíamos putear, campeones morales, a Dios?

La alienación de algunos sujetos es total, la ausencia de esos signos que nos diferencian del resto de los homínidos es absoluta. El domingo pasado, integrantes de la hinchada de Independiente salieron en directo para todo el mundo saltando sobre sus puños, en plena danza belicosa subsahariana. Ante las cámaras se mostraron sus rostros descubiertos mientras destrozaban y agredían al resto. Ni se suspendió el partido. Al día siguiente asesinaron a un hincha de Lanús y Canal 7 demoró casi una hora en anunciar lo que todos ya sabíamos. Así, mientras el Estado nos demuestra que no puede hacer mucho para evitar la violencia en las canchas, pero al menos la transmiten en directo, algunos defensores del gobierno se ofenden porque los medios le dieron demasiada cobertura a la violación y asesinato de una menor de edad, por tratarse de “una chica de Palermo”. A estos mamertos, les tengo una noticia: gran parte de La Cámpora de Capital Federal también es de Palermo y, por ende, vecinos de la víctima.

Ya no sé bien cuál es la forma medianamente humana de abordar el tema, dado que todo lo que me enseñaron debería haberse aplicado hace tiempo, y hoy me da a que son recetas inabordables. ¿Cómo se le explica a un pibe que debe esforzarse en el laburo para adquirir lo que desea si la inflación le morfa los talones y en una tarde de choreo puede juntar la misma guita que a nosotros nos lleva meses de laburo? ¿Cómo se abordan los delitos contra la integridad sexual si cualquier medida en su protección es considerada inhumana? Estaría bueno que alguno de estos millonarios que tenemos por luminarias del Estado nos lo explique y lo lleven adelante, en vez de pedirnos que dejemos de quejarnos y propongamos las soluciones. Ya bastante caros nos salen ¿Encima pretenden que hagamos el trabajo de ellos? No hace demasiado tiempo, Berni, Secretario de Seguridad y Guardián de la Galaxia, afirmó que la jurisdicción de la Policía Federal Argentina es la Ciudad de Buenos Aires. ¿Y, qué hacemos? Mientras tanto, tenemos que fumarnos a faros de la moralina como Lubertino que, sin sonrojarse, afirma que falta iluminación en la zona en la que levantaron a la víctima, como si hiciera falta más luz que la del sol a las diez de la matina. Al menos Lubertino mantuvo la altura de cuando pidió que “ante la eventualidad de una violación, hay que pedirle al atacante que se coloque un preservativo”.

Podría tratarse de un delito raro, de algo que no debería someterse al análisis ordinario de la inseguridad, pero lamentablemente, nos toca vivir bajo un gobierno que también es parte de la ola de inseguridad. Y nadie le puede exigir a quienes violan sistemáticamente la ley que hagan algo para que esa misma ley se respete.

Mercoledì. Probablemente no sea un caso más de inseguridad. ¿Pero a qué más nos deberíamos acostumbrar?

La próxima la seguimos con las últimas partes de La Década Cambiada.

Comer mucha carne procesada sube el riesgo de morir más joven

Aquellos que consumen más de 20 gramos de carne procesada al día tienen más riesgo de desarrollar cáncer. Salchichas, jamón, tocino y otras carnes procesadas podrían aumentar el riesgoAquellos que consumen más de 20 gramos de carne procesada al día tienen más riesgo de desarrollar cáncer. Salchichas, jamón, tocino y otras carnes procesadas podrían aumentar el riesgo de morir joven, según un estudio en el que participaron más de medio millón de europeos.

La investigación, publicada en la revista especializada BMC Medicine, concluyó que las dietas con un alto contenido de carne procesada están ligadas a enfermedades cardiovasculares, cáncer y muerte temprana. Los investigadores explicaron que la sal y las sustancias químicas usadas para preservar la comida pueden ser dañinas para la salud. La organización British Health Foundation sugirió optar por cortes de carne magra.

Para el estudio se hizo un seguimiento a personas de diez países europeos durante casi 13 años. Los investigadores descubrieron que la gente que comió mucha carne procesada también era más propensa a fumar, ser obesa y tener otros comportamientos que se relacionan a daños en la salud.

Sin embargo, los especialistas señalaron que incluso después de que se tomaron en cuenta estos factores de riesgo, la carne procesada todavía era dañina para la salud.

El alto consumo de carne, especialmente procesada, está asociado a un estilo de vida menos sano», sostiene Sabine Rohrmann, de la Universidad de Zurich.

Una de cada 17 personas que fueron seguidas en el estudio murió. No obstante, aquellos que comieron más de 160 gramos de carne procesada al día (aproximadamente dos salchichas y una tira de tocino), eran 44 por ciento más propensos a morir en un tiempo típico de seguimiento de 12,7 años, que aquellos que sólo comían 20 gramos.

«Pero después de ajustar los factores de confusión como el cigarrillo y la obesidad, entre otros, creemos que hay un riesgo en el consumo de carne procesada». La especialista agregó que «dejar de fumar es más importante que cortar el consumo de carne. Aunque yo recomendaría a la gente que también reduzca la ingesta de carne».

¿Qué es la carne procesada? Se refiere a carnes con conservantes, curadas o saladas. El jamón, tocino, salchichas, salame, chorizo y embutidos son algunos ejemplos. Las hamburguesas y la carne picada sólo cuentan como carne procesada si han sido conservadas con aditivos de sal o químicos.

Hasta el jamón

La especialista Ursula Arens, de la Asociación Británica de Nutricionistas, señaló que incluso los jamones y las salchichas de buena calidad son clasificados como procesados, mientras que las hamburguesas hechas en casa con carne fresca no lo son.

«Para la mayoría de las personas no hay necesidad de bajar el consumo de carne roja fresca. Para aquellos que tienen un alto consumo de carne roja a diario, se les recomienda que deberían moderarlo».

Roger Leicester, cirujano consultor y miembro del Grupo Asesor de la Carne, dijo que estaba de acuerdo en que «la gente debe comer pequeñas cantidades de carne procesada».

Rachel Thompson, del Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer, dijo que este estudio ofrece evidencias sobre los daños que la carne procesada puede acarrear a la salud.

«Nuestra investigación, publicada en 2007 y confirmada en 2011, ofrece fuertes evidencias de que la carne procesada, como la tocineta, el jamón, el salame y algunas salchichas, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de colon», concluyó Thompson.

Fuente: http://www.diariouno.com.ar

«Era hora de matar o morir»: Ordenan liberar al joyero que mató a ladrón durante asalto

«Era hora de matar o morir», declaró ante la Justicia.
Fernando Blanco (40) fue conducido hasta la comisaría tercera, donde será sometido a una revisión médica y luego quedará en libertad. Había quedado preso tras matar a puñaladas a uno de los dos delincuentes que quisieron robarle.

La Justicia ordenó liberar esta tarde al comerciante que ayer mató a puñaladas a uno de los dos delincuentes que lo asaltaron en un edificio de la zona de Tribunales, informó esta tarde su abogado, Gonzalo Romero Victorica.

El hombre, identificado como Fernando Blanco (40) fue conducido hasta la comisaría tercera, donde será sometido a una revisión médica y luego quedará en libertad, agregó el letrado en la puerta del Palacio de Tribunales porteño.
El hecho ocurrió pasadas las 9 del jueves 16 en el sexto piso de un edificio situado en la calle Talcahuano 178, a sólo tres cuadras del Palacio de Tribunales, donde tiene su oficina comercial Blanco, un joyero que se dedica a revender al por mayor bijouterie, alhajas y accesorios que importa.

El hombre y dos empleados fueron sorprendidos por dos delincuentes que, armados con cuchillo y aparentemente un arma de fuego, los esperaban escondidos en el pasillo, en el sector de las escaleras.

Ante esta situación, el joyero comenzó a forcejear con uno de los asaltantes, logró quitarle el arma blanca y lo apuñaló, mientras que el cómplice escapó del lugar por las escaleras
26noticias.com

Para los vecinos, la plaza San Martín es «tierra de nadie»

Coinciden en que abundan los arrebatadores y ladrones, y en que hay muy pocos policías.
«Estamos servidos en bandeja para los delincuentes», dice Amalia, una vecina de 50 años que vive en Libertad y Libertador, en Retiro. Su testimonio es uno de los muchos que pudo recoger LA NACION en una recorrida por el barrio durante las últimas horas. Todos se mostraron tan indignados como indefensos después de conocerse la noticia del asesinato, anteayer, del fotógrafo naturalista francés Laurent Schwebel, de 52 años, al resistirse al robo de su cámara profesional.

El perímetro comprendido por la Avenida del Libertador, Montevideo, Santa Fe y las plazas San Martín y Fuerza Aérea, más las veredas de las terminales de trenes, se han convertido en un blanco muy atractivo para arrebatadores violentos.

Las víctimas son diversas. Los delincuentes pueden elegirlas entre turistas, personas que todos los días transitan por la zona para ir a trabajar y también vecinos. Los hechos son variados: arrebatos, salideras bancarias, robos con arma y asaltos en casas y en comercios.

«La policía ni se ve por acá», cuenta Alicia García, una vecina de la calle Arroyo al 800. «A veces pasa un patrullero. Como para que no se diga que no pasaron», dijo.

«Podemos decir que no hay tantos robos de autos», ironizó Julio, de 40 años, funcionario judicial, quien hizo esa afirmación a partir de la cantidad y variedad de delitos que se registran ahora en el barrio.

«Roban a la gente que sale del Banco Francés, de Arroyo y Pellegrini; del Santander Río, de Juncal y Esmeralda. Les sacan la cartera cuando vuelven caminando, entran en las casas, hay de todo», relató indignada Alicia.

Según la mujer, los arrebatadores no necesariamente se movilizan en motos. «Esperan a la gente en la esquina y la siguen. A una cuadra le muestran un arma, le piden el dinero y luego escapan corriendo», dijo.

«El problema está en las calles que desembocan en Libertador», dijo Marcelo, encargado de un edificio en Juncal y Esmeralda. «Allí los delincuentes escapan rápidamente a través de los alambrados agujereados y se van por las vías o se esconden en la Villa 31,» señaló.

En ese barrio los vecinos también fueron víctimas de la inseguridad. Durante la última semana, los habitantes de la Villa 31 cortaron el tránsito en inmediaciones de la Terminal de Omnibus de Retiro para reclamar seguridad y por el esclarecimiento del homicidio de una adolescente de 13 años, ocurrido durante un robo.

Las denuncias por falta de seguridad en las adyacencias de la plaza San Martín no son nuevas. La ONG Defendamos Buenos Aires hizo una presentación hace dos años, por los arrebatos que había sobre Libertador. «La situación no cambió, sigue siendo la misma. Los delincuentes roban sobre Libertador o una de las calles que desembocan en la avenida, cruzan el semáforo en rojo y luego se escabullen por agujeros en los alambrados», explicó a LA NACION el abogado Javier Miglino, titular de la organización.

Las roturas en el cerco que separa a la Avenida del Libertador de los terrenos de la Organización Nacional de Bienes del Estado (Onabe), se pueden apreciar desde Montevideo hasta Suipacha. «Son hechos por los mismos delincuentes que los usan para escapar por los terrenos de la Onabe o para esconderse en los pasillos de la Villa 31», dijo Miglino.

Susana Varsi, vecina de un edificio de la calle Arroyo, entre Suipacha y Esmeralda, dijo que «la inseguridad está en todos lados, pero llama la atención que en un barrio con bancos, galerías de arte y residencias tan tradicionales no haya presencia policial. Todos nos merecemos poder vivir seguros por igual, pero quisiera saber qué se hace con la cantidad de dinero que pagamos de impuestos, que es muchísima».

La zona comprendida por las plazas San Martín, Fuerza Aérea Argentina y Cañada fue históricamente señalada como peligrosa.

«Hace más de diez años que cruzo esta zona todos los días y siempre fue peligroso. Ni hablar de noche. La peor son las plazas San Martín y Fuerza Aérea. Siempre fue tierra de nadie», dijo Miguel Giorgi, empleado de comercio, de 36 años.

«El trayecto desde Alem y San Martín hasta las terminales de trenes es muy complicado. Los ladrones caminan a la par tuya y si no les das algo de plata, te amenazan y te meten la mano en la mochila», agregó.

Alejandro, quien atiende un puesto de diarios situado en la esquina del hotel Sheraton, en San Martín y Alem, coincidió con Giorgi y dijo que «lo peor es a partir de las 18, cuando la mayoría vuelve a sus casas».

Los comercios también son blanco de los asaltantes. La semana pasada, un grupo de delincuentes intentó ingresar en el local de Maru Botana, en Suipacha al 1300. Lograron romper uno de los vidrios, pero se activó la alarma, se asustaron y huyeron.

«Todos los días viene gente a pedir. Por lo general los convidamos con algo, pero a veces quieren dinero y empiezan a molestar a los clientes», contó un empleado del citado local gastronómico.

«A fin de año entraron en una perfumería y una farmacia, situadas sobre Arenales al 800, luego cruzaron y robaron un supermercado que está sobre la cuadra siguiente», relató Virginia, encargada de un edificio en Arenales y Suipacha.

Para evitar los asaltos, muchos comercios optaron por cerrar las puertas con llave durante la tarde. Tal es el caso, según los vecinos, de un supermercado que está en Arroyo y Esmeralda. El temor les llegó a todos.

«¿CÓMO PUDO MORIR EN BUENOS AIRES?»

«Por su trabajo estuvo cerca de tiburones y de lobos, lo mandaron a lugares tan peligrosos como Libia o Siria… ¿Cómo es que pudo morir en Buenos Aires? ¿Por qué tuvo que ir allí esta vez?», se preguntó ayer ante la prensa Christine Schwebel, hermana menor del fotógrafo francés asesinado.

UNAS 750.000 PERSONAS PODRIAN MORIR DE HAMBRE EN CUERNO DE AFRICA

Nairobi, 5 de septiembre (Télam).- Alrededor de 750.000 personas podrían morir de hambre en el Cuerno de África, en particular en Somalía, debido a una sequía excepcional, advirtieron hoy las Naciones Unidas. «En total, cuatro millones de personas se encuentran en situación crítica, de las que 750.000 corren el riesgo de morir en los próximos cuatro meses en ausencia de una respuesta adecuada» en términos de ayuda, dijo en un comunicado la Unidad de Análisis de la ONU para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición. Al hacer el anuncio, el organismo precisó que la hambruna se había propagado a la región de Bay. Bay es la sexta región de Somalia afectada desde que la ONU declaró la hambruna en julio en un país destrozado por la guerra, que dejó a 4 millones de somalíes, el 53 por ciento de la población, sin capacidad para cubrir sus necesidades alimenticias. Cientos de personas están muriendo cada día y al menos la mitad de ellas son niños, dijo Grainne Moloney, de la ONU, tras pronosticar que las regiones restantes del sur de Somalia caerán en la hambruna a fines de año. «La tasa de malnutrición (entre los niños) en la región de Bay es del 58 por ciento. Se trata de una tasa récord de malnutrición aguda», puntualizó Moloney, asesora técnica jefe del organismo de las Naciones Unidas. En el primer balance de las Naciones Unidas, hecho en julio, el organismo calculaba que unas 450.000 personas estaban en peligro de muerte sólo en Somalia, donde viven menos de ocho millones de personas, recordó la agencia Europa Press. «Decenas de miles de personas ya murieron, de las que más de la mitad eran niños», puntualizó el organismo. «Si el nivel actual de respuesta (a la crisis humanitaria) continúa, la hambruna seguirá progresando en los próximos cuatro meses», agregó. El estado de hambruna es definido por las Naciones Unidas cuando se cumplen al menos tres condiciones: que un 20% o más de los hogares enfrenten una grave penuria alimentaria, que el 30% de la población sufra desnutrición aguda y que se registre una tasa de mortalidad diaria de 2 sobre 10.000 personas. Al 1 de septiembre, sólo se había abonado el 59% de la ayuda solicitada para el conjunto de los países del Cuerno de África afectados por la sequía, o sea poco más de 1.000 millones de dólares sobre 2.400 millones, según cifras de la ONU. Alrededor de 12,4 millones de personas residentes en el Cuerno de África sufren la peor sequía en décadas y necesitan ayuda humanitaria, según la ONU. Somalía es el país más afectado debido a la guerra civil en la que está inmersa desde 1991. El conflicto destruyó buena parte de sus infraestructuras y dificulta mucho el acceso al centro y al sur del país.