El «histórico» triunfo en Río Negro bajo la unión de enemigos por votos

Gobernar a como de lugar. ¿Importa el signo? Radicales, peronistas, socialistas, todos pueden ser K cuando de juntar votos se trate. Y amigos o enemigos, la Rosada cierra tratos porque, vaciados de sentido los partidos, de lo único que se trata es de ganar.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- El ex duhaldista Carlos Soria logró la gobernación de Río Negro, terminando con la hegemonía del radicalismo en la única gobernación que conservó ininterrumpidamente desde 1983.

Para la Rosada, de todas maneras, la diferencia era relativa: competía contra un radical K, César Barbeito. Así, cualquier resultado le garantizaba el triunfo en lo que sería el ciclo de las 13 competencias provinciales escalonadas, de cuyos resultados puede decirse, entre otras cosas, que:

> 2 provincias de las 13 que votaron, ambas radicales, cambiaron de dueño: la primera y la última del calendario. Sucedió en Catamarca, que era ‘UCR estricta’ (la kirchnerista Lucía Corpacci se impuso al oficialismo local de Eduardo Brizuela del Moral), y Río Negro que pertenecía al radicalismo K.

> En Chubut, Martín Buzzi, delfín de Mario Das Neves, se pasó tras su triunfo a las huestes del FpV, en pos de tener un futuro político viable.

> José Manuel de la Sota venció también sin oficialismo y habló de «cordobesismo», pero pronto cedió en pos de la caja.

> Falta que 9 provincias elijan presidente y gobernador el 23 de octubre (Buenos Aires, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, San Juan, San Luis y Santa Cruz). Todas tienen mandatarios justicialistas, salvo San Luis con los Rodríguez Saá, se encuadran junto al FpV.

> El radicalismo se queda sólo con 2 provincias: Corrientes, y Santiago del Estero, que es radical K.

> De los panoramas mendocinos, pampeano y entrerriano, sólo en una podría recobrar fuerzas el radicalismo.

> 4 provincias siguen siendo gobernadas por “terceros partidos”: reeligieron fuerzas que no son ni peronistas ni radicales. Se trata de Neuquén (Movimiento Popular Neuquino); Ciudad Autónoma de Buenos Aires (PRO), Santa Fe (socialismo) y Tierra del Fuego (Partido Social Patagónico).

Casi no quedan dudas de que el Gobierno apostó por reinstalar al peronismo, y como con Catamarca, la primera elección del año en la que el kirchnerismo logró dar vuelta un largo período de hegemonía del oficialismo local, en la última parada antes de las presidenciales de octubre, se llevó otra victoria de la mano de Soria.

No es menor el dato de que el electo goberndor es un hombre con quien la Presidente se había enfrentado y hasta lo había acusado de espiarla a ella y a su marido cuando fue jefe de la SIDE. Pero no importó. El ex presidente Néstor Kirchner había cerrado en vida el acuerdo con el ex secretario de Inteligencia de Eduardo Duhalde y ayer la jefa del Estado celebró el triunfo.

Tampoco le importaba a Soria. Era cuestión de votos. Tampoco le importa a De la Sota, a Scioli, a Urtubey, entre otros.

Así a pesar de las diferencias que la habían distanciado, la Presidente recibió a Soria varias veces en su despacho de la Casa Rosada. Incluso él participó de actos oficiales en Balcarce 50. Siempre estuvo acompañado por Picheto, jefe de bloque de los senadores kirchneristas.

La jefa del Estado se sacó fotos junto con su candidato para la campaña y envió a sus funcionarios para que lo acompañaran.

Una de las razones que pesaron para que la Presidente se volcara por Soria fue la mala imagen que tenía Saiz. «Venía muy en baja», sostenían anoche desde el gobierno nacional para justificar el incómodo apoyo a Soria. Para la Casa Rosada, se trataba de ganar.

Soria nació en Bahía Blanca, en 1949. Es abogado y fue titular de la SIDE durante el gobierno interino de Eduardo Duhalde, lo que le trajo no pocos dolores de cabeza: ocupó ese cargo justo cuando se produjeron los asesinatos de Kosteky y Santillán, la conocida como “Masacre de Avellaneda”, por la que su jefe político debió adelantar las elecciones. La actuación de Soria, como la de otros funcionarios de ese Gobierno, fue cuestionada por organismos de derechos humanos y otros sectores. La muerte de los dos piqueteros le costó el puesto.

Soria fue ministro de justicia y seguridad de la provincia de Buenos Aires nombrado por Eduardo Duhalde en octubre de 1999, cargo en el cual estuvo dos meses para luego asumir como diputado nacional por esa provincia. Luego de la renuncia de Fernando De la Rúa a la presidencia en 2001, Duhalde fue electo presidente interino por la asamblea legislativa, Soria es convocado por el presidente como SIDE en los términos de la ley 25.520, cargo al que renunció en el mes de julio del año 2002, para postularse a la gobernación de Río Negro, y perder ante Miguel Saiz.

Esta vez, como para la Rosada, el asunto se «trataba de ganar».