La presentación de Teófilo Gutiérrez en «El Millonario» se hizo esperar. Entra idas y vueltas por el pago de su pase y el envío del transfer, el colombiano pisó por primera vez el césped del Monumental un mes después de su arribo a Buenos Aires.
Teo salió al campo con una gran sonrisa, que daba cuenta de su alivio por poder ponerse la camiseta con la banda roja de una vez por todas. Tras ese gesto amable en la previa, el colombiano, al igual que el resto de su equipo, tuvo un partido discreto, que logró maquillar sobre el final con su primera conquista.
Durante la primera etapa, el ex Racing se paró de centrodelantero, como referente en el área para los avances del elenco local. Molestando en medio de los dos centrales de Colón, Teo cumplió el rol de encargado de definir las jugadas que pudiesen generar sus compañeros.
Sin embargo, esa estrategia conspiró contra el juego del delantero que, debido a la falta de fútbol asociado y de creatividad en la ofensiva del «Millonario», entró poco en contacto con la pelota.
Sobre los 9 minutos, Rodrigo Mora envió un centro que Teo no llegó a cabecear debido al buen anticipo del arquero Montoya.
A partir de ese momento, el colombiano retrocedió unos metros para lograr hacerse del balón. Así, a los 16, pudo enganchar para limpiar el panorama y meter un pase para un compañero en una jugada que pronto se diluyó.
La situación no se modificó durante la segunda parte. A Teo no le llegaba la pelota y eso lo obligaba a bajar o a volcarse a las bandas. Sumado a eso, la dura marca de Carniello complicaba las chances del ex Racing de desplegar su habilidad.
Corrían 12 minutos cuando el delantero recibió una habilitación en el área y sacó un remate que rebotó en la mano de su marcador, por el que todo el estadio reclamó penal.
Sobre el final iba a llegar su máximo aporte. Con River abajo por 2-0 en el marcador, el colombiano maximizó sus esfuerzos para encontrar una chance de gol. De esa manera, a los 43, Teo pudo conectar un centro y marcar el descuento que ilusionó a River con un agónico empate que nunca llegó.
El jugador de la selección de Colombia no ocultó su bronca por una de las últimas jugadas, donde un defensor de Colón despejó una pelota con la mano en el área, lo que le impidió quedar solo para convertir lo que hubiera sido la igualdad.
Aunque no pudo brillar ni tener un gran despliegue, el colombiano se mostró permanentemente a sus compañeros y pidió la pelota. Además, evidenció sus grandes ansias de convertir, algo que logró concretar sobre el final.
Fuente: Infobae