Vuelve a tronar en las cacerolas un masivo mensaje de malestar


Multitudinarias protestas contra el Gobierno en las principales ciudades de la Argentina. Una eventual reforma de la Constitución, el «cepo» cambiario, la impunidad, la inseguridad y el Indec fueron lo más repudiado

Así fue el cacerolazo en la plaza Independencia
Banderas celestes y blancas. Cacerolas y tapas de ollas golpeadas con cucharones. Aplausos antes y después de cantar el Himno Nacional. Y pancartas que sintetizaban los cuestionamientos que circulaban de boca en boca. Así se veía y se oía anoche la plaza Independencia desde las escalinatas de la vallada Casa de Gobierno, en el corazón de San Miguel de Tucumán.
A partir de las 20.15 comenzaron a llegar los manifestantes que se convocaron mediante las redes sociales Facebook y Twitter, fundamentalmente. Media hora después, la plaza estaba colmada. Las calles 25 de Mayo y San Martín estaban repletas, al igual que sus veredas.
Los pocos dirigentes políticos de la oposición que participaron de la movilizaron se mezclaron entre la muchedumbre que agrupaba desde jubilados hasta médicos autoconvocados del Siprosa, pasando por matrimonios con niños en brazos. Los jóvenes fueron el componente distintivo de una protesta que fue pacífica en todo momento. Incluso, cuando una veintena de militantes kirchneristas irrumpieron con pancartas que llevaban dibujadas los pañuelos que son el símbolo de Abuelas y de Madres de Plaza de Mayo.
«Preparé un guiso con 15 pesos… y me cayó la AFIP», ironizaba un cartel colocado sobre una camioneta que se había colado por 25 de Mayo. «Se siente, se siente, el pueblo está presente», cantaban los que llevaban la pancarta que atribuía la afirmación «Yo debo ser temida, vos nos», a la presidenta, Cristina Fernández. «Salvemos a la Argentina», invitaban a viva voz los que le asignaba al vicepresidente, Amado Boudou, la aserción «Yo gozo de impunidad, vos no». «El pueblo unido jamás será vencido», coreaba el que enarbolaba el cartel según el cual «yo elijo que podes comprar y vender, vos no» le cabe al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Informalmente, policías apostados en el palacio gubernamental calculaban que había unas 5.000 personas. Según los manifestantes, sumaban el doble.

Heterogeneidad

Manifestaciones como la de Tucumán se repitieron en las principales ciudades de la Argentina. Las de Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Salta, Bariloche y Bahía Blanca estuvieron entre las más multitudinarias.
En la ciudad de Buenos Aires, los puntos de concentración fueron las esquinas de Callao y Santa Fe, y de Córdoba y Pueyrredón, así como también la plaza de los Dos Congresos y el Obelisco. Todas las columnas confluyeron en la Plaza de Mayo. Simultáneamente, hubo un cacerolazo frente al ingreso a la residencia presidencial de Olivos.
La jefa de Estado se encontraba en San Juan, donde encabezó un acto por la inauguración de dos plantas industriales. «Yo nerviosa no me voy a poner ni me van a poner, que se queden tranquilos», fue su mensaje.
La cobertura informativa de las agencias de noticias y de la televisión nacional, así como los comentarios en las redes sociales, daban cuenta de la heterogeneidad de reclamos de los manifestantes. «Por la libertad y la defensa de la Constitución», «No se come con $ 6», «Contra la inseguridad», «Cris, no te tenemos miedo», «Pensar diferente está bien», «Contra la corrupción y la inflación», «Contra la re-reelección» y «Por la defensa de las instituciones» se leía en los carteles.
Los entrevistados también exigían condena para los culpables de la tragedia ferroviaria de Once y criticaban los datos del Indec, el cepo cambiario y las restricciones para viajar al exterior.

«Estás invitado para salvar Argentina»
El grupo «Ciudadanos de las Redes Sociales» distribuyó un volante en el que convocó a la población a unirse contra el gobierno central. Su intención es crear una organización como la de los venezolanos, que unió a la oposición detrás de un solo candidato. «Si el oficialismo gana las legislativas 2013, prepárate para vivir como en Venezuela», advierten.

REPERCUSIONES EN CALLES Y PLAZAS

«YO PUEDO HACER LO QUE QUIERO CON MI DINERO».- «Es un atropello contra la propiedad privada, yo puedo hacer lo que quiero con mi plata», dijo Mario Blanco, en Buenos Aires, en alusión a las restricciones para comprar dólares que el Gobierno aplica para detener una fuga de capitales. (Reuter)